En el agosto que acaba de entrar y con las vacaciones vaciando agendas, la de la Familia Real española sigue más activa que nunca. Está claro que no está siendo un verano al uso. Y no solo porque es el primero en el que Leonor, la heredera, ya ha cumplido los 18. Tampoco es cuestión única el hecho de que las dos hijas de los Reyes han pasado todo el curso escolar previo a la temporada estival fuera de Zarzuela. La mayor en Zaragoza, para formarse en la Academia General Militar, y la otra internada en Gales para estudiar el Bahillerato Internacional. Pero es que Felipe y Letizia no han parado. Para muestra, la reciente reaparición de la Reina en los Juegos Olímpicos.
Fue el pasado 31 de julio cuando la esposa del Rey volvió a París. Regresaba después de haber estado presente en la gran ceremonia de inauguración de la competición deportiva por antonomasia, además de participar de los actos previos. Un periplo breve por la capital francesa que le valió los halagos de la crítica en lo que a sus atuendos se refiere. Primero enfundada en un conjunto de Dior para la cena que el COI (Comité Olímpico Internacional) organizó en el Museo del Louvre, y después luciendo un favorecedor vestido de Carolina Herrera que ya había sacado del armario en el pasado. Grandes 'hits' del armario de una consorte que se erige como una de las más elegantes, a pesar de que a su retorno ha preferido ser mucho más sobria. Evitar el protagonismo, aunque una elección estilística prácticamente inédita haya terminado por acaparar todas las miradas: se puso unas gafas de sol.
La Reina, con gafas de sol para ver a Carlos Alcaraz
La expectación por la llegada de la Reina a la grada para apoyar a los deportistas españoles era máxima. Más todavía después de las jornadas anteriores, en las que sus hijas acabaron por ser talismán de los atletas patrios, asistiendo a incontables juegos de todo tipo de disciplinas. Días sin sus padres en los que, como las jóvenes adultas que ya son, demostraron una gran naturalidad, además de un firme compromiso con sus labores oficiales para con la institución. Eso sí, también sin poner el foco en su forma de ataviarse. Ambas se personaron en los partidos y competiciones con los clásicos polos de la selección española de olímpicos. Un código de vestimenta que ha seguido también su madre.
Primera aparición con el polo de color blanco, mientras que en su segundo día optó por el rojo. Sencilla, cómoda y muy 'sport', combinándolo con unos vaqueros y unas deportivas blancas. Una de esas pocas veces en las que renuncia a su habitual sofisticación porque la situación pide algo más relajado. Ideal, además, teniendo en consideración que debía estar de aquí para allá en el recinto olímpico durante horas. Desde acudir al partido del equipo masculino de waterpolo contra Serbia, hasta acercarse a saludar a medallistas como María Pérez, oro en los 20 kilómetros marcha. Lo anterior, sin pasar por alto otro de los momentos destacados del día: que fue el partido del tenista Carlos Alcaraz contra el estadounidense Tommy Paul en los cuartos de final de tenis individual masculino. Fue entonces cuando, debido al calor y al fuerte sol del mediodía, la Reina apostó por cubrir su mirada.
No de cualquier modo. Al verse obligada a llevar lentes protectoras de los rayos UV, Letizia lo hizo con un modelo en tendencia de Carolina Herrera. Una de sus firmas fetiche para las prendas que, de acuerdo con esta llamativa decisión, también parece extenderse al universo de los accesorios. Sin duda, unas gafas muy modernas, con forma redonda y color negro en la montura y cristales espejados. La cuestión es que, si por algo ha resultado tan curioso ver a la madre de la Princesa de Asturias en esta tesitura, es porque es algo muy poco frecuente. Y esta forma de proceder que evita tapar sus ojos tiene una explicación.
El motivo por el que letizia prefiere no usarlas
Aunque no existe regla escrita de protocolo real que impida llevar gafas de sol -de modo que no ha habido ninguna 'desobediencia' de lo que estipula la institución-, hay un motivo claro por el que ni Letizia ni Felipe acostumbran a hacerlo. FueMaría José Gómez Verdú, manager de 'Protocolo y Etiqueta', quien nos contó en declaraciones exclusivas para CLARAque esta decisión para evitar "un elemento básico del verano" remite a algo que "en general todas las familias reales limitan". "Generalmente, las gafas de sol las vemos en los 'royals', como el caso de Felipe y Letizia en momentos puntuales cuando, por lo general, se trata de un evento deportivo al aire libre", nos contaba la experta en protocolo. Un supuesto que aplica en este caso, aunque es importante considerar que "deben quitárselas en el momento adecuado".
De acuerdo con María José, "el problema es que las gafas de sol no permiten mantener un contacto visual con la otra persona", y para los 'royals' -como para el resto de personas, en realidad- tenerlo "es importantísimo durante un saludo y la comunicación que se mantiene con la otra persona". Eso y que "mantener puestas las gafas en estas dos ocasiones es una falta grave de respeto y educación frente al interlocutor que tenemos enfrente". Así pues, en ningún caso se trata de "una regla que pertenezca solo a la familia real, sino a todo el mundo, forma parte de las reglas de etiqueta de buena educación y comportamiento". Retirarlas para tratar forma parte de las buenas prácticas de etiqueta y buena educación. Esas prácticas que, por su condición, ellos deben seguir a rajatabla.