Es una de las royals con más estilo y carisma, musa de diseñadores y de artistas, adorada por las revistas del corazón y por el pueblo europeo, pero actualmente pocos recuerdan una etapa muy dramática para Carolina de Mónaco.

La Princesa ha tenido una vida digna, no ya de una película, sino de una trilogía, donde el amor, la pasión, la responsabilidad, su imagen pública y privada, su familia y sus decisiones se convertirían en una de las tramas más apasionantes de conocer. Uno de sus episodios más oscuros fue cuando Carolina de Mónaco afrontó su alopecia femenina sin ningún tipo de miedo o vergüenza. 

A causa del estrés 

Corría el 1996 y Carolina de Mónaco experimentó una pérdida muy significativa de parte de su cabello.  Aunque la causa exacta nunca se confirmó oficialmente por parte de la Casa de Grimaldi, se cree que la alopecia de Carolina estuvo causada por el estrés que le provocaron tres momentos decisivos en su vida.

Carolina de Monaco calvicie
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En 1990, Carolina de Mónaco sufrió la trágica muerte de su segundo esposo, Stefano Casiraghi, en un accidente de lancha motora en la bahía de Montecarlo. En aquel momento tenían tres hijos, Carlota, Andrea y Pierre, y la princesa decidió irse con sus tres hijos a pasar el duelo en Saint-Remy de la Provence, Francia.

Tiempo después, la Princesa de Mónaco tuvo una relación turbulenta con el príncipe Ernesto de Hannover. Esta relación, plagada de escándalos y rumores de infidelidad, también pudo haber contribuido al estrés de Carolina.

A todo esto se sumó la presión mediática y pública a la que se enfrentaba la royal, que en aquel momento era una de las mujeres más famosas del planeta, lo que hacía que hubiera frente a ella una presión constante que sin duda maximizó el estrés y la ansiedad, factores que pueden desencadenar la alopecia.

Carolina de Mónaco
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Un tipo de alopecia muy común

Algunos medios incluso especularon sobre la causa de la alopecia, atribuyéndole a enfermedades graves o problemas psicológicos, pero lo cierto es que la serie de eventos traumáticos, sucedidos en el tiempo, que dinamitaron la vida de Carolina de Mónaco, fueron los que pudieron haber desencadenado lo que se denomina como alopecia areata, una condición autoinmune que ataca los folículos pilosos.

Este es un tipo de pérdida de cabello que causa parches redondos de calvicie. Puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero es más común en mujeres. La alopecia areata suele ser impredecible y el cabello puede volver a crecer por sí solo o puede no hacerlo.

Sin avergonzarse

La Princesa, sin avergonzarse lo más mínimo, decidió aceptar y visibilizar su enfermedad con valentía y naturalidad. Carolina de Mónaco decidió mostrarlo al mundo y de vez en cuando aparecía en público sin peluca, turbantes, ni gorros. Por lo que los medios, el pueblo de Mónaco y el mundo entero pudo ver a la princesa con su cabeza completamente rapada y sin cubrir. Y sin mostrar ningún tipo de vergüenza por ello. 

Esta decisión, que contribuyó a romper tabúes sobre una enfermedad tremendamente estigmatizante para las mujeres, la convirtió en un ejemplo de aceptación y empoderamiento para las que sufren de alopecia. Gracias a ella se empezó a hablar de la alopecia como una condición médica, real y cotidiana, que afecta a millones de personas en todo el mundo, y la cobertura mediática de su alopecia generó un mayor interés en la investigación y el tratamiento de esta condición.

Sin duda, la historia de Carolina de Mónaco es un ejemplo de cómo las figuras públicas pueden utilizar su fama y su presencia en los medios para generar conciencia sobre temas importantes, muchas veces desconocidos, sobre cómo la salud y la belleza es diferente en cada persona.

Nuevas sospechas

Actualmente, no hay información pública sobre si la alopecia de Carolina se ha revertido o si continúa padeciendo esta condición, que mediante tratamiento y muchos cuidados puede integrarse en su día a día. Sin embargo, en apariciones públicas recientes, Carolina ha optado por cubrir su cabeza con pañuelos o sombreros, lo que podría indicar que la alopecia persiste en cierta forma.