La próxima vez que salgas a correr o que vayas a un gimnasio, levanta la vista y echa un vistazo a tu alrededor. Es muy probable que descubras que a tu alrededor todo el mundo lleva una serie de accesorios en común. Bandas elásticas, kettlebells, correas de suspensión, mancuernas ajustables, y sí: relojes inteligentes.
Estos aparatos, que se han popularizado tanto en los últimos años, se han convertido en el must de todo amante del fitness. Con la inmensa cantidad de funcionalidades que han adquirido con los años, hay quien no se separa de su smartwatch en ningún momento. Y su promesa más atractiva tiene que ver con la capacidad de medir el rendimiento deportivo, la quema de calorías, los pasos y los minutos de actividad.
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Pero, ¿cómo funcionan estas métricas? ¿Son tan fiables como pensamos? El entrenador Marcos Vázquez alerta sobre ellos en sus redes sociales, advirtiendo que lejos de ayudar, estos aparatos a veces nos restan.
¿Los relojes inteligentes ayudan?
Cualquiera que se haya propuesto empezar a entrenar ha pensado en comprarse un reloj inteligente, por una razón muy sencilla: mide cuántas calorías pierdes a lo largo de todo el día.
Para muchos tener en mente esta métrica es una ayuda para planificar rutinas, comidas y el día a día cuando quieren perder peso. Saber exactamente cuantas calorías estás perdiendo parece una forma clave de optimizar la eficacia de cualquier plan de adelgazamiento.
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El problema, explica Marcos Vázquez, es que no son fiables. “¿Terminaste tu sesión de entrenamiento de una hora y el smartwatch te dice que has quemado 800 calorías? Pues siento decirte que seguramente es mentira”, revela el entrenador en un vídeo en Instagram.
“Un estudio reciente comparó las mediciones de frecuencia cardíaca y gasto energético de un Apple Watch, un Fitbit y un Pilar durante varias actividades físicas”, expone en sus redes. “La conclusión fue que la estimación que hacen de la frecuencia cardíaca es bastante buena, sobre todo en el caso del Apple Watch, pero pueden sobreestimar el gasto energético real hasta un 30%, por lo que no es recomendable usarlos con este fin”.
Un mal medidor de calorías
Las conclusiones del estudio son claras. El reloj inteligente no te está ayudando a contar calorías, y aunque sí que tiene otras funciones interesantes, esta queda completamente descartada. Puede ayudarnos en otros aspectos, como veremos a continuación, pero no en este sentido.
Aunque, como bien señala el experto, debemos recordar que “el objetivo principal del ejercicio no es quemar calorías, sino mejorar nuestra fuerza, resistencia y salud global”.
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Este enfoque tiene varias ventajas. Para empezar, nos quita de la cabeza la obsesión por el peso y los kilos, que normalmente nos resta y nada nos aporta. De hecho, son muchos los entrenadores, entre ellos Juan Antonio Martín, que recomiendan medir los resultados del gimnasio con una cinta de medir, y no con la báscula. Porque durante las primeras semanas de entrenamiento, podemos incluso subir de peso. El músculo, al fin y al cabo, tiene su propio peso y es en lo que nos debemos centrar al comienzo.
Toda la masa muscular (y esta es la segunda ventaja de ese enfoque) nos ayudará a acelerar el metabolismo. Y es que el músculo quema más calorías, incluso en reposo, que otros tejidos corporales. Esto hace que a medida que desarrollamos la fuerza física, nuestro cuerpo queme más rápido las calorías.
Por tanto, centrarnos solo en las calorías que estamos quemando durante el entrenamiento no tiene mucho sentido. Lo que necesitamos es un entrenamiento funcional, que desarrolle nuestra fuerza y resistencia, como explica el entrenador.
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Para lo que sí sirve el reloj inteligente
Aunque ya hemos visto que para medir calorías no es eficaz, el reloj inteligente puede ayudarnos en otros aspectos.
Por ejemplo, el ya mencionado Juan Antonio Martín complementa, en su plan de entrenamiento, sesiones de fuerza con 10.000 pasos diarios. Esto, explica, tiene como finalidad evitar el senderismo y aumentar el gasto calórico diario, algo esencial para perder peso.
En estos 10.000 pasos, el entrenador tiene en cuenta tanto los pasos dados con intención deportivo (saliendo a caminar, por ejemplo), como aquellos que damos durante la rutina (yendo al trabajo, a la compra, a buscar a los niños, al colegio, etc.). En este sentido, el reloj inteligente puede ayudarnos a controlar los pasos y motivarnos a dar más cada día, a modo de desafío personal.
El reloj inteligente, como señala en su vídeo Marcos Vázquez, también nos puede servir para medir el ritmo cardiaco, una métrica clave durante entrenamientos de mayor intensidad.