Son momentos y situaciones los que dejan constancia del paso del tiempo. A veces, en la percepción de un instante tan breve como un parpadeo, uno es capaz de darse cuenta de los años transcurridos. Seguro que la princesa Leonor puede dar fe de ello, aunque más todavía lo deben sentir sus padres. Felipe VI y Letizia no solo han celebrado esta semana su 20 aniversario de bodas, sino que han visto a su primogénita cumplir con en un acto oficial de forma independiente. La heredera sola ante el peligro, en un claro gesto de que ya no es una niña. Y esto no ha hecho nada más que empezar.

Fue el 2023 su gran año. El de la 'Leonormanía', como lo acuñaron en algunos medios de comunicación. No solo porque terminó el Bachillerato Internacional en el UWC Atlantic College de Gales y comenzaba su etapa como cadete en la Academia Militar General de Zaragoza. El pasado 31 de octubre, la nieta de Juan Carlos I cumplió por fin la mayoría edad. Con la jura de la Constitución protocolaria, además. Todo el mundo atento. Después de una vida a la sombra de sus abuelos y sus padres, por fin cobraba sentido el hecho de ser la primera en la línea de sucesión. Y el ojo público, atento a su personalidad. En lo público, y en lo privado.

La última gran demostración de una personalidad propia

Desde que —por fin— alcanzó los 18, sus apariciones públicas han sido muchas. La gran mayoría ligadas a su faceta como estudiante de la carrera militar, aunque también ha habido huecos para pasarlo bien y desenvolverse fuera de los protocolos. Tiempo libre y de calidad con la familia, y con sus amigas. Son esos planes los que han acabado por suscitar más interés entre los observadores de la Corona, que se preguntan cómo es realmente Leonor en las distancias cortas. La Princesa de Asturias es, al fin y al cabo, mucho más que una figura institucional. Porque más allá de la Pascua Militar, los desfiles, las juras de bandera y enorme peso de las responsabilidades de palacio, es una joven más. 

Es por eso que la expectación es máxima por conocer su modo de vivir e interaccionar con su entorno. Algo que, en realidad, puede presumir de hacer a menudo. Ser 'royal' le ha servido para contar con las herramientas necesarias para preservar su privacidad. Medidas de seguridad que le permiten llevar una vida tranquila, pero dentro de las posibilidades, ya que cada paso que da es analizado. Ese análisis que se repitió en una de sus intervenciones públicas más recientes de la heredera. El pasado 21 de mayo tuvo lugar la entrega de medallas y el título honorífico de Hija Adoptiva de Zaragoza. Ceremonia clave en la que la ciudad ha querido mostrarle su cariño y reconocimiento, a la que asistió sola. 

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Fue precisamente el hecho de que la nieta de Juan Carlos I se presentase sin sus padres en el Ayuntamiento fue una de las cuestiones más destacadas de la jornada. Por primera vez, la futura Reina vivía un gran día institucional sin la compañía de Felipe VI y Letizia. También sin la 'vigilancia' del soberano y su consorte, que podría ponerla más nerviosa y coartar el tomarse licencias propias. Así fue y quedó reflejado en un discurso en el que imperó la elocuencia y no faltaron los chascarrillos.

Vestida de militar, ahondaba en su lado personal dedicando a sus compañeros que ahora que "quedan solo cinco semanas para que me vaya, para que reciba mi despacho de alférez, y ya empiezo a echaros de menos". Tan autónoma como aplaudida, en unas palabras que demuestran su afecto por Aragón y la gente que ha conocido allí. Lo aseguraba hace poco la historiadora Carmen Iglesias, al recibir la Medalla de Honor de Madrid. La cronista aprovechó la ocasión para recordar los tiempos en los que fue profesora de don Felipe, además de definir a Leonor como una chica "encantadora, muy cariñosa y muy empática".

Tercer año lejos de sus padres, con dos cursos por delante

Ese desarrollo personal que le ha permitido llegar hasta aquí camina de la mano con el camino recorrido en estos últimos años. Y es que aunque haya pasado un tiempo desde su cumpleaños más importante para verla 'actuar' en solitario, Leonor ya ha aprendido a valerse por sí misma en el tiempo que lleva fuera de palacio. Como ahora hace su hermana Sofía, fueron dos los años que pasó internada en Gales antes de finalizar su etapa académica convencional. Allí conoció a amigos de todo el mundo, como Gabriel Giacomelli, uno de sus íntimos, al que visitó en Nueva York durante las últimas vacaciones de Semana Santa.

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En este tercer curso viviendo fuera de Zarzuela, aunque con sus padres algo más cerca, mantener la discreción ha sido más complejo para la hija de Felipe VI. Es por eso que en estos meses han visto la luz, con más o con menos detalle, algunos de los planes que ha hecho la heredera en su tiempo libre. Desde la comida sorpresa que sus amigas de la AGM le organizaron en una hamburguesería de la ciudad, hasta tardes en las terrazas de los bares junto a su nuevo círculo. Incluso se la ha visto comprando comida rápida o la filtración de vídeos en los que se la ve disfrutando de noches de fiesta en discotecas de la zona. Como una chica más que saborea la dulce entrada al mundo de los adultos, pero sin perder de vista su papel como futura jefa de Estado. Cuestión de ser cautelosa, pero seguir encontrando esos huecos para divertirse cuando conviene.