El debate con la tortilla de patatas está más que servido: con o sin cebolla, muy cuajada o casi líquida. En cualquiera de sus versiones, este plato típico español es de los más amados del país. Los turistas extranjeros quedan enamorados cuando la prueban y piensan que es muy fácil de hacer. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y hay algunos trucos con los que nos podemos coronar como las reinas de la tortilla de patatas.
Para empezar, la calidad marca la diferencia, como en toda receta que cuenta con pocos ingredientes en su lista. Tan solo hace falta cebolla de forma opcional, aceite de oliva, huevos, patatas y sal en su versión más clásica. Luego han surgido cientos de variaciones -algunas más locas que otras- que le agregan queso, cualquier tipo de verdura, jamón e incluso guiso de carne que ha sobrado del día anterior.
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Cada cocinero, sea profesional o no, la hace a su manera y no hay dos tortillas iguales por mucho enfuerzo que haya detrás para calcarla. Ni siquiera en un restaurante queda igual. Hay quien deja las patatas más crujientes o quien las pocha y las deja más blandas; quien deja la cebolla más cruda o quien la carameliza; quien utiliza más huevos para que quede más jugosa o quien usa menos y la deja más cuajada.
La tortilla de patatas chip de Ferrán Adrià
El chef Ferrán Adrià, fundador de El Bulli, propuso en una entrevista para LaSexta una versión de tortilla de patatas que seguro a más de una que aborrece cocinar ya se le había ocurrido. Ante la pregunta de la entrevistadora sobre si prefiere la tortilla de patatas con o sin cebolla, su respuesta fue contundente y dejó a la periodista desconcertada: "Yo soy de tortilla de patatas chip, de bolsa".
Al ver esta reacción, le preguntó "¿no te has hecho nunca una tortilla de chips?". Confirmó que no era ningún invento propio, pero que él la hacía así. "Tú si te haces una tortilla de queso, ¿te haces el queso? No, lo compras", continuaba argumentando. "Entonces, ¿cuál es el problema de hacerla con patatas chip si son de calidad?". Y la verdad es que tiene toda la razón del mundo y cada vez hay más gente que la prepara así.
Conlleva menos esfuerzo y, además, es más barata porque el aceite de freír las patatas nos lo ahorramos. Lo importante es elegir bien las patatas, que sean crujientes, bien sabrosas para no tener que añadir sal y lleven los ingredientes justos, es decir, patatas, sal y aceite. Una vez tenemos el ingrediente principal, nos hacemos con huevos frescos y un buen aceite de oliva para hacerla vuelta y vuelta en la sartén.
Ingredientes
- 12 huevos grandes
- 170 gramos de patatas fritas de bolsa (lo equivalente a 6 tazas)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
Cómo se hace
- Primero batimos todos los huevos en un bol hasta conseguir que estén espumosos y con un color más claro, en torno a unos cuatro minutos sin parar. Este paso es fundamental para conseguir que la tortilla salga muy ligera y esponjosa.
- Después calentamos una sartén antiadherente a fuego medio con una de las dos cucharadas de aceite.
- Añadimos las patatas fritas de bolsa a la mezcla de los huevos. Podemos aplastarlas ligeramente antes para conseguir trozos más pequeños. Lo removemos hasta que estén integradas y bien cubiertas. Dejamos reposar durante un minuto para que se ablanden un poco.
- Vertemos la mezcla en la sartén bien caliente. Con una espátula esparcimos todas las patatas de manera uniforme, pues la textura es más consistente que la de la tortilla de patatas tradicional. Cocinamos a fuego medio unos tres o cuatro minutos hasta que la parte inferior esté casi cuajada y la superior húmeda.
- Damos la vuelta a la tortilla con mucho cuidado. Añadimos la otra cucharada de aceite a la sartén y cocinamos por el otro lado unos dos minutos.
- Los tiempos de cocción son intuitivos, pues dependen del gusto de cada persona. Si se quiere más cuajada, deberemos dejarla más tiempo.