Desde preguntar a expertos e inexpertos hasta tener en cuenta los costes de mantenimiento y los recambios, pasando por regatear. En esta galería tienes 5 trucos para ahorrarte bastantes euros a la hora de comprar. Y bajo estas líneas, las claves de los profesionales para salir ganando cuando vayas de compras.
Separar los procesos
- El de informarse del de comprar. Informarse en el mismo acto de compra es lo peor que puedes hacer. Nada como consultar con la almohada si realmente te interesa y si esa es la mejor opción. Leer, comparar, comentar, negociar... Por ejemplo, si vas a ver sofás un sábado por la tarde, solo mira. No compres. Dedica un día a mirar, buscar, comparar precios y calidades... y otro a comprar. Verás cómo, por arte de magia, durante esa semana intermedia descubrirás un montón de ofertas, surtidos y opciones interesantes.
- El de la compra del de pago. Una vez has decidido qué comprarás, vale la pena mirar también las diferentes opciones de pago existentes: pago aplazado, a plazos, financiado por el vendedor, financiado por un tercero, financiado por tu entidad bancaria, en efectivo, con tarjeta de crédito o de débito... Elegir una u otra modalidad puede suponerte una diferencia de hasta el 10% en el coste final total.
Y aprende a diferenciar…
Entre eficiencia y eficacia
- Tu tiempo es oro. Muchas veces dedicamos tanto tiempo a intentar ahorrar unos céntimos en una compra que, si lo pensamos objetivamente, no tiene mucho sentido. Nuestro tiempo también tiene un coste y debemos tenerlo en cuenta. Igualmente, hacer grandes desplazamientos para ahorrar algunos euros puede ser contraproducente.
- Satisfacer necesidades. Si por el hecho de ahorrar acabas comprando algo que no cumple tus necesidades, en realidad te habrá salido caro aunque el precio sea barato.
Entre el coste y su utilidad
- Coste real. A la hora de valorar el precio de un producto, algunas personas se centran en el coste que debe haber tenido producirlo. Estas personas encuentran caros todos los productos que se ofrecen y su vida es una pesadilla, puesto que no compran lo que quieren, sino lo que no tienen más remedio que comprar, y encima, lo hacen a regañadientes.
- Consumidores felices. Una manera mucho más feliz de comprar es pensar en la utilidad o satisfacción que te reportará lo comprado. Y ver luego si te lo puedes permitir, si supone una proporción adecuada de tu renta, o si con el mismo dinero tienes alternativas mejores para la misma satisfacción, aunque sean productos o servicios muy distintos.