Nadie nace aprendido, y hasta los expertos cometen errores. Jonathan Aguilar, entrenador de mujeres reales de más de 40 años, asegura que él no es una excepción a la regla. “Estos errores me costaron caro”, escribe en una de sus publicaciones para las redes sociales, “no los cometas tú”.
Estos errores, de los que nos hablan todo lujo de detalles, nos alejan de conseguir lo que tantas deseamos cuando nos ponemos a entrenar: sentirnos cómodas con nuestro cuerpo, ágiles y con la figura que deseamos.
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Además de los errores propios, Aguilar nos habla de errores que ve en bucle en las mujeres con las que trabaja. “Y todos llevan al mismo sitio”, asegura, “a la frustración”. Así que, si estás en ese punto en el que, por más que te esfuerzas, no avanzas, sus consejos te pueden ayudar, y mucho. “Igual no lo estás haciendo tan bien. Léelo y reflexiona”, escribe el entrenador.
Una dieta estricta
Todos cometemos errores, y para Jonathan Aguilar el primero que cometió en su propio proceso de transformación personal tuvo que ver con la comida. “No me saltaba ni una comida, todo superestricto”, escribe en sus redes sociales.
La obsesión con los alimentos no se restringía a las horas en las que debía comer. “Si comía algo que ‘no tocaba’”, explica el experto, “me sentía fatal pensando que había tirado todo al traste”.
Por suerte, este error quedó en el pasado. Sabe que mucha gente sigue ahí, “tropezando con la misma piedrita”. Pero también sabe que abrir los ojos te puede ahorrar muchos disgustos.
“Ahora sé que no hay alimentos obligatorios ni alimentos prohibidos”, continua su reflexión el entrenador de mujeres reales. “Y sé que puedo salir a cenar o comerme una pizza, y no pasa nada”. Cuando se trata de estar en forma no hay que llegar a los extremos. Basta con hacer pequeños esfuerzos que nos acerquen a nuestra meta de forma sostenible.
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Deporte sin descanso
“Con el ejercicio…”, continua Aguilar recordando momentos en los que su relación con el deporte no era como la de ahora. “Antes pensaba que si un día (o varios) no entrenaba, adiós, muy buenas”.
Esto hacía que el momento de entrenar perdiera su parte placentera, y se convirtiera en una presión constante. “Si fallaba, todo se iba al carajo”.
El tiempo le ha enseñado que las cosas no son así. “Escúchame bien”, interpela a sus lectoras con claridad, “eso es mentira. Lo que de verdad hace que pierdas resultados es dejarlo todo porque crees que has fallado”.
Comparación constante
Para Aguilar, la comparación es otro de los grandes errores que cometió al inicio de su carrera como entrenador, y que muchas personas siguen cometiendo hoy en día. “Me creía todo lo que veía”, comenta con cierta ironía.
Al echar un vistazo a las redes y no cuestionarse si lo que veía era o no cierto, acaba comparándose con todo. “Me comparaba con la gente de la tele, de las revistas”, recuerda el entrenador. “Sí, soy cuarentón, no había internet”, continua. Ahora, con las redes sociales, el problema no ha hecho más que empeorar. Los filtros, las poses y las ediciones en las fotografías ocultan una realidad que muchas encontramos en el espejo.
Por suerte, a Aguilar le llegó su propia revelación personal. “Descubrí que compararse es el peor error. Sí, yo te hablo desde Instagram, pero las redes sociales no son la realidad. PUNTO”.
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Suplementación errónea
En redes, en la televisión y en todas partes vemos anuncios de todo tipo de suplementos que se venden como imprescindibles para conseguir resultados en el gimnasio. Aguilar, como otros muchos expertos, nos advierte sobre ellos.
“Creía que los suplementos y los batidos de proteína hacía magia. Que había un producto secreto para conseguir el cuerpo que quería”, comparte con sus seguidoras.
Esto, por supuesto, no tardó demasiado en revelarse como falso. “Me di cuenta de que la clave no estaba en un bote, sino en la repetición y la constancia. Sí, ya sé que no te gusta leerlo. Pero es la verdad”, escribe el entrenador en Instagram.
Como informan muchos expertos, la suplementación de proteínas solo es necesaria cuando no conseguimos suficiente de este nutriente por medio de nuestra alimentación diaria. Y no, por supuesto no hacen milagros. Solo son una forma más de conseguir el combustible que necesita nuestro cuerpo para desarrollar la masa muscular, nada más.
Muchas prisas, pocos hábitos
Para acabar, advierte Aguilar, uno de sus peores errores fue que “lo quería todo rápido, quería resultados exprés”. Y como se suele decir, las prisas no son buenas compañeras.
El entrenador se dio cuenta de que con prisas no se llega a ningún sitio. Por eso, cuenta, entendió que “si quería un cambio real, tenía que hacer lo mismo toda la vida. Y crear hábitos”.
Aquí está la clave de todo. Si los malos hábitos te han llevado hasta donde estas, solo los buenos hábitos te pueden llevar a donde quieres ir. “Dejé de correr, dejé de impacientarme, y ahora disfruto”, continua el entrenador. Este, concluye, “es el único camino”.