1. Multiusos, jabón para la ropa y lavavajillas
La mayoría de estos productos de limpieza contienen alcohol, propilenglicol y tripolifosfato de sodio. El alcohol puede causar náuseas y vómitos si se ingiere; el propilenglicol es irritante y puede causar daños en el sistema inmunológico; y el tripolifosfato de sodio irrita la piel y puede ocasionar ceguera en contacto directo con la piel y los ojos.
2. Aromatizantes
La fragancia o el perfume de los limpiasuelos y otros detergentes del hogar puede causar asma, náuseas, irritaciones cutáneas, cambios de humor repentinos, depresión y pérdida de memoria. El culpable es el EDTA, un contaminante orgánico persistente y súper perjudicial para el medio ambiente.
3. Detergente para el baño y el inodoro
Suele contener cloro, un elemento químico que irrita la piel, los ojos y los pulmones. Además suele llevar paradiclorobenceno, que puede dañar los ojos, la nariz y el sistema nervioso. Y en los que son desinfectantes suele haber fenol, un componente muy perjudicial si se ingiere ya que es potencialmente cancerígeno.
4. Limpiacristales
La mayoría de estos productos están hechos a base de amoníaco, un compuesto que en grandes concentraciones puede irritar los ojos, la garganta y las vías respiratorias, así como inflamar los pulmones y destruir la mucosa gástrica, además de lesiones en la epidermis.
5. Blanqueadores
Uno de sus componentes, el hipoclorito de sodio, es especialmente nocivo. Ingerido en grandes cantidades ocasiona delirio, baja presión sanguínea y daños graves en el esófago y el estómago. Nunca debe mezclarse con amoníaco ya que produce una reacción química que emana gas tóxico.
6. Limpiahornos y desatascadores
Para combatir la grasa y los atascos, suelen contener hidróxido de sodio o sosa cáustica, un producto que puede ocasionar daños gravísimos en el sistema gástrico y digestivo en caso de ingestión. Ese compuesto también suele encontrarse en productos desinfectantes y anti-hongos.
7. Desengrasantes
Suelen llevar disolventes butilo tóxicos, que pueden dañar al hígado, los riñones y el sistema central nervioso. También los suelen llevar los multiusos y los limpiacristales.
8. Anticales y limpiametales
Su elemento nocivo, entre otros, es el ácido clorhídrico o ácido muriático, que es súper corrosivo e irritante para cualquier tejido que entre en contacto con él. Una exposición muy elevada a este ácido puede provocar líquido en los pulmones y muerte por asfixia.
9. Pulidores de zapatos y suelos
Mucho cuidado si entre sus componentes ves que contiene nitrobenceno, un producto muy tóxico y fácilmente absorbible a través de la piel, los pulmones y el intestino en caso de entrar en contacto, respirarlo en grandes cantidades o ingerirlo. Puede llegar a causar daños graves en el sistema nervioso, defectos en los fetos y hasta la muerte.
10. Abrillantadores para los muebles
Suelen contener formaldehído, un compuesto que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer clasifica como “carcinógeno confirmado para humanos”.
Existe la creencia generalizada de que los productos de limpieza son inocuos e inofensivos, pero como has visto muchos son extremadamente dañinos para la salud si se entra en contacto con ellos. Y no solo si se ingieren de forma accidental, sino también al inhalarlos o al entrar en contacto con la piel, los ojos, la nariz y la boca.
Productos de limpieza tóxicos: cómo evitar peligros
Aunque no todos los detergentes contienen estas sustancias y compuestos tóxicos, sigue las siguientes recomendaciones si quieres reducir riesgos.
- Procura ventilar bien la estancia mientras estés limpiando.
- Mantén los productos de limpieza bien cerrados, y en un lugar seguro y alejado del alcance de los niños o los animales domésticos.
- A la hora de limpiar, protégete con guantes y ropa adecuada, y ten mucho cuidado con las salpicaduras en los ojos, nariz, boca y piel en general.
- Lee atentamente tanto las instrucciones de uso como las advertencias de peligro, y cúmplelas.
- Evita aquellos productos que contengan advertencias y palabras como peligroso, tóxico, irritante, corrosivo…
- Opta por productos biodegradables, ecológicos, sin fosfatos, sin parabenos, con aceites vegetales como coco y cítricos, así como en envases reciclables para no perjudicar ni tu salud ni el medio ambiente.
- Nunca mezcles productos (en especial la sosa cáustica y el amoníaco) ya que pueden dar como resultado una reacción química súper tóxica.
- Dilúyelos en agua para disminuir sus efectos nocivos para la salud. La toxicidad puede variar mucho en función de la cantidad y de la concentración de producto.
- Siempre que puedas decántate por viejos trucos de limpieza caseros como recurrir al jabón de toda la vida, usar dos cubos (uno con agua con detergente y otro con agua limpia para aclarar), pasar bayetas de microfibras sin detergente para eliminar restos de una superficie limpia.
- Y prueba sustancias menos nocivas como el vinagre, el agua oxigenada, el limón o bicarbonato, estrellas de los productos de limpieza caseros.