La de un monarca con tatuajes es una de esas imágenes que cuesta imaginar. Por algo tan sencillo como que la pompa propia de los actos solemnes nos tiene acostumbrados a dibujar su figura en nuestra mente luciendo las mejores galas. Siempre ataviados de manera inmaculada, controlando cada detalle por ínfimo que sea con el propósito de que nada merme su aura regia. Tradición que se viste con trajes de chaqueta hechos a medida y vestidos de las firmas más prestigiosas y no da lugar a decorar la piel con tinta. ¿O sí?
Por sorprendente que parezca a bote pronto, sí existen figuras en la realeza que han pasado por el estudio para marcarse con diseños de todo tipo. En ningún caso cabe remitir a personajes estrafalarios o a monarquías perdidas de la mano de Dios que se escapan del imaginario popular. Al fin y al cabo, y por moderno que pueda parecer, la de tatuarse es una tradición que se remonta a muchos años atrás. Ya en los tiempos de las cavernas se tatuaba la gente, de modo que dar por hecho que ningún soberano lo ha hecho sería demasiado categórico. Además de falso. ¡Pero si hasta Juan Carlos I tiene un tatuaje! Y no, no es el emérito una excepción de entre todos los Borbones. Hay más.
El tatuaje nunca visto de Juan Carlos y las 5 'marcas' de Victoria Federica
Es una de esas cuestiones que solamente conocen los más observadores de la Corona y que resulta más impactante. Sí, el exmonarca, que de un tiempo a esta parte ya ni siquiera reside en España y tiene su residencia fijada en Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos, luce un tatuaje. Bien, lucir tampoco es que lo luzca. En sus 86 años, nunca se ha visto la ilustración que Juan Carlos I eligió para adornar su dermis.
Ni siquiera se sabe dónde lo tiene, aunque sí es de conocimiento público el dibujo en sí mismo. Se trata de un ancla, y lejos de ser una decisión arbitraria, se trata de un tatuaje cargado de significado. ¿Por qué? Porque cualquiera que haya seguido los pasos del emérito sabrá de buena tinta -y nunca mejor dicho- que es un amante empedernido del mar. Incluso hoy día mantiene su afición por las regatas y sigue viajando desde Asia hasta Sanxenxo para navegar en el Bribón.
Y aunque el rey Felipe también es muy fan del mar y los deportes acuáticos -incluso formó parte del equipo olímpico de vela en los Juegos de Barcelona 92-, quien más ha heredado esa gran pasión es su hija Elena. La infanta, por contra, no ha optado por teñirse ninguna parte del cuerpo para dejar constancia de ello. Ahora bien, si alguien parece haberle cogido el gusto a la tinta es su la menor de sus hijos. Victoria Federica, que tiene un total de "cinco tatuajes" como aseguró Silvia Taulés para el digital 'Vanitatis' en el 2022. Uno de ellos es un dibujo del último velero en el que navegó su abuelo, al que adora por encima de todo. Pequeño, como lo son los otros cuatro. Para muestra, el casi imperceptible símbolo de 'smiley' que se tatuó en la parte superior de la oreja.
Ella misma contó que en una entrevista que el motivo no es otro que expresar que se siente alegre y divertida. Y en esa misma línea estilística, la joven luce también tres puntos que simbolizan a las personas más importantes de su vida: su madre, su padre Jaime de Marichalar y su hermano Froilán. Tan minimalista como la palabra 'Breathe' -'respira', en inglés- en el cuello, la silueta de laisla de Mallorcaen uno de sus pies o su última 'adquisición': una fina línea que recorre su columna vertebral de arriba a abajo. En la espalda, donde también se ubican unas estrellas que incorporó a su piel un tiempo atrás.
El enorme dragón de don Juan, el abuelo del rey Felipe
Aunque son incesantes las especulaciones acerca de si otros miembros de la Familia Real puedan tener alguno, lo cierto es que ni a los Reyes ni a sus hijas se les conoce ningún tatuaje. Ahora bien, mirando hacia arriba en el árbol genealógico es cuando se comprende un poco más el devenir de los acontecimientos. El motivo por el que don Juan Carlos no tuvo reparo alguno en marcar su piel para siempre con esa ancla cargado de significado que remite directamente a su padre. Don Juan, el conde de Barcelona, fallecido en 1993, llevaba sus brazos llenos de tatuajes.
La gran mayoría también con motivos marinos, entre los que también había dos dragones de dimensiones considerables. "Me los hice en el año 32, cuando solo tenía 19 años", confesó el propio abuelo de Felipe VI en una entrevista. Una charla con la periodista Pilar Trenas en el marco de una película sobre su figura, que no llegó a puerto por su mal estado de salud, y que terminó por emitirse en el '30 minuts' de TV3 diez años después de hacerse. Sobre los dragones, "uno chino y otro indio", contó que "el trabajo llevó tres horas, fueron 6.000 pinchazos", en aquellos años en los que vivió a bordo de un buque británico recorriendo el Océano Índico, el Mar Rojo y el golfo Pérsico, donde ahora reside su hijo.
María Zurita también se suma a la tendencia familiar
Juan de Borbón nunca los ocultó, pero el paso del tiempo ha desdibujado la imagen del padre del emérito en la memoria. Fue su nieta María Zurita, hija de la infanta Margarita, quien puso el tema de nuevo sobre la mesa durante su participación en 'MasterChef Celebrity' en el 2022. "En casa somos muy de tatuajes. ¿No ves que mi abuelo era marino? Llevaba todos los brazos llenos de tatuajes: sirenas, un ancla, un dragón...", le contaba a la diseñadora María Escoté durante uno de los programas. Cuando le preguntaba si ella también llevaba, la prima del Rey era clara: "Sí, pero no lo vas a ver".
Una más de los Borbones que se ha sumado a la tendencia, solamente explicando que el suyo es una rosa, pero sin especificar donde la luce. Sí explicó, en cambio, que el ancla de su tío Juan Carlos se lo "copió" a su padre, y en lo que a Felipe respecta, prefirió guardar silencio: "Me parece que no tiene".