Bodas

El vestido de novia de Ana: un diseño de Alta Costura hecho por su hermano, Diego Estrada, que sorprendió a las invitadas

Ana se casó con Clemente en Madrid, llevando un diseño espectacular con formas y volúmenes, una fórmula más vista en looks de invitada, pero no tanto en terreno nupcial

La boda de Ana y Clemente

Ana, llegando a la iglesia de Santa Bárbara.

Dos Más en La Mesa
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María Calvo

Periodista especializada en bodas

Actualizado a

Muchas mujeres suelen coincidir en recordar con especial cariño las pruebas de su vestido de novia. Es un proceso creativo único que viven acompañadas de familiares o amigos. Sin embargo, es especialmente emotivo cuando es una persona allegada la encargada de dar forma a esa ilusión. Lo vimos en el caso de Marina, una novia vasca a la que le hizo el vestido una íntima amiga de la familia y ahora lo volvemos a comprobar con Ana, una novia que tiene el privilegio de ser hermana de uno de los diseñadores más aplaudidos del sector nupcial español: Diego Estrada. “Además de ser mi hermano, Diego es la persona que mejor conoce mis gustos y mi silueta. La mayoría de las veces voy vestida por él”, asegura.

Ana Rincón y Diego Estrada entrando en la iglesia
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Ana Rincón y su hermano, el diseñador Diego Estrada, entrando en la iglesia.

La vis artística también los une. Ana es comisaria de arte y no tuvo dudas en delegar el grueso del diseño a su hermano, hasta tal punto que le “dejó hacer” con la confianza ciega que dan los lazos de sangre. “Es mi principal referente en moda, por eso decidí que diseñara ambos vestidos a su gusto. Opté por no verlo, así que fui probándome los vestidos por partes, sin conocer el resultado final. Fue una experiencia muy divertida para todos y me encantó compartirlo con él”, recuerda.

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Ana, llegando a la iglesia de Santa Bárbara.

El secreto mejor guardado se desveló cuando Ana entró, precisamente, del brazo de su hermano a la Parroquia de Santa Bárbara. Fue al abrigo del otoño madrileño, un 22 de octubre de 2022. Allí, tras subir las escalinatas que llevan a la capilla de las Salesas Reales, le estaba esperando Clemente con su impecable uniforme de Capitán del Ejército de Tierra.

La boda de Ana y Clemente
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La boda de Ana y Clemente.

Como en las mejores historias, hay que remontarse a la infancia para encontrar el origen de una relación que cuajó años más tarde y que ha pasado por muchas etapas hasta acabar en boda. “Nos conocemos desde niños y empezamos a salir en segundo de bachillerato. Posteriormente, él ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza, mientras que yo estudié Bellas Artes en Madrid”, rememora Ana. Fue una noche de verano en Jerez cuando le pidió matrimonio, sin haber hablado siquiera del tema, quizás, porque nunca habían conseguido aún asentarse en el mismo lugar. “Nunca habíamos vivido en la misma ciudad. Mientras él cambiaba de destino, yo me movía entre Londres, Pamplona y Nueva York. Finalmente, acabé en Madrid trabajando como consultora de arte para coleccionistas”. Pero fue en la época de la pandemia, cuando él regresó de su misión en Irak y ella comenzó a trabajar por su cuenta desde casa, cuando comenzaron a planear su futuro juntos. Como bien dijo Clemente en su discurso, “a pesar de ser una historia convencional, se escapa de toda regularidad”.

La boda de Ana y Clemente
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Ana y Clemente, saliendo de la parroquia de Santa Bárbara recién casados.

un vestido arquitectónico

Momentos antes de la ceremonia, Ana estaba “agradecida, serena, con mucha libertad y ganas de disfrutar con Clemente y el resto de invitados”. Su madre y, por supuesto, Diego, le acompañaron durante el getting ready. El primer vestido que llevó a la ceremonia religiosa seguía una de las líneas más recientes de Estrada, donde construye volúmenes mediante pliegues orgánicos. Este recurso con notas arquitectónicas ya lo había utilizado antes en diseños para influencers como Teresa Andrés Gonzalvo o Marta Lozano, dos acérrimas a su firma. Y es que esta alta costura lúdica que se divierte con las formas y los volúmenes suele ser muy habitual en looks de invitada, pero no tanto en terreno nupcial. Sin ir más lejos, recordamos a Ana Rujas en la última gala de los premios Goya con un elegante diseño de archivo de Armani Privé, con un volumen similar en la falda, que también llevó Nicole Kidman en blanco años atrás, en la gala de los Critics Choice Awards de 2019.

La boda de Ana y Clemente
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El vestido arquitectónico de Ana, firmado por su hermano, el diseñador Diego Estrada.

Por su parte, el vestido de novia de Ana está confeccionado en mikado y es de manga larga, cuello a caja y está rematado en cola. Es elegante, sofisticado y adecuado para una ceremonia celebrada por la Iglesia gracias a unas proporciones teatrales, pero compensadas. Lo combinó con unos zapatos blancos de Jimmy Choo, joyas de herencia familiar y un sencillo ramo de flores de Floreale. Además, como manda la tradición en las bodas religiosas, quiso ser una novia velada, detalle que también corrió a cargo de Diego Estrada.

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Detalle del vestido arquitectónico de Ana, firmado por su hermano, el diseñador Diego Estrada.

Una vez convertidos en marido y mujer, lo celebraron en la Finca La Gaivota, un lugar maravilloso a 8 minutos de Madrid, de arquitectura regionalista e inspirado en un pazo gallego, lugar de origen de sus dueños. Allí tuvo lugar el cóctel, la comida y la fiesta posterior, donde Ana tuvo un as guardado bajo la manga. En este momento, cambió look nupcial por otro modelo, también diseñado por su hermano, que reflejaba actitud y espíritu de libertad creativa. Tenía un estilo Art Nouveau, con bordados curvos, más ornamentales y de aspecto mucho más decorativo.

De esta manera, pusieron el broche de oro a su día más especial, orquestado por la wedding planner Marta Maza, de The Wedding Day, e inmortalizado para el recuerdo por el refinado objetivo de Dos Más en La Mesa.