Recurrir a un refresco light
Las horas centrales de la tarde son las más críticas para acabar liándola con la alimentación. Es cuando empezamos a notar el cansancio, se nos cierran los ojos y la fuerza de voluntad ya flaquea. Así que, lo más normal es que acabemos asaltando la máquina de vending de la oficina o la nevera, si ya has llegado a casa. Para espabilarnos, puede que cojamos un refresco, que siempre da un buen subidón, y como no queremos engordar lo cogemos light o zero. Y ahí está el mayor error de todos.
El cerebro está preparado para pedirnos dulce porque lo asocia a un chute de energía, pero como esos refrescos en realidad no tienen azúcar, solo lo parece, el cerebro sabe que le hemos engañado así que vuelve a provocarnos hambre para que le demos esa energía que le falta. Consecuencia: terminamos por comer cualquier cosa insana que tengamos a mano. Con lo cual, además del refresco, que siempre va a ser una mala elección, estamos añadiendo otros productos que no van a ser los más recomendables. Cuando te entre ese bajón, mejor toma un café o un té, una fruta, frutos secos o una onza de chocolate con, al menos, un 70% de cacao.
1 / 9