Su eterna 'condena'

La podóloga Neus Moya desvela el gran error de Letizia que podría llevarla a quirófano por su Neuroma de Morton

Neus Moya, podóloga, revela para CLARA todo lo que podría suponer para Letizia no cambiar los hábitos que más dolor le provocan

Letizia y Máxima
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Adrian Monterrubio
Adrián Monterrubio

Periodista especializado en corazón y televisión

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Por cómodo que parezca a bote pronto, lo de vivir a cuerpo de Reina también tiene su lado doloroso. Y no solo en lo que a la exposición pública y el juicio popular se refiere. Letizia lo sabe de buena tinta, pues desde que traspasó los férreos muros de Zarzuela, la consorte de Felipe VI ha tenido que lidiar con un llamativo inconveniente. Un achaque físico, además, de esos que difícilmente se pueden aliviar. De los que remiten a la voluntad de resistir en los momentos más complicados.

Resulta cuando menos sorprendente, a sabiendas de lo mucho que cuida su aspecto la madre de la princesa Leonor. Es deportista y lleva una buena alimentación. También presume de cautela y buen gusto en todos y cada uno de los detalles de su indumentaria para estar siempre perfecta. Pero no con manga ancha, por desgracia. Son sus pies los que la llevan por el camino de la amargura, porque doña Letizia sufre de un Neuroma de Norton. Esta incómoda afección que afecta al metatarso, entre el tercer y cuarto dedo del pie, puede ser un absoluto suplicio. Es por eso que es importante seguir un control exhaustivo para no empeorar. Vigilancia extrema que, inevitablemente, altera sus decisiones estilísticas. O así debiera ser.

Un podólogo desvela las consecuencias de la enfermedad de los pies de Letizia

No en exceso, cabe destacar. Tan sencillo como que, al no ser pocas las veces en las que la Reina tiene que hacer gestiones de pie, hay que apurar la atención al máximo y buscar alternativas. Cuestión de actos de la monarquía que se dan día sí y día también a excepción de periodos vacacionales. Besamanos, discursos en eventos, presentaciones y conferencias, visitas guiadas o fotografías oficiales. Son pocas las oportunidades que tiene Letizia en su faceta institucional para reposar sus doloridos pies. Con el propósito de conocer a qué se debe esta situación —y qué podría hacer para encontrarse mejor—, que desde CLARA nos hemos puesto en contacto con la podóloga Neus Moya.

"El Neuroma de Morton es un engrosamiento del tejido que envuelve un nervio que está entre el tercer y el cuarto metatarsiano. Este engrosamiento se produce por una infección entre los dos huesos, entonces un zapato estrecho acabado en punta y con tacón, lo que va a hacer es siempre aumentar esta presión. Por más que lo tratemos, siempre va a estar. Para que esto mejore hay que evitar la principal causa", comienza explicando nuestra especialista para ilustrar a aquellos que no conocen las especificidades de la enfermedad. Para ella, se trata de algo tan mínimo como optar por "un calzado tipo 'barefoot', que permita que los dedos estén alineados con su metatarsiano, que no haya compresiones y que no haya altura de tacón. Necesitamos que el zapato tenga una puntera anatómica y sin 'drop'". Ahora bien, ¿cumple Letizia con estas recomendaciones de los facultativos? Lo cierto es que no.

Letizia
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La Reina, aunque últimamente apuesta por opciones más sensatas —e incluso se atreve con los 'kitten', que tan de moda están—, no parece estar dispuesta a bajarse del tacón. Mucho menos a desprenderse del acabado en punta que tanto estiliza su figura, aunque sea totalmente contraproducente para su salud. "Con el tiempo, es una dolencia que suele ir empeorando, porque este engrosamiento se va haciendo cada vez más grueso. Al principio solo duele con según que tipo de zapatos, pero luego empieza a doler de forma recurrente. Además, es un dolor, un ardor muy intenso. A veces, incluso da calambres en el tercer y cuarto dedo. Es muy molesto", aclara Neus con relación a cómo es el desarrollo natural de esta dolencia. Sobre qué le podría pasar, si continúa firme en su determinación de hacer caso omiso a las indicaciones médicas, lo más probable es "que tenga dolor de forma permanente. No es nada más grave, pero suficiente para molestarte en tu vida diaria".

En lo que a las opciones que existen para paliar el problema, la primera opción es el "tratamiento conservador", como lo llama nuestra especialista. "Plantillas para abrir, cambio de calzado y de hábitos e incluso se puede llegar a infiltrar corticoide", concreta la experta, poniendo sobre la mesa la posibilidad de que Letizia haga uso de esas infiltraciones para poder lucir sus 'stilettos' favoritos en las fechas más señaladas. También existen la "fisioterapia y la neuromodulación", que nos expone la podóloga deportiva Idoia Pascalet. En el peor de los casos, la  última opción en el caso de que no haya mejoría, es la cirugía, en la que se hace un abordaje por arriba del pie para evitar cicatrices en la planta" y "la recuperación siempre suele ser en dos o tres semanas". Con el matiz de que "depende del tamaño del neuroma y sobre todo de si tiene más de un nervio inflamado o solo es uno", aporta también Pascalet a las palabras de Moya. Sin embargo, "siempre se dice que aunque se intervenga, aunque se realice la operación, hay que mantener unos buenos hábitos". Es por eso que, aunque finalmente la Reina se viera obligada a pasar por quirófano, no variar su tendencia al zapato alto y prieto podría conducirla hasta el mismo punto de partida.

El significativo gesto de la Reina que demuestra en qué punto está su dolencia

Aunque los más observadores de la Corona acostumbran a tener en consideración esta dura condición, ha sido durante la visita de Estado de los Reyes a Holanda cuando se ha hecho más evidente en qué punto se encuentra la dolencia de la Reina. Después de un largo día con la agenda llena de gestiones —tales como una bienvenida en la plaza Dam o una ofrenda floral, en las que, evidentemente, estuvieron de pie—, en la noche del pasado 17 de abril tuvo lugar el primer banquete estatal con los soberanos holandeses. Felipe y Letizia reunidos con Guillermo Alejandro, Máxima y la princesa Amalia en el majestuoso Palacio de Ámsterdam para disfrutar de una cena de lujo, pompa y suntuosidad. 

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En cualquier caso, tan importante evento quedó ciertamente empañado por un contratiempo. Letizia se saltó las normas. No en el protocolo, claro está. Solamente prefirió hacer caso omiso a todas estas recomendaciones médicas para mitigar su dolor y se subió a un tacón demasiado alto. Unas sandalias de Martinelli x Redondo Brand en tono azul marino que combinaban a la perfección con el color de su vestido. Cómodas, además de tener tacón ancho, pero con la contraindicación de ser muy elevadas. 12 centímetros de alza, para precisar. Fue por eso que no le quedó otra opción que permanecer sentada, incluso en momentos en el que su marido y los Reyes de Holanda se pusieron de pie. Una imagen poco habitual para la que no hubo remedio. El precio a pagar por apostar por la elegancia de las alturas, con el riesgo perenne de agravar lo que ya es grave.