10 trucos para exprimir al máximo los beneficios del limón

La nutricionista Laura Jorge explica que “realmente no tiene propiedades milagrosas. Pero no deja de ser una manera saludable de hidratarte con el plus de la vitamina C que aporta la fruta”. Veredicto: Si puedes incorporar esta bebida a tu rutina matutina de forma natural, ¡hazlo! Eso sí, si a primera hora de la mañana lo único que te pide el cuerpo es un buen café, no te fuerces.  

Si eres de las que se han sumado al club de fans de los smoothies a base de hojas verdes, ¡el limón será la media naranja de tus batidos! Esto se debe a que este cítrico favorece la absorción del hierro de estas verduras. Como lees, este cítrico hará que tus sorbos sean todavía más saludables. ¿Todavía no eres una juice lover? No te pierdas nuestros tips.

Al pelar el limón, ¡reserva su cáscara! Contiene gran cantidad de limonoides que, como indica la Fundación Española de Nutrición, podrían ayudar a prevenir ciertos cánceres. Añádela a tus tés o utiliza su ralladura en todo tipo de recetas (échale un ojo a estos cupcakes lights). Aviso: Si puedes, opta por limones ecológicos para evitar que en la cáscara queden restos de pesticidas, ceras, químicos... Si no es así, lávalos a conciencia.

Las altas temperaturas destruyen las vitaminas hidrosolubles como la C. Para ser más exactos, según un estudio publicado en The Journal of Agriculture and Food Chemistry, un tomate -que también es rico en vitamina C– cocinado durante dos minutos tiene un 10% menos de vitamina C. ¿Solución? Para minimizar la acción del calor, cocina el limón entero o cortado en trozos grandes.

Para depurar el organismo, lo mejor es... redoble de tambores… ¡el agua! Aunque la cantidad que debes ingerir es relativa, intenta cumplir con la recomendación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que aconseja beber unos 2 litros al día. ¿Eres de las que dicen aquello de “el agua es para los peces”? La nutricionista Laura Jorge tiene la réplica: “Añade unas rodajas de limón a tu jarra para aportar sabor”.

El limón es rico en vitamina C, que es antioxidante. Esto se traduce en que le sienta espectacularmente bien a tu piel, a tu cabello y a tus uñas. Además, ayuda a combatir los resfriados y refuerza el sistema inmunitario, ya que la vitamina C ayuda a sintetizar los glóbulos blancos. Aunque esta vitamina también la puedes encontrar en otros alimentos como la manzana y la sandía.

Otra de las bondades que se le atribuyen al agua con limón es que aumenta el metabolismo y favorece la pérdida de peso y de grasa, pero no hay estudios científicos que lo avalen. Lo que sí ha publicado el Journal of Clinical Biochemistry and Nutrition es una investigación que apunta que los polifenoles presentes en la cáscara del limón pueden ayudar a evitar el tirón de orejas de la báscula.   

Cambia las salsas y los aliños (que suelen ser el escondite favorito de las grasas y compañía) por el jugo de un limón. Las posibilidades de este cítrico son innumerables, saca a la masterchef que llevas dentro y no tengas miedo a experimentar. Psst, psst, si no estás muy inspirada o quieres probar una apuesta segura para tu paladar, aquí tienes una ensalada súper ligera con una vinagreta de miel y limón riquíiisima.

Si te paseas por el súper, seguramente verás limonadas envasadas de todo tipo, ¡resístete a llenar el carro de éstas! Prepara tú misma tus propios zumos, así te asegurarás de que no tienen conservantes ni aditivos. Tu salud lo agradecerá, ¡y tu bolsillo también!

El limón debe ser un imprescindible no solo de tu cocina, ¡también del armarito de los productos de limpieza! Atrévete a utilizar esta fruta más allá de los fogones, y es que estamos hablando de un gran desinfectante antiséptico que puede convertirse en la pesadilla de las bacterias de tu baño.