El cáncer de mama sigue siendo el tumor más frecuente en mujeres a nivel mundial. Solo en España, en 2022, 34.740 personas fueron diagnosticadas con este tipo de cáncer. En los últimos años se ha logrado aumentar la supervivencia media del cáncer de mama al 85%, pero aún sigue quedando mucho por hacer.

Sin embargo, no todos los tumores son iguales y en algunos casos siguen teniendo mal pronóstico según nos comentan desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), como el cáncer de mama triple negativo, el HER2+ o el metastásico.

En este panorama se mueve el servicio de psicooncología que ofrece la AECC y que acompaña a pacientes y familiares durante el proceso. Clara.es ha entrevistado en exclusiva a María Ruesga, psicooncóloga y técnico de atención psicológica para abordar todas las cuestiones que rodean a la salud mental y al cáncer. Y de forma específica al de mama, celebrándose este 19 de octubre el Día Mundial del Cáncer de Mama

"Lo importante es comprender que el cáncer es una enfermedad que afecta a todos los niveles de la vida de las personas, desde la asociación queremos acompañar en el proceso con todas las herramientas de las que disponemos", señala la experta. 

¿Crees que el de mama, al ser un tipo de cáncer tan mediático supone de alguna manera un punto a favor de quien recibe el diagnóstico?

"Diría que sí, hay que cogerlo con pinzas porque evidentemente siempre es buena opción que cualquier tipo de enfermedad tenga un amplio conocimiento por parte de la sociedad. Al final eso implica una mayor cantidad de información para el que recibe el diagnóstico.

En el caso del cáncer de mama, que todo el mundo conozca que existe y que se sepa que muchas personas son diagnosticadas a diario es positivo en el sentido de llegar a más, de que quien lo recibe tenga información y todos rememos en la misma dirección. En la Asociación Española Contra el Cáncer nos gustaría que esto fuera con todos los procesos de cáncer porque no hay uno más importante que otro". 

También se ha generado un fenómeno de hermandad diferente... 

"No sabría decir si a nivel psicológico hay un componente diferencial, lo que sí puedo decir es que el cáncer de mama, o así lo observamos, tiene una serie de componentes que a lo largo de los años han ido generando que se conozca más y que quizá tenga una entidad a nivel social más grande. No es una cuestión del proceso oncológico del cáncer de mama en particular, sino que al final se han generado movimientos sociales, de divulgación que han ayudado a que este tipo de cáncer crezca en conocimiento social por decirlo de forma coloquial. 

Es innegable ese movimiento social que tiene el cáncer de mama. Se genera una sensación de grupo en el mejor de los sentidos, se ha asociado a un color concreto, surge esa hermandad y unidad que hace que las personas se reconozcan, el lazo rosa que ves a alguien a lo lejos... Creo que es un poco todo lo que acompaña a la enfermedad lo que ha hecho que se genere ese sentimiento".

¿Cómo funciona el servicio de psicología oncológica que ofrece la AECC? 

"Nuestros servicios son totalmente gratuitos tanto para pacientes como para familiares y atendemos en todas las juntas provinciales de España. El funcionamiento es que una vez te diagnostican, o a un familiar, puedes acudir llamando al teléfono 900 100 036 o yendo a las juntas provinciales de forma presencial para solicitar cita de atención psicológica con el profesional que tengas más cerca del domicilio.

Pasará primero por un proceso de valoración de sus necesidades en cualquier fase de la enfermedad. Y acompañamos desde el inicio hasta el final, sea cual sea, desgraciadamente si es una fase final de vida o si es de duelo, o si es de finalización de tratamiento. Y lo hacemos tanto en formato individual como grupal para pacientes y familiares". 

Cáncer de mama
AECC

¿Cuáles son los miedos o problemas más habituales que llegan a tu consulta de pacientes con cáncer de mama? 

"Lo enfoco siempre de la misma forma, el cáncer como enfermedad tiene una serie de particularidades con respecto a otras enfermedades. El cáncer de mama lo que conlleva, y que suele coincidir con otros, es que en función de la fase en la que llegan tienen diferentes necesidades. Por resumir, la fase inicial de la enfermedad supone un choque grande, un cambio muy importante en su vida. En concreto, en el cáncer de mama nos encontramos con personas que ya están pensando en los efectos que van a tener a nivel de imagen. Son personas con una vida determinada y ahora tiene otra vida en la que se enfrentan a decisiones muy complejas.

Por ejemplo, si hacer o no una mastectomía, la posterior reconstrucción o no, el proceso de quimioterapia con lo que conlleva de caída de cabello, malestar, etc., y todo ello que afecta a la autoestima que es algo que también hay que trabajar, como el cambio de roles… Aunque es global, en concreto en el cáncer de mama se ve mucho. Por supuesto, vemos muchas emociones de shock como angustia, mucha tristeza, sentir miedo e incertidumbre".

¿Cómo se trabaja esa distorsión de la imagen tan reconocible? 

"No nos podemos olvidar de que lo importante desde la atención psicológica es no banalizar eso. Cuando una persona que se enfrenta a un cáncer de mama y hablan de su imagen no están banalizando su proceso oncológico, lo que pasa es que su imagen es un reflejo de ese proceso. Es decir, necesitan hablar de ello y conectar con eso que no deja de ser lo que refleja que están pasando por esta enfermedad. Lo primero es no quitarle importancia, evidentemente nos vamos a centrar en su salud, pero la salud no es únicamente la parte física.

Ellas manifiestan que esto también es importante porque se ven diferentes y se sienten otra persona. Lo primero que hacemos es validarlo mucho. Lo que están pasando es natural que les duela y les preocupe, fijarse en su imagen no significa que le quiten importancia a la enfermedad. El trabajo es de un acompañamiento terapéutico muy específico y enfocado a sus necesidades a lo largo de ese cambio, no podemos olvidar que implica un reconocimiento. Estas personas (la mayoría son mujeres, pero también hay hombres con cáncer de mama) al enfrentarse a ese cambio lo primero que hacen es trabajar en reconocerse físicamente. Desde la validación, reconocimiento y la implicación e impacto de ese cambio físico, por ahí recorremos".

¿Cómo afecta también a nivel psicológico el cambio que produce el conocer que están enfermas en su relación con su entorno de familia, amigos, compañeros, etc.?

"Esto depende muchísimo de las personas, del entorno previo y de cómo ellos lo estén llevando por sus vivencias personales. Generalizando, lo que sí hay siempre es cambios. Todos tenemos en nuestro entorno a la persona que solo habla de la enfermedad porque considera que es lo que necesitas o al que no te habla nunca porque no sabe cómo gestionarlo y prefiere no preguntar. También el que cambia su mirada porque tu físico ha cambiado y no sabe si decírtelo o si no... Y las pacientes habitualmente se encuentran con cambios en sus relaciones sociales.

En consulta siempre se transmite que son ellos los que tienen que elegir mediante la comunicación qué quieren. "Hoy quiero hablarlo, hoy no, necesito esto o esto no. Trabajamos en la idea de pedir lo que se necesita en cada momento y comunicarse en los cambios a nivel de entorno cercano".

Psicología oncológica
AECC

¿Cómo afronta la paciente y cómo se le ayuda a gestionar el parón vital (profesional, personal, etc.) que supone un diagnóstico de cáncer? 

Le palabra gestionar no quiere decir que sea algo que no genere dolor, daño y malestar. Lo primero que decimos es que es normal que duela que los planes que tenían ya no puedan hacerlos, la validación siempre está presente. Es lógico que duela porque innegablemente tenemos que parar, ya se encargan las citas médicas de hacerlo, no es casi ni una elección. Trabajamos desde esa validación, porque en realidad lo raro sería que no te doliera.

Desde ahí, fomentamos el vivir ese dolor, entender que es este tu momento vital de una enfermedad -que ojalá no hubiera aparecido, pero aquí está-. Y vamos a intentar entenderlo como un aspecto que nos ha paralizado y nos duele como humanos, pero es lo que toca, nos centramos en el presente para luego continuar con esos planes. Probablemente se tendrán que adaptar porque la vida también cambiará y la propia persona".

¿Lo más complicado es aceptar la posibilidad de una muerte próxima?

"Depende mucho. Hay personas que te dicen que no tienen miedo a morir pero sí al dolor o a que sufran sus seres queridos y a que tengan que ser cuidados. Otros directamente dicen que no quieren morir y que tienen miedo. No sé si es lo más difícil, pero es una de las cuestiones más difíciles, pero es que el cáncer es muy difícil en general porque te enfrentas a muchos cambios y emociones que son complejas y te ponen de frente a cosas que no has pensado mucho y menos antes de ser diagnosticado. Todos sabemos que algún día moriremos, pero el cáncer te pone delante de esa posibilidad antes de lo que estabas dispuesto a ver".

¿Cómo se recupera esa vida post-cáncer? 

"La recuperación de la vida tras una enfermedad como el cáncer de mama conlleva una serie de cambios que pueden requerir ciertas adaptaciones. Innegablemente tienes que trabajar en consulta porque la vida que retomas no es la que dejaste porque ni siquiera tú eres la misma persona. Has aprendido cosas, te han dolido cosas que se han quedado contigo… ".

Una de las consultas más habituales superado el cáncer imagino que será por el miedo a la recaída... 

"Es una de las cosas que más se ve, hay que tener en cuenta que la posibilidad está si has pasado un proceso oncológico. Intentamos trabajar en el centrarnos en el presente, en la información que tenemos hoy. El miedo es una emoción natural que tiene que estar, es un avisador que nos acompaña y no podemos eliminar, pero toca centrarnos en el hoy. Es un trabajo sumamente difícil porque es aprender a convivir con una posibilidad. Hay atención grupal enfocada en esto y es un soporte más".

En el caso de los familiares, ¿cuáles suelen ser sus temores o preocupaciones habituales? 

"Los familiares normalmente acuden desde el amor preguntando cómo ayudar a su familiar que está mal. Y, por supuesto, necesitan también el desahogo personal por ver a su familiar así y ese miedo que les genera. Para ayudar lo que tenemos que hacer es preguntar. No siempre por ayudar como tú crees estás haciéndolo mejor, debes preguntar al enfermo porque quizá necesite otra cosa. Les animamos también al autocuidado para poder seguir cuidando y, por supuesto, que cuenten con apoyo en atención psicológica como espacio de desahogo, de comunicación…".

¿Cómo se valora la importancia de la salud mental a lo largo del proceso oncológico? 

"Es sumamente clave porque acompaña a pacientes y familiares en este proceso para aportarles herramientas, pero es importante que la persona la quiera recibir. No podemos obligar a las personas a ir al psicólogo. Una salud mental 'buena' va a ayudar a sobrellevar el proceso de la mejor manera posible, es indudable. No te va a curar, pero te ayuda a recorrer el proceso con esa ayuda. Cuando hablamos de salud mental no nos referimos a emociones como la tristeza, el miedo o la angustia que son normales en las personas. Y si es alguien con cáncer, tenerlas no significa no tener 'buena' salud mental porque tiene que estar triste y preocupado, eso refleja que su cabeza funciona bien. ¡Qué raro sería tener cáncer y que no te preocupe! Por eso para nosotros es importante validar y normalizar -no quitar importancia- sino darle la que tiene.

La salud mental es contar cómo te encuentras, si necesito ayuda la pido y me pongo a trabajar en ello. Nosotros ayudamos a llevarlo mejor, no a que no duela".