200 visitas al año: ese es el número de visitantes que recibe el país con menos turistas del mundo

No queremos volver mucho la vista atrás porque es cosa del pasado, pero bien es cierto que, desde que pasó la pandemia, todos valoramos mucho más nuestro tiempo y deseamos vivir experiencias nuevas que nos transformen la vida. Una de las actividades que más te permiten vivir experiencias totalmente diferentes y que, a su vez, te abre la mente y te descubre nuevos horizontes y nuevas formas de vivir, es viajar. Viajar te cambia la vida por completo. Y si esos viajes son a lugares remotos y con una cultura totalmente distinta a la tuya, más todavía.

Desde que pasaron los meses de pandemia y volvimos a la normalidad, los viajes se han multiplicado. Indonesia, Filipinas, Tailandia, Vietnam, Laos, Camboya, y un sinfín de sitios más están recibiendo miles y miles de visitantes al año y no es para menos, son pequeños tesoros que merecen ser descubiertos. Incluso España es uno de los países del mundo que más turistas recibe anualmente. Sin embargo, en el lado opuesto, también hay otras zonas que, por un motivo u otro, están viviendo una situación diferente: no reciben turistas a lo largo del año. O muy pocos, como es el caso de Nauru, una pequeña isla situada en Micronesia, que solo es visitada por 200 personas al año.

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Nauru, un tesoro escondido en el océano Pacífico

Aunque no te suene mucho, Micronesia es una región geográfica ubicada en el grandioso océano Pacífico que está compuesta por cientos de islas pequeñitas. Para que la ubiques mejor en el mapa, está situada en Oceanía, justamente se encuentra al noreste de Australia, al este de Filipinas y al suroeste de Hawái. Pues bien, Nauru es una de estas islas diminutas que forman parte de Micronesia. Con una extensión de apenas 21 kilómetros cuadrados y habitada por alrededor de 11.000 habitantes, esta isla coralina es una joya de la madre naturaleza poco conocida, tan poco conocida alrededor del mundo, que solo recibe 200 visitas turísticas al año. Sorprendentemente sorprendente. 

Y que reciba tan pocas visitas al año no es porque Nauru no sea una isla tropical paradisíaca, que lo es gracias a sus playas de aguas cristalinas, sus corales, perfectos para buceadores, y sus altas temperaturas durante los 365 días del año, es que llegar a ella cuesta mucho, no tiene vuelos directos y hay que dar muchas vueltas para poder aterrizar en sus tierras. Por ejemplo, si quisiéramos volar a Nauru desde Madrid, deberíamos ir primero a ciudades como Brisbane o Sídney, en Australia, que ya son unas cuantas horas de viaje, y luego, desde Australia, coger otro nuevo vuelo de unas 7 a 8 horas hasta Nauru. Toda una aventura. Incluso, en Nauru tampoco hay complejos turísticos, aunque lo de los hoteles es lo de menos, un viaje inolvidable es aquel en el que te sumerges en la propia cultura de los locales, no hacen falta tantos lujos ni comodidades. 

El punto positivo de que Nauru no tenga turistas

Aunque puede ser que la economía de Nauru no esté disfrutando del granbeneficio económico que el turismo masivo le ofrece a cualquier país, lo cierto es que esta falta de turistas es la responsable de que Nauru mantenga viva toda su autenticidad. Y es que, gracias a la ausencia de una afluencia masiva de visitantes, el ecosistema de Nauru y sus costas, arrecifes y hábitats naturales siguen intactos y bien conservados, lo que permite que su flora y faunas locales se desarrollen con tranquilidad y con una biodiversidad marina envidiable. La verdad que, aunque económicamente no suene tan bien, tampoco está nada mal mantener una zona del mundo con una naturaleza tan auténtica.

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