En 2024, Dinamarca repitió en el ranking de los países más felices del mundo con su ya habitual segunda posición, solo por detrás de los campeones imbatidos, los finlandeses. No es magia, es cultura. Los daneses aseguraban ser felices porque contaban con una sólida red de relaciones personales, tenían un alto grado de autonomía y confiaban en sus vecinos. Otro elemento clave en la felicidad danesa es, sin duda, el hygge.
Así lo asegura Meik Wiking, que con tono divertido se presenta en el programa de televisión Lorraine como “Maestro de Dragones y Rey del Hygge”. Es, además, el director ejecutivo del Instituto de Investigación de la Felicidad y el autor de El pequeño libro del hygge, en el que desvela los detalles de esta tradición danesa tan esencial para la felicidad.
iStock
“El hygge”, explica, “es el arte de crear un ambiente agradable”. Y para conseguirlo, podemos leer en su famoso libro, no pueden faltar las velas. Este, y otros tantos secretos daneses, son los que hacen que una casa se convierta en hogar, y que aprendamos, en palabras de Wiking, a disfrutar “de los placeres sencillos de la vida”.
Cuando menos es más
No es una sorpresa para nadie que la felicidad no se esconde en grandes cuentas bancarias, en coches de lujo ni en ropa de marca. Lo decían los estoicos, y lo confirman los daneses. La felicidad está escondida en un lugar en el que nunca miramos. En lo sencillo. En lo cotidiano. De eso, precisamente, va el hygge.
Así lo describe Wiking, que asegura que en su libro intentaba presentarnos el hygge como “el arte de crear un ambiente agradable”, que, desde su perspectiva, “se trata de velas. Se trata de cenar con la familia. Se trata, básicamente, de los placeres sencillos de la vida”.
El primer elemento es clave, porque el autor asegura que “no hay hygge sin velas”. Añade, además, que “si les preguntas a los daneses qué es lo que más asocian en el hygge, un 85% menciona las velas”.
iStock
El secreto de la felicidad: las velas
Parece una locura decirlo, pero es así. Para Meik Wiking, una de las personas más felices del mundo, las velas son la clave de la felicidad. No porque haya nada químico en ellas que nos haga felices, como si fuesen una pastilla que engullir. Encender velas, sin intención, no te aportará nada. Pero cuando se hace con intención, se convierte en un ritual poderoso.
La base científica de todo esto, asegura, se encuentra en “la atracción humana hacia el fuego”. El experto señala entonces a las luces de platón, intensas y brillantes, como las que en ocasiones tenemos en casa. “Estas luces son buenas para la tele”, indica, “pero no para el hygge”.
En cambio, si apagamos las luces de casa y nos sentamos a la mesa bajo la luz de las velas, explica, nos veremos envueltos en “una luz más suave y cálida” que hace que nos sintamos mejor, “es más agradable”.
Parece una tontería, pero lo puede cambiar todo. “Después de escribir sobre el hygge”, recuerda el autor, “un canadiense me escribió para contarme que había comprado unos candelabros. Los empezó a encender en casa para cenar con su esposa e hijos. Me contó que los niños también empezaron a encender las velas para cenar. Se convirtió en un ritual de leña y fuego”.
Este ritual, explica el experto, permitió que las cenas de 15 minutos de la familia se alargaran. “Los chicos se sientan en la mesa y hablan de su día en lugar de simplemente devorar la comida”. La cálida luz de las velas nos calma, nos recuerda ir despacio, nos hace sentir a gusto, nos ayuda a disfrutar.
Otros consejos del hygge para ser felices
Aunque las velas son una parte importante de este ritual de la felicidad que los daneses practican a diario, no lo es todo. En su libro sobre el hygge, Wiking enumera otros consejos esenciales para cultivar ese bienestar que se cosecha en modestas cantidades y se siembra en lo diario.
- El libro de las sonrisas. Uno de sus consejos es tener una especie de “archivo de sonrisas”, con cosas que te hagan sonreír. Pueden ser fotografías con personas a las que quieres, una entrada de cine de cuando conociste a tu pareja, “cualquier cosa que te inspire”. Su finalidad, asegura Wikis, es recordar las cosas que nos hicieron sonreír, porque “tendemos a olvidar las cosas que realmente disfrutamos y recordamos las críticas. Recordamos los días malos mucho mejor que los buenos”.
- Frasco de la alegría. Otro experimento que el experto ha puesto en práctica en casa para que el hygge forme parte del día a día es el ‘frasco de la alegría’. En la mesa del comedor, tienen notas adhesivas (junto a las velas) y un frasco. En as notas van apuntando “pequeñas cosas que los han hecho felices hoy” y las acumulan durante todo el año. “No se trata de que tengas que estar feliz todo el tiempo”, explica el experto, solo de hacer un esfuerzo consciente por recordar y reconocer lo bueno.
- Tiempo al aire libre. Su último consejo para ser felices es recordarnos que la felicidad no solo está en casa. Disfrutar de la familia al aire libre “activos y unidos”, aclara el experto, “está lleno de significado”. Es otra forma de crear hogar más allá de las puertas de casa y cuidarnos en familia.