Cristina, una novia muy 'Bridgerton' con choker y alpargatas

Cristina y Luis se conocían desde la adolescencia, coincidían en planes y tenían mucho en común. “Él es odontólogo, yo enfermera, teníamos siempre tema de conversación y me reía mucho con él. Pensaba que era demasiado bueno, guapísimo y simpático”, nos cuenta ella. Ambos tuvieron relaciones largas y anduvieron por caminos separados, por lo que nada hacía presagiar que aquella noche madrileña, tras una decepción amorosa, cambiaría el rumbo de su historia. Ocurrió de fiesta, en uno de esos locales abarrotados de gente con ganas de pasar un buen rato. Bailaron, rieron y hablaron durante horas, sin saber que aquel momento sería el comienzo de una vida en común. De aquello ya hace 5 años.

Esquiando en Zermatt, en una telecabina y ante la magnética vista del pico Cervino, Luis le propuso matrimonio con un anillo muy especial. “Empecé a hacer fotos al increíble paisaje cuando sacó la cajita del abrigo y preparó el anillo para preguntarme si me quería casar con él. Lo diseñó junto a mi madre junto un mes previo al viaje”, nos cuenta Cristina, hija de la diseñadora Cristina Márquez Dorsch, fundadora de Dorsch Joyas. “Ella siempre me manda fotos de anillos para comentar y saber mis gustos. Curiosamente, el mes previo me tenía loca con una futura ‘’novia’’ que no sabía qué diseño escoger y luego resulté ser yo”, recuerda.

Se casaron el pasado 14 de octubre, en una ceremonia mágica y emotiva celebrada en la Iglesia San Pedro Apóstol, en Fuente el Saz de Jarama. Allí, con los nervios a flor de piel y tras prepararse con las mujeres de su familia, se desveló su secreto mejor guardado: un romántico vestido diseñado por Alma Aguilar. “Conocí a Alma porque mi suegra se hizo su vestido en su atelier. Me dijo que había estado con ella y que tenía que ser mi diseñadora porque captó totalmente mi esencia. Me conoce genial y acertó de lleno”, asegura.

Artículo relacionado

Bodas

Marta, la novia bohemia del pañuelo pirata y el 'slip dress' que se casó en Zahara

María Calvo

Un vestido romántico y lleno de detalles

Cristina tenía muchas ideas que rondaban su cabeza y Alma le ayudó a ponerlas en orden, priorizar y darles forma a lo largo de un proceso “mágico”. “Cada vez que visitaba su atelier para las pruebas era el mejor plan del mes. Soñaba con ver cómo iba avanzando mi vestido. Alma es dulce, amable, te escucha, sabe entender tus ideas y materializarlas. Es increíble”. Esta novia madrileña quería un compendio de bordados, “brilli brilli”, encajes, cambios de texturas, capas, movimiento… Todo a la vez, pero combinado de una forma muy sutil y sin resultar ostentoso. “Alma se reía conmigo. Le decía todo el rato que quería ser un hada o una mariposa”, puntualiza Cristina. Y sus deseos se hicieron realidad.

El resultado fue un romántico vestido con toques oníricos y bucólicos, que sigue ligeramente los patrones del llamado Regencycore, esa tendencia que nos remite al periodo de Regencia inglesa reavivada por la llama de Los Bridgerton. El vestuario de la serie con tintes históricos refirmó el corte imperio, las mangas farol, los volantes, los cortes marcados debajo del pecho, los juegos estratégicos de capas y volúmenes, los ricos tejidos, los bordados de pedrería y las joyas clásicas y contundentes como mantra para muchas novias e invitadas.

El de Cristina siguió esta línea, pero pasada por el filtro de la actualidad. Tal y como nos ha detallado la diseñadora, Alma Aguilar, su vestido fue un sueño confeccionado en crepe satén de seda natural, con una sobre falda abierta en el delantero hecha en georgette de seda, con cortes verticales delimitados por volantes sin rematar y cortados al bies, también de Georgette. Además, tiene manga corta en gasa de seda y nido de abeja, un gran escote en la espalda y pequeños frunces en la sobre falda trasera para dar volumen al nacimiento de la cola, forrada en raso de seda.

Una delicadeza estilística en la que se añadieron leves pinceladas de color que rompían con el impoluto blanco nupcial. “Quería que mi vestido tuviera mariposas, así que ideamos unos bordados que recordaban a un bosque con mariposas de tonos dorados y verdes”, apunta. Por eso, Alma añadió piezas en las caderas cubiertas de tul de algodón antiguo, sobre las que se bordaron a mano un diseño exclusivo que mezclaba detalles dorados, plateados y de nácar, además de una pequeña mariposa que cumplía con los deseos de la novia.

Artículo relacionado

Bodas

Sofía, una novia con falda plisada, sandalias de Zara y un tocado de alto impacto

María Calvo

Una gargantilla de herencia y unas cómodas alpargatas

Si hay algo capaz de transformar un look es un buen accesorio. Una cuestión nada baladí cuando hablamos de una joven que ha crecido viendo de cerca el trabajo de su madre. Su look nupcial traspasa la barrera del minimalismo gracias a una joya de herencia familiar muy especial que focalizaba en ella toda la atención. Hablamos de una pulsera de esmeraldas que pertenece a su abuela y que Cristina quiso llevar a modo de gargantilla, un trabajo que supo adaptar a la perfección el equipo de Dorsch Joyas. Además, Cristina lució su anillo y pendientes de la pedida.

Otro complemento que hace del look nupcial de Cristina algo muy personal es la elección del calzado, y es que apostó por unas alpargatas de cuña que se salen de los cánones más tradicionales. Las llamadas espardeñas para novias e invitadas han pasado de ser el calzado al que recurrir a la hora del baile a convertirse en una alternativa perfecta en la que muchas mujeres confían para redondear su estilismo. No solo por su comodidad, sino porque las firmas han desarrollado diseños sofisticados y elegantes con el que rematar cualquier look, y a las “Castañer” de Cristina nos remitimos.

El ramo, en blanco y verde, fue obra de Bewater Flores. Además, llevó un velo de herencia familiar, prendido de un recogido bajo que le hizo María Serrano Parra. “Era una mantilla belga que compraron mi abuela, junto con mi tía, en una tienda de antigüedades cuando se iba a casar. Años después, la hemos llevado muchas tías y primas mías”, apunta.

Por este tipo de detalles, Cristina es un claro ejemplo de que reinterpretar los códigos más clásicos de la moda y llevarlos a la actualidad, siendo coherentes con la personalidad de la novia, siempre es clave de éxito.