Como has visto en las recetas, una lata de sardinas puede dar muchísimo juego para solucionar una comida en un abrir y cerrar de nevera de forma fácil y rápida. Pero esto no es todo. Aquí tienes un montón de razones más para engancharte a las sardinas en conserva.
Sardinas en lata: una fuente de riqueza por poquísimo dinero
- Comiendo este pescado azul, los expertos consideran que incluso las sardinas de lata son sanísimas, te estarás dando un chute de saludables ácidos grasos omega 3, así como en vitamina B, calcio y otros beneficiosos minerales.
- Los ácidos grasos omega 3 del pescado hacen aumentar el “colesterol bueno” y reducen el “colesterol malo” y los trigliceridos. Por lo tanto, comer sardinas es uno de los hábitos que ayudan a cuidar tu corazón y mantenerlo fuerte y sano.
- Contiene vitaminas del grupo D, que facilita la absorción intestinal del calcio y el fósforo, con lo que estarás contribuyendo a fortalecer tus huesos y mantenerlos sanos.
- Las propias sardinas de lata contienen este mineral tan nesesario. Una ración de 100 g de esta sardina consumida con espina representa 382 mg de calcio, con lo cual será una manera de tomar calcio sin esfuerzo.
- Y además es mucho más económico que otros pescados azules, como el salmón y el atún, pero igual de sabroso o más. Y por lo tanto, te lo puedes permitir tan ricamente.
Precauciones mínimas
Lo único que debes vigilar cuando comas las sardinas en conserva es la sal que contienen y el tipo de aceite en el que están conservadas. Para ello, lee bien el etiquetado y opta por las que contengan menos sal. Y sobre todo escúrrelas bien en el caso de que estés a dieta si no quieres llevarte a la boca un montón de grasa con la que no habías contado...