Aunque formó parte de la última edición de 'Supervivientes', Laura Matamoros lleva ya una larga temporada desvinculada de la televisión. Al menos del modo y la frecuencia que se le asumían en el pasado, cuando saltó a la fama tras coronarse ganadora de la cuarta edición de 'Gran Hermano VIP' y pasó por primera vez por los Cayos Cochinos. Después llegaron las redes, y con ellas una nueva forma de rentabilizar su notoriedad sin la dureza que la exposición en la pequeña pantalla le suponía.

De este modo, como otras tantas caras recurrentes de Telecinco hace una década, la hija de Kiko Matamoros tomó la determinación de alejarse de los focos y trabajar su propia marca personal. Una tarea de la que puede presumir haber salido triunfante, pues a su trabajo como creadora de contenido la avala el millón de seguidores que acumula su perfil de Instagram. Esa cuenta en la que muestra su paso por los eventos de mayor prestigio, pero también las peripecias de su vida cotidiana.

Esto último, sobre todo a través de los efímeros 'stories' que la plataforma deja disponibles durante solamente 24 horas. Pequeñas cápsulas de la vida de Laura en las que ella aprovecha para contar qué hace en su día a día, así como se abre sobre las cuestiones que más la preocupan si se siente cómoda para hacerlo. Así ha sucedido recientemente, cuando para sorpresa de muchos, la madrileña compartía su preocupación por una revisión médica a la que debía asistir.

Angustiada por la enfermedad que padece en los ojos

Por todos aquellos que no pierden detalle al día a día de la que fuera colaboradora de 'Vamos a ver' es sabido que, si hay algo que le preocupa a Laura, eso es cuidarse. A la vista está cuando gran parte de su tiempo lo pasa cumpliendo con sus rutinas deportivas, entre el gimnasio y los campos de golf, otra de sus grandes aficiones. No obstante, hay cuestiones que escapan de la voluntad y el esfuerzo diario de cada uno, como es el caso de la dolencia que la televisiva padece en los ojos.

Un asunto al que ella misma refería como algo que "los que me seguís desde hace muchos años" ya conocen de buena tinta, pero que ha pillado desprevenidos a aquellos que se han sumado más tarde a su legión de fans en la red. Todo en el marco de una visita al oftalmólogo que tuvo lugar en el mediodía del pasado martes 29 de octubre, sobre la que se mostró verdaderamente intranquila. "Tengo un glaucoma en el ojo derecho de tensión baja", señalaba.

Laura Matamoros
Gtres

"Para quien no sepa lo que es, es pérdida de visión del nervio, porque se va oprimiendo y va dejando sin visión al ojo", exponía para aquellos que no conociesen en qué consiste esta enfermedad de la vista con la que lleva seis años lidiando. Algo a lo que, sin tapujos, reveló que no le gusta prestar demasiada atención "por miedo a los resultados", y por eso mismo "hace tiempo que no me reviso". "Deseadme suerte para que esto no haya ido más", cerraba el comunicado antes de dirigirse a la clínica.

Laura revela el veredicto de los médicos tras la revisión

No es de extrañar que ella misma admitiese que "me da miedo quedarme ciega". A fin de cuentas, ese miedo por conocer los resultados de la revisión de los facultativos bebía de saber "cuál es mi diagnóstico principal". Sea como fuere, y como era necesario, Laura emprendió su trayecto hasta el centro médico acompañada por su hermano Diego Matamoros. Él, en tono tranquilizador y a modo de chiste, le contaba que él también ve "menos que Pepe Leches" porque su perro le ha roto las gafas.

Entre anécdotas y risas entre hermanos, unas horas después publicaba ella otra historia de Instagram en la que contaba cómo había ido la visita con los doctores en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. Laura, que asistía por primera vez a esta clínica que le recomendaron, aprovechaba esa misma fotografía en el lugar para aclarar cuál es su situación actual tras revisarse. "Gracias a Dios, todo sigue en orden, veo un poco menos, pero lo más importante es que el nervio óptico está bien", escribía como pie de foto. Buenas noticias que, por ahora, calman ese alarmismo por la posibilidad de perder la vista.