Las latas de conserva son un método de preservación de alimentos que consiste en envasarlos al vacío en recipientes metálicos y someterlos a un tratamiento térmico para eliminar los microorganismos que pueden causar su deterioro, y se han popularizado en todo el mundo por su practicidad, durabilidad y variedad. Sin embargo, no todas las latas de conserva se recomiendan por igual, ya que pueden tener algunos inconvenientes para la salud.

Recientemente, expertos de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) han desarrollado un estudio en el que contemplan los múltiples beneficios para la salud que aporta un alimento en concreto, que podemos encontrar en lata de conserva y deberíamos tomar más a menudo en España. ¿De cuál se trata y cuánto se recomienda comer a la semana?

La lata de conserva más recomendada del supermercado

La sardina es un pescado azul que ofrece múltiples beneficios para la salud. Su alto contenido en ácidos grasos insaturados, sobre todo omega 3, ayuda a reducir el colesterol LDL (el que perjudica al corazón) y a proteger el sistema cardiovascular. Además, la sardina tiene un efecto preventivo sobre otra enfermedad muy frecuente y grave en los países desarrollados: la diabetes tipo 2.

Así lo demuestra un estudio liderado por la profesora e investigadora de Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Diana Alicia Díaz Rizzolo, que revela que el consumo regular de sardinas mejora el metabolismo de la glucosa y previene la resistencia a la insulina.

Un alimento que podemos consumir tanto fresco como en latas de conserva, preferiblemente naturales, fáciles de encontrar en el supermercado y una forma más barata de comerlas.

¿Qué aportan las sardinas al organismo?

Según dicho estudio, dentro de la categoría de pescado azul las sardinas son las más ricas en lípidos y es el que tiene más contenido en PUFA (ácidos grasos poliinsaturados). Es uno de los pescados grasos más ricos en taurina, AG omega-3, calcio y vitamina D, que contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.

Además, las sardinas son el pescado azul más rico en proteínas y en la mayoría de aminoácidos, y puede tener acciones hipoglucemiantes, antioxidantes y antiinflamatorias en el organismo. 

Lata sardinas
CANVA

¿Cuántas veces se recomienda comer sardinas a la semana?

El estudio liderado por Rizzolo quiso comprobar el efecto de las sardinas en la prevención de la diabetes tipo 2. Para ello, contó con la participación de 152 pacientes mayores de 65 años con prediabetes que formaban parte de tres centros de atención primaria y tenían un alto riesgo de desarrollar la enfermedad por su edad.

Los pacientes se dividieron en dos grupos: uno siguió un programa nutricional para reducir el riesgo de diabetes, y el otro hizo lo mismo pero añadiendo a su dieta 200 gramos de sardinas a la semana durante un año (que equivale aproximadamente a dos latas de sardinas naturales o en aceite de oliva virgen).

Los resultados mostraron que el grupo que comió sardinas redujo significativamente su riesgo de diabetes, pasando de un 37% a un 8% de personas con un riesgo muy alto. En cambio, el grupo que no comió sardinas apenas varió su riesgo, que se mantuvo en torno al 22%. Además, el grupo que comió sardinas mejoró otros aspectos relacionados con la salud: aumentó el colesterol bueno y las hormonas que regulan el metabolismo de la glucosa, disminuyó la resistencia a la insulina, los triglicéridos y la presión arterial.

También se les recomendó que comieran la sardina entera, con espina incluida, para aprovechar el calcio y la vitamina D que contiene.

¿Se recomiendan los suplementos?

La sardina es un alimento que protege frente a la diabetes tipo 2, pero no solo por los nutrientes que contiene, sino por la forma en que interactúan entre ellos y con el alimento. Así lo explica Diana Alicia Díaz Rizzolo, la líder del estudio que ha demostrado el efecto preventivo de este pescado azul.

Según Rizzolo, tomar suplementos con los mismos nutrientes que la sardina (omega 3, taurina, calcio y vitamina D) no tendría el mismo efecto, ya que estos actúan de forma diferente cuando se aíslan de la matriz alimentaria. Por eso, recomienda consumir la sardina entera y en su forma natural, sin añadir aditivos ni conservantes.