Leonor, tras los pasos de Felipe: una experta en protocolo desvela las implicaciones de su nuevo título

Lejos de leerse montaña rusa en lo metafórico, la nueva vida de Leonor como adulta está organizada al dedillo. Ser la futura Reina de la nación no es trivial y ella, en su rol de heredera, debe estar preparada para la gran gestión que se le viene. Es por eso que, a pesar de su pretensión de ser como una más entre las chicas de su edad, no hay margen de maniobra en el devenir de sus pasos 'profesionales'. Y eso que maniobras no le faltan, porque en agosto se cumplirá un año desde que la Princesa de Asturias comenzó su formación castrense.

Más allá de las obviedades, es esa particular hoja de ruta académica lo que la aleja del resto de jóvenes. En lugar de apostar por una carrera universitaria, su condición de primogénita 'royal' supone pasar por convertirse en cadete de las Fuerzas Armadas durante una larga temporada. Dicho y hecho, y después de graduarse del Bachillerato Internacional en el UWC Atlantic College de Gales, antes de que concluyese el último verano, ya había puesto rumbo a Zaragoza. Con el propósito de instalarse en la Academia Militar General y dar el pistoletazo de salida a su gran salto: la mayoría de edad. Ese y otros tantas metamorfosis. En materia de títulos, inclusive.

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Que nadie se alarme, porque en ningún caso va a perder la hija de Letizia la posición de Princesa de Asturias que ostenta desde que su padre ascendiese al trono tras la abdicación de Juan Carlos I. El caso es que los días de Leonor en la capital aragonesa han suscitado un enorme interés entre los súbditos de la Corona y la crónica social. No solo por el modo en el que la joven se desenvuelve en el entorno militar, sino también por lo que hace en su tiempo libre. La hermana de la infanta Sofía disfruta de una ciudad que ahora acapara todas las miradas. Y eso no ha pasado inadvertido en el consistorio local.

El Ayuntamiento que preside Natalia Chueca quiere recompensar de algún modo a la princesa por todos los servicios que ha prestado en beneficio de Zaragoza. Es por eso que el próximo jueves 25 de abril se votará en pleno si se hace efectiva la propuesta de nombrarla Hija Adoptiva de Zaragoza. Un título que hace ya casi cuatro décadas también recibió el Rey, justo cuando también era alumno en la Academia. Para conocer en profundidad qué significa realmente recibir este honor, desde CLARA nos hemos puesto en contacto con María José Gómez Verdú, nuestra experta en protocolo y etiqueta.

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"El ser Hijo Adoptivo de una ciudad es una de las mayores distinciones que se pueden recibir, normalmente se otorgan a personas, bien por sus cualidades personales destacadas o por sus méritos. Desde que Leonor está en la capital maña, la ciudad ha cambiado notablemente y la publicidad que se le está haciendo a la misma es notable, no solo a nivel nacional, sino incluso internacional", expone la especialista. Lo anterior, con especial énfasis en que no es un título que debiera caer en saco roto, pues solo aquellos a los a quiénes se les puede reconocer "especialmente en los ámbitos cultural, científico, social, artístico, político o económico, o por servicios prestados en beneficio de la ciudad". Con matices, además, pues "de haber nacido el condecorado en el municipio de Zaragoza, el título de Hijo Predilecto y, en caso contrario, el título de Hijo Adoptivo".

Es porque Leonor nació en Madrid que se le atribuye esa adopción figurada y cuya entrega seguramente se haga en "el próximo mes de mayo". ¿Y cómo será? Probablemente, bien distinta a la que vivió Felipe VI el 5 de mayo de 1986. "A la entrega de esta distinción acudieron; el presidente de Aragón, Santiago Marraco; el de las Cortes, Antonio Embid; el de la Diputación de Zaragoza, Carlos Alegre y la Corporación, liderada por Antonio González Triviño, pero no estuvieron presentes los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía", rememora Gómez. Eso y que "después de ser nombrado Hijo Adoptivo, Don Felipe firmó en el Libro de Oro de la ciudad, donde se puede leer estas palabras: 'Al Ayuntamiento de Zaragoza en el día de mi nombramiento como Hijo Predilecto de la Ciudad, con mi más profundo agradecimiento y afecto'. A lo que añadió, una vez finalizado el acto, que siempre llevaría 'con orgullo este nombramiento que a tanto me obliga'".

La diferencia con la inminente 'proclamación' es que, según apunta nuestra experta es que "se espera que Leonor esté acompañada por sus padres", mientras que "la única ausente podría ser su hermana Sofía, ya que se encuentra en pleno periodo lectivo de exámenes". Será entonces cuando se la acredite "mediante entrega de un pergamino en el que figura el escudo del Ayuntamiento y el lema 'Hijo predilecto de la Villa'. Asimismo, se expresa en el pergamino los méritos que justifican la concesión. También se hace entrega de una insignia en oro del escudo del Ayuntamiento". Eso y la indispensable firma en el Libro de Oro.

La hoja de ruta de Leonor cuando se marche de Zaragoza

Ser 'hija' de la ciudad que ahora es su hogar se daría en la previa a su partida. Y es que, en realidad, no le queda tanto tiempo a Leonor en Zaragoza. Probablemente, para su tristeza, pues si algo han demostrado la mayoría de informaciones que se han publicado recientemente es que la nieta del emérito ha confeccionado un sólido grupo de amistades con el que no para de hacer planes. No obstante, y a diferencia del resto de sus compañeros de 'clase', debe seguir atendiendo sus responsabilidades. Esas que comprenden que la etapa de la heredera como cadete no se limita al Ejército de Tierra. 

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Después de unas vacaciones de verano que cada vez están más cerca, la princesa se desplazará hasta Pontevedra para ingresar en la Escuela Naval de Marín y formarse como guardamarina. Será allí donde se embarcará, previsiblemente, durante seis de los meses del curso en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Una vez finalizado el curso, y en el año escolar 2025-2026, dará el pistoletazo de salida a la recta final de esta particular travesía impuesta por la Constitución con su entrada en la Academia General de San Javier, en Murcia. El último paso obligado para poder ser la próxima jefa de Estado.