
Como se puede ver en estas recetas con calabaza, esta saludable y deliciosa hortaliza da mucho juego. Encaja en sopas, cremas, purés y potajes. También sirve como guarnición de carnes, pescados, pastas y arroces. Y se puede usar como relleno o espesante de otras recetas.
Elegir la calabaza y conservarla
- Su mejor época. Lo primero que hay que tener en cuenta es que, aunque hay algunas variedades de verano, básicamente es una hortaliza de otoño, que es cuando la encontrarás en su mejor momento.
- Fijarse en la piel. Si es lisa y fina, puede estar un poco verde todavía. Las mejores son las de piel gruesa pero intacta, con el pedúnculo, que ayuda a conservar la humedad interna.
- Comprobar el peso. Procura que tenga un peso elevado en relación al tamaño. Así puede aguantar varios meses, sobre todo si es grande. A pesar de que siempre es mejor consumirla en su punto.
- Para conservarla. Lo ideal es hacerlo en un lugar fresco y seco. Una vez abierta, dura al menos una semana en la nevera, cubierta con film, tapando la piel, o guardada en una bolsa perforada. Y si quieres puedes congelarla, pero tiene que estar cocinada (asada, hervida o en puré).
Cómo cocinarla y aprovecharla
- Si se cuece al horno, queda al punto en unos 20-25 minutos. Puede aliñarse con especias y usarse como entrante o como guarnición.
- Hervida o al vapor, basta con unos 15-20 minutos.
- También se puede comer cruda cortada en tiras o láminas finas porque tal cual es un poco dura.
- Si quieres preparar un puré o compota, se cuece sin casi agua o se hornea y se tritura o se aplasta con un tenedor.
- Cortada en láminas y pasada por la plancha o al horno, puede emplearse en lugar pasta de una lasaña. O como si fuera una masa quebrada de una tarta.
- Para hacer chips, se pela la calabaza y se corta fina, se deja con sal unos minutos, se seca y se fríe hasta que quede crujiente.
- Para aprovechar las semillas, se lavan, se secan, se tuestan al horno suave y se aderezan con especias. Son ideales para ensaladas, pasteles, panes y galletas.
- Otra opción es remojarlas unos minutos con agua y sal marina, escurrirlas y tostarlas a fuego lento y sin dejar de remover hasta que queden crujientes.
Foto de portada: Kerde Severin en Unsplash