Mi padre lleva 18 años cuidando de su mujer con alzheimer (actualmente en un estadio 6-7). Estoy muy preocupada por que él ya tiene 73 años y ha llegado a un punto en el que está muy agotado, desanimado, dolorido, apenado, desilusionado... Creo que está al borde de caer en una depresión. Sus hijas le ayudamos y le apoyamos en lo que podemos, pero todo nos está superando. Estamos buscando un cuidador especializado y a un psicólogo que le ayude a entender lo que realmente está pasando, pero no estoy segura de si es lo mejor. También le hemos propuesto que busque una afición que le ayude a desconectar de su rutina, pero no le apetece... ¿qué podemos hacer para ayudarle a mejorar y que su día a día sea más llevadero?

Gracias por tu consulta, aportas un tema que es muy relevante, ¡y es la figura del cuidador! Tal y como comentas, lleva mucho tiempo encargándose de ella y, aunque realmente no entienda lo que está pasando, sí que lo sabe, ya que ha sido testigo en primera persona de la evolución de su mujer a lo largo de todos estos años, pero también de la suya propia.

Te diría que enfocarais el cuidado hacia él, podéis preguntarle directamente qué necesita o en qué le podéis ayudar (por ejemplo, podéis acompañarle en alguna de sus tareas diarias). Si no quiere y, además, no tiene hobbies, tal vez le ayude más la distracción en ocasiones con otros temas, podéis hablarle de otras cosas o acompañarle a dar paseos. No insistáis continuamente ni os enfadéis si no se anima a desconectar.

Por vuestra parte, haría las sugerencias desde el cariño para que él también pueda cuidarse, aceptando que tal vez la ayuda de alguien para el cuidado de su mujer y para él mismo es lo que necesita. Hacedlo valorando todo lo que él ha hecho, dándole mucha importancia a esa generosidad y entrega año tras año, y destacad que vosotras también queréis cuidarle así.

Añadiría también la importancia de hablar con él de una forma natural y cariñosa sobre el duelo y la realidad de la fase en la que está su mujer. No sólo de cómo lo vive él, sino también vosotras. Poder hablar abiertamente ayuda a aceptar la realidad de la situación y a afrontarla con más calma.