Almudena Grandes leía tanto como escribía. Y es que detrás de toda gran escritora, se encuentra una lectora voraz. En su caso, la pasión por las letras comenzó en su comunión, cuando su abuelo paterno le hizo entrega del que, según la autora, ha sido el libro que más la ha marcado en su vida: La Odisea.

Desde niña, Grandes fue una lectora avanzada. Disfrutaba de clásicos como Solo un pie descalzo, de Ana María Matute, o Boy de Roald Dahl, y fue su pasión por los libros la que tarde o temprano la llevó a incursionar en su carrera como escritora que tantas alegrías nos ha dado.

Almudena Grandes
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Como lectora empedernida, para Almudena Grandes el libro siempre ganaba al cine o las series, excepto en un caso destacado. El de El nombre de la rosa, de Umberto Ecco, todo un clásico que la autora confesaba haber disfrutado más en el cine. Aunque hay uno, que se encontraba entre sus favoritos, y que la escritora defendía por encima de cualquier adaptación. Y eso que no llegó a ver su sonado final. He leído la novela y estoy totalmente de acuerdo con ella. El libro es mucho mejor que la serie.

Declaraciones polémicas

Esta sea quizá una de esas grandes declaraciones polémicas que amantes de la televisión y la literatura podrían debatir durante horas. Porque tanto la serie como el libro son muy conocidos, y cuentan con defensores y detractores.

La novela que Almudena Grandes defendía por encima de cualquier adaptación no es otra queEl cuento de la criada, que no hace demasiado ha llegado a su fin. Tras seis temporadas, la serie ha puesto el broche final a esta historia que a tantos ha mantenido en vilo.

El problema, quizá, es que, si bien la serie empezó arrancando con paso firme, a medida que se sucedieron sus temporadas comenzó a perder fuerza. Y en buena medida, esto se explica si lees el libro. Aunque para Grandes, este no debió ser el problema, dado que no pudo ver el final de la serie. Volviendo a visitar la novela, creo que tengo clara cuál fue la razón por la que la autora defendió tanto la versión original. 

cuentocriada
Salamandra

El cuento de la criada

Partamos de lo más importante, quizá, y es que Margaret Atwood, autora de esta famosa novela, es una grandísima narradora. Sabe mantener el pulso a su lector y desarrolla de forma espléndida las emociones complejas de su complicada protagonista. Retrata, en una novela más corta de lo que cabría imaginar (unas 400 páginas, que varían según la edición) un Gilead espeluznante que sirve a la obra como si se tratase de un protagonista adicional.

Esta es, quizá, la primera deficiencia de la serie. Por más que haya contado con grandes guionistas e intérpretes de alto nivel, como Elisabeth Moss, la pluma de Atwood se difumina entre los capítulos, haciendo que la narración pierda parte de su valor original.

Pero el verdadero problema de la serie comienza, como ha sucedido con otras grandes adaptaciones, como Juego de Tronos, cuando televisión y libro se separan.

Hasta dónde llega la novela

Margaret Atwood no quería escribir la historia de June. O, al menos, no es lo único que quería contar. June servía a su novela como un personaje que nos conduce por un mundo oscuro. La verdadera protagonista de su obra es la crueldad humana, el peligroso futuro hacia el que nos podríamos encaminar si dejásemos de ver a las mujeres como personas. Un futuro aciago que, en muchas ocasiones, parece materializarse en decisiones políticas actuales, y que nos hace tiritar de terror.

En la primera temporada de la serie, esto queda retratado a la perfección. Moss da vida a una June asustada, confundida y enfadada que intenta sobrevivir, y que encuentra la forma de hacerlo.

Escena de El cuento de la criada
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Una escena de la 4ª temporada de la adaptación de El cuento de la criada, en HBO Max.

El spoiler ha prescrito, pero aquí vienes, por si quieres saltártelo. Cuando al final de la última temporada June sube a la furgoneta, la novela de Atwood acaba. No sabemos que sucede después, porque lo que quería contar ya ha sido contado. La narración llega a su fin con un final abierto de los buenos, de los que te dejan con el corazón en la boca y hacen que la historia no salga de tu cabeza.

La serie decide continuar ese camino, contarnos lo que sucede después en un intento ya conocido de alargar y aprovechar el éxito inicial de la producción. Y ahí, quizá, comienza el desastre. Porque Gilead está diseñado como un escenario pequeño y limitado que obedece a una narración concreta, no es un universo creado para servir a grandes historias. La adaptación intenta que sea así, pero comienza a hacer aguas a partir de su tercera temporada.

¿Vale la pena leer la novela?

Si ya has visto la serie, quizá pienses que no merece la pena leer la novela. Y te equivocas. El cuento de la criada es una maravilla de libro que puedes devorar en una semana de principio a fin, independientemente de si has visto o no la serie.

Y si eres de las pocas personas que no la vio en su momento, antes de darle a play disfruta de la novela, porque en ella encontrarás ciertos matices que no verás en la ficción versionada.

Porque una buena historia, si está bien escrita, merece ser leída mil veces. Y El cuento de la criada es una perfecta puerta de entrada a todo el universo literario de Margaret Atwood en el que toda mujer del siglo XXI debería adentrarse. Que Almudena Grandes la tuviera como una de sus favoritas es prueba de ello.