¿Acabas de conocer a alguien y has sentido una magia especial entre vosotros? ¿Llevas tiempo con una persona en mente y crees que hay conexión? El caso es que a ratos lo ves clarísimo pero a ratos te carcome la duda y no sabes si te estás haciendo ilusiones, viendo señales donde no las hay y, por consiguiente, llevándote una ligera decepción que tampoco te dura mucho porque enseguida vuelves a pensar que quizá sí le gustas, o quizá no, o quizá sí...

Esta duda puede convertirse en un bucle del que te cueste salir, incluso puede llegar a influir en tu vida diaria haciendo que te encuentres mucho más distraída y a veces incluso algo susceptible. Por eso, para responder a esta cuestión y saber si le gustas o te lo estás imaginando, hemos decidido pedir consejo profesional para conocer algunas de las causas de esta incertidumbre y aprender a gestionarla de forma saludable.

Fotografía    Leticia Martín Enjuto
@leticiamartin.psicologa

La psicóloga Leticia Martín Enjuto nos ha contado un montón de cosas sobre este interesante tema, abordando cuestiones como el funcionamiento del cerebro, la autoestima, las experiencias pasadas o la diferencia entre interés romántico y amabilidad. La encontrarás en su despacho en Valencia y en su perfil @leticiamartin.psicologa.

¿Le gusto o me lo estoy imaginando?

Leticia Martín Enjuto, con varios másteres entre los que se destacan el Máster en Sexología y Terapia de Pareja, el Máster en Psicología Cognitivo-Conductual y Máster en Psicología General Sanitaria, señala que a veces creemos ver señales de atracción en el comportamiento de otras personas, aunque en realidad puede que no signifiquen nada de eso. Como verás a continuación, esto ocurre por una mezcla entre cómo funciona nuestro cerebro y los trucos que emplea nuestra mente. 

¿Por qué tendemos a interpretar ciertas conductas como señales de
atracción, incluso cuando pueden no serlo?

Nuestro cerebro está programado para captar señales no verbales, como gestos o miradas, de manera casi instantánea. Ni siquiera nos damos cuenta, pero regiones como la amígdala o el área fusiforme facial se activan y nos hacen sacar conclusiones rápidas sobre si alguien está interesado en nosotros. Además, las neuronas espejo nos llevan a imitar sin querer el lenguaje corporal de quien nos gusta, creando una especie de “baile” de gestos que a veces interpretamos como una señal clara de interés mutuo.

Tenemos que tener cautela, porque nuestra interpretación no siempre es objetiva. Los sesgos cognitivos influyen mucho. Por ejemplo, el sesgo de confirmación hace que solo veamos lo que queremos ver: si creemos que le gustamos a alguien, cualquier gesto lo tomamos como prueba, y si hay señales en contra, simplemente las ignoramos.

Hay otro fenómeno curioso que es la atribución errónea de emociones. Un
experimento famoso de Dutton y Aron mostró que, cuando estamos en situaciones emocionantes o estresantes (como cruzar un puente colgante), podemos confundir esa emoción con atracción hacia la persona que tenemos cerca, aunque en realidad solo estemos nerviosos por la situación. Por lo que, factores externos o el contexto nos llevan a malinterpretar comportamientos y a pensar que hay interés romántico cuando quizá no lo hay.

¿Qué papel juega la autoestima en la percepción de que alguien está
interesado en nosotros?

La autoestima actúa como un filtro a través del cual percibimos las señales sociales y afectivas; cuanto más positiva sea nuestra valoración interna, más capaces seremos de identificar y responder de manera adecuada al interés real de los demás. Una autoestima sólida nos permite interpretar las señales sociales de manera más realista y equilibrada, favoreciendo una mayor confianza y autenticidad en la interacción con los demás. Cuando nos valoramos positivamente, tendemos a sentirnos merecedores de la atención y el afecto ajeno, lo que facilita la apertura y la comunicación honesta en las relaciones.

Por el contrario, una autoestima baja puede distorsionar la interpretación de las señales. Es común que las personas con baja autoestima subestimen el interés de los demás o, por inseguridad, busquen constantemente validación externa, lo que puede llevar a confundir amabilidad con atracción o a dudar de las intenciones genuinas de la otra persona. Además, la falta de autovaloración puede hacer que una persona se sienta “inferior” a quien le atrae, dificultando la creencia de que puede ser correspondida y, en ocasiones, llevándola a evitar oportunidades de conexión.

¿Cómo pueden influir nuestras experiencias pasadas o inseguridades en la interpretación de las señales de los demás?

Nuestras experiencias pasadas e inseguridades influyen significativamente en la interpretación de las señales de los demás porque actúan como filtros a través de los cuales percibimos la realidad social. Según la teoría de la percepción social, las experiencias previas moldean nuestras expectativas y la manera en que anticipamos el comportamiento ajeno, lo que puede llevarnos a interpretar ciertas señales de acuerdo con vivencias anteriores, sean estas positivas o negativas.

Por ejemplo, si una persona ha vivido situaciones de traición o rechazo, es probable que desarrolle una mayor susceptibilidad a la sospecha y tienda a interpretar conductas ambiguas como señales de desinterés o engaño. De igual manera, las inseguridades personales pueden predisponer a interpretar de forma negativa o distorsionada las señales sociales, especialmente en situaciones ambiguas o cuando hay ansiedad social, lo que incrementa la probabilidad de realizar interpretaciones catastróficas o erróneas.

¿Cuáles son algunas señales no verbales que pueden indicar interés romántico y cómo podemos diferenciarlas de la simple amabilidad?

Una de las más evidentes es la mirada prolongada y directa. Cuando alguien siente atracción, suele mantener el contacto visual más tiempo de lo habitual, buscando conectar de manera más profunda. Incluso, puede observarte de reojo o seguirte con la mirada de forma constante, lo que denota un interés especial.

El acercamiento físico es otra señal importante. Una persona interesada tiende a reducir la distancia interpersonal, buscando estar cerca, tocar de manera casual o invadir suavemente tu espacio personal. A esto se suma la sonrisa genuina, que involucra tanto la boca como los ojos y que suele aparecer con frecuencia cuando la persona se siente a gusto y disfruta de tu compañía. Además, la inclinación del cuerpo hacia ti durante una conversación o la adopción de una postura abierta y receptiva son indicios claros de atención e interés.

Para diferenciar el interés romántico de la simple amabilidad, es fundamental observar si estos gestos son exclusivos contigo o si la persona los repite con otros. Si su trato contigo es especial o distinto, podría haber atracción. El interés romántico suele implicar una mayor frecuencia en la búsqueda de contacto, preguntas personales y un deseo de profundizar la relación, mientras que la amabilidad es más general, superficial y uniforme con todos. Además, el coqueteo suele tener una intención más juguetona y puede cruzar límites sociales de manera sutil, mientras que la amabilidad le mantiene dentro de los límites del respeto y la cortesía.

le gusto o me lo estoy imaginando
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¿Sabes distinguir entre interés romántico y amabilidad?

¿Existen diferencias entre hombres y mujeres en la forma de expresar y
percibir el interés romántico?

Sí, existen diferencias entre hombres y mujeres en la forma de expresar y percibir el interés romántico, tanto a nivel conductual como en la interpretación de señales. En general, los hombres tienden a mostrar conductas más directas y constantes de aproximación, siendo quienes mayormente toman la iniciativa. Adoptan posturas corporales de dominancia, buscan el contacto físico y suelen centrar su atención
visual en aspectos concretos como los ojos, labios o el cuerpo de la persona que les interesa.

Por otra parte, las mujeres suelen utilizar una comunicación no verbal más sutil y rica en matices. Prefieren gestos como miradas furtivas, sonrisas frecuentes, tocarse el pelo, morderse los labios o adoptar posturas corporales abiertas pero con cierto grado de protección (como cruzar las piernas o adelantar el pie hacia el interlocutor). La seducción femenina suele ser más indirecta y compleja, buscando provocar el acercamiento de manera menos evidente.

¿Qué riesgos psicológicos existen al asumir que alguien está interesado en nosotros sin tener pruebas claras?

Uno de los principales riesgos es la aparición de pensamientos recurrentes y obsesivos sobre la otra persona, lo que puede generar ansiedad, insomnio, pérdida de apetito y una sensación de pérdida de control sobre los propios pensamientos y emociones. Este estado de exaltación emocional puede llevar a interpretar cualquier gesto o palabra como una señal de interés, incrementando la confusión y el malestar cuando la realidad no corresponde a las expectativas.

Otro riesgo importante es el desencanto y la frustración si finalmente se confirma que el interés no es recíproco. Esto puede derivar en sentimientos de rechazo, baja autoestima, tristeza profunda y, en casos extremos, en síntomas de depresión o conductas de aislamiento social.

Además, la insistencia basada en creencias erróneas sobre el amor puede llevar a conductas impulsivas o incluso a la insistencia obsesiva, afectando la propia dignidad y autoestima, y en algunos casos, deteriorando la relación hasta límites poco saludables.

¿Cómo podemos manejar la incertidumbre o la duda sobre si le gustamos a alguien desde una perspectiva saludable?

Manejar la incertidumbre o la duda sobre si le gustamos a alguien, pero hacerlo desde una perspectiva saludable implica, en primer lugar, aceptar que cierto grado de incertidumbre es natural en las relaciones humanas.

No podemos controlar lo que siente la otra persona ni anticipar sus reacciones, por lo que es importante aprender a convivir con esa falta de certeza y no dejar que domine nuestras emociones o decisiones. Una de las estrategias más efectivas es comunicar abiertamente nuestros sentimientos y miedos. Compartir lo que nos inquieta, sin exigir respuestas inmediatas ni garantías, puede fortalecer la confianza y la conexión emocional en la relación.

Otra clave es elegir la confianza: en vez de dejarnos llevar por la ansiedad o la sospecha, podemos decidir confiar en la otra persona y en el proceso de la relación, lo cual fomenta un ambiente de respeto y apertura. También es recomendable evitar las comparaciones con otras parejas o ideales poco realistas, especialmente en la era de las redes sociales, y centrarnos en lo que realmente sucede entre nosotros y la otra persona.

Por último, es fundamental cultivar la autovaloración y el bienestar personal, manteniendo intereses propios y una red de apoyo fuera de la relación. Esto reduce la dependencia emocional y nos permite afrontar la incertidumbre con mayor equilibrio y madurez.

¿Qué recomendaciones darías para distinguir entre una atracción real y
una interpretación errónea de las señales sociales?

Para distinguir entre una atracción real y una interpretación errónea de las señales sociales, es recomendable observar varios aspectos de manera conjunta y no basarse en comportamientos aislados. La atracción genuina como he comentado, suele manifestarse a través de un conjunto de señales consistentes, como la búsqueda de contacto visual prolongado, sonrisas naturales y frecuentes, acercamiento físico espontáneo, orientación del cuerpo y los pies hacia la otra persona, y la tendencia a buscar encuentros o conversaciones prolongadas.

En cambio, una interpretación errónea puede surgir si se sobrevaloran gestos aislados o si se ignoran el contexto y la reciprocidad de las señales. Es importante prestar atención a si estos comportamientos son exclusivos contigo o si la persona los repite con otros, y si existe una coherencia y frecuencia en las manifestaciones de interés. También conviene considerar factores individuales, como la timidez o la personalidad, que pueden influir en la expresión de la atracción.