Puede que lo estés haciendo

Una experta en salud alimentaria advierte: "no compres sandías y melones si los encuentras así en el supermercado"

¡Cuidado! Más allá de mirar el color, el peso y la textura de estas frutas, es primordial vigilar con un hábito recurrente en los supermercados que poca gente sabe que entraña riesgos.

Sandía y melón

Vigila con esto a la hora de comprar frutas en el supermercado. 

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Paula Martínez

Redactora web

Actualizado a

La sandía y el melón son sin duda las frutas perfectas para refrescarse en una calurosa tarde de verano. Su jugosidad, dulzura y fácil consumo las convierten en opciones ideales para satisfacer un antojo veraniego. Sin embargo, a menudo nos preguntamos qué detalles debemos tener en cuenta al elegirlas, especialmente al comprarlas en supermercados. Aunque hay varios aspectos que debemos considerar, hay uno en particular que pocas personas conocen, y que podría ser el motivo principal para descartar por completo esta fruta.

En la búsqueda de la elección perfecta, a menudo nos centramos en aspectos como el color, el brillo y el peso al seleccionar estas frutas en los supermercados. Sin embargo, existe un hábito en los supermercados que se ha normalizado y con el que deberíamos tener cuidado. Beatriz Robles, experta en seguridad alimentaria y autora del libro Come seguro comiendo de todo (Ed. Planeta), expone su preocupación en relación con esta práctica que se está extendiendo en muchos establecimientos, generando dudas sobre su seguridad. ¡Sigue leyendo porque te contamos de qué se trata! 

LA PRÁCTICA POCO SEGURA DE LOS SUPERMERCADOS CON LA FRUTA

Beatriz Robles dedica un capítulo de su libro a los alimentos que deberíamos mantener lejos de nuestra cesta. Entre ellos, menciona: "Hay una práctica que se está extendiendo en muchos establecimientos y que genera dudas en cuanto a su seguridad".

Esta práctica se refiere a la venta de melones y sandías cortados por la mitad y envueltos en film transparente dentro de la propia tienda, a menudo ubicados en áreas sin refrigeración. "Lo diré de manera clara: entraña riesgos".

¿Y por qué? Resulta que al cortar la fruta, estamos rompiendo la protección natural que aísla la parte comestible del ambiente. Las frutas y las verduras pueden tener en su superficie microorganismos patógenos como Salmonella, Listeria o Escherichia coli, de manera que, si no se lavan correctamente antes de cortarlas, pueden pasar al interior.

También puede haber una contaminación procedente del operario o de los utensilios de cortado. Si la fruta cortada no se mantiene refrigerada, se favorece el crecimiento de los microorganismos y, como es un alimento listo para el consumo inmediato, no hay ningún tratamiento posterior que mejore sus características higiénicas. Beatriz Robles afirma: "Es un producto que yo, por sistema, no compro".

Así que a partir de ahora, ya lo sabes: si te encuentras en el supermercado con frutas cortadas y envueltas en film transparente, sin refrigeración adecuada, ¡evita comprarlas! Este tipo de práctica puede acarrear problemas higiénicos. El film transparente no proporciona la barrera de protección necesaria para mantener la fruta fresca y segura para el consumo.

OTROS ALIMENTOS QUE DEBES EVITAR COMPRAR

En Come seguro comiendo de todo también se mencionan otros alimentos que tampoco conviene incluirlos en nuestro carrito de la compra. "Los que un día fueron perfectos y la vida (y otros clientes del súper) convirtió en desperdicio". 

Se trata de aquellos alimentos descolocados, envases solitarios en medio de estanterías que no les corresponden. Como, por ejemplo, envases de yogur en la zona de la fruta o galletas compartiendo balda con el lavavajillas. Si un alimento requiere refrigeración y está fuera de la cámara, no debemos cogerlo. Tampoco rescatar el que esté colocado cerca de los productos de limpieza por error, dejadez o arrepentimiento de otro cliente.

¿Qué pasa con los envases que están un poco golpeados? Pues que también hay que descartarlos, incluso aunque no se aprecie ninguna pérdida visible de producto y estén aparentemente limpios. Las latas y los briks deteriorados pueden presentar roturas mínimas que afectan a la integridad del envase y pueden suponer un riesgo, al perderse las condiciones de esterilidad. Y esto se aplica también a los paquetes que han perdido el vacío.

Por otro lado, también tenemos que vigilar con los congelados. Es conocido por todas que la mejor práctica es dejar los congelados para el final, llevarlos en una bolsa isotérmica y llegar a casa rápido para que no se rompa la cadena de frío. Pero en el supermercado también tenemos que tener en cuenta ciertas características. Si encontramos escarcha, el producto está blando o al coger la bolsa vemos que el alimento está apelmazado, es mejor descartarlo. Estos son indicios de que se ha roto la cadena de frío y su consumo puede suponer un riesgo

¡Seguro que tu experiencia en el supermercado será diferente a partir de ahora, aplica estos consejos para realizar una compra más segura e higiénica!