20 años. Ni uno más, ni uno menos. Esos son los que se cumplen este 22 de mayo de 2024 desde que Felipe VI y Letizia contrajeron matrimonio. Un evento sin igual que acaparó todas las miradas de la nación. No importaba el parecer ni la ideología, porque la realidad es que el enlace del próximo Rey suscitaba interés aquí y allá. Al fin y al cabo, y aunque Felipe era el pequeño de sus hermanos, que el futuro soberano se hubiese enamorado de una plebeya ya era suficientemente jugoso. Eso y que no era una plebeya cualquiera. Letizia Ortiz cambió ser presentadora del 'Telediario' por Princesa de Asturias. Un salto sin precedentes en su vida que siempre recuerda al mirar este día en el calendario.

Es inevitable olvidar un aniversario, aunque todavía más imposible se vuelve al tratarse de una situación tan particular. La actual Reina cambió su piso de 80 metros en el barrio de Valdeberdardo por Zarzuela, y el trámite debía estar a la altura. Tanto convertir la majestuosa catedral de la Almudena, en Madrid, en el foco. Ni siquiera la lluvia consiguió empañar el gran día del entonces heredero a la Corona y su enamorada. Gran día, que en realidad fueron días, porque antes de la ceremonia principal hubo una previa. Fue el día inmediatamente anterior cuando tuvo lugar una cena de postín. La llamada preboda, en la que la madre del novio tuvo un peso casi tan importante como lo tuvo en el día D.

El papel de la reina Sofía en el enlace entre Felipe y Letizia

De principio a fin, estaba claro que doña Sofía sería uno de los personajes principales de un momento tan importante. No solo por la cercanía de la emérita con su hijo pequeño, sino porque se formalizaba que Letizia sería su sucesora como Reina consorte. Un cambio vital que no se dio hasta el 2014, cuando Felipe se convirtió por fin en Felipe VI, tras la abdicación de Juan Carlos I. La cuestión es que la mujer del exmonarca tuvo un papel fundamental en la organización de una de las cuestiones más importantes de un casamiento de estas dimensiones: el banquete

Ya la primera de las cenas, vestíbulo de la gran ceremonia en la noche previa, fue un deleite absoluto para 300 invitados. Ferran Adrià y Juan Mari Arzak, célebres maestros de la cocina, fueron los encargados de la elaboración de los platos. Los mejores para preparar una cena copiosa y exquisita. Antesala la elección más importante de Sofía de Grecia, que era el menú del banquete del día 22 en sí mismo. En ningún caso era una tarea fácil, porque entonces la cantidad de comensales se cuadriplicaba. 1.200 personas presentes para degustar un total de 17 pases que corrió a cargo del restaurante Saddle —antes conocido como Jockey—, uno de los favoritos de los suegros de Letizia.

Sofía y Juan Carlos en la boda de Felipe y Letizia
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Doña Sofía era la encargada de seleccionar el contenido de las minutas de entre las propuestas que el establecimiento envió a Zarzuela. La elegida contaba con un total de 17 aperitivos. Tantos como comunidades autónomas tiene el país, además de "buen jamón", como aseguró Carmelo Pérez, jefe de sala durante tan mediático banquete. Lo anterior, además de una carta de ambrosías con la tartaleta hojaldrada de frutos del mar sobre fondo de verduras como primer plato.

En el caso del principal, la Reina pensó en varias opciones como el bogavante, aunque la apuesta principal el capón en salsa asado al tomillo con frutos secos, una de las especialidades del restaurante. ¿Por qué esta carne? Tan sencillo como tener en consideración las restricciones alimenticias de algunos invitados. Juan Carlos sí tuvo voz y voto en la bebida, porque además de brindar con tinto Imperial Gran Reserva 1994 y blanco Terras Gaudas, él fue quien decidió que entre los vinos no podía faltar el Matarromera. Tampoco la sidra, como guiño a los orígenes asturianos de Letizia. De postre 2.000 pasteles y una tarta que pesaba cerca 150 kilos, preparada por el alicantino Paco Torreblanca. Para acompañar, un poco de moscatel. 

Un día para el recuerdo que marcó el inicio de una nueva etapa 

Aunque no fueran los grandes protagonistas de la jornada, el segundo plano en el que los entonces Reyes se mantuvieron a lo largo del evento fue muy cercano al de los novios. Ambas parejas compartieron mesa nupcial. Los eméritos, junto a los recién casados. El simbolismo de ceder un testigo anticipado, con la emoción de ver nacer un amor que poco tendría que ver con el suyo. Todo a pesar de que en el 2004, cuando Felipe y Letizia pronunciaron el 'sí, quiero' ante la atenta mirada del mundo, sus problemas maritales no estaban en boca de todos.

Juan Carlos, Letizia, Felipe y Sofía
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Fue algunos años más tarde, con el desastre de Botsuana, cuando el drama público —y publicado— entre Sofía y Juan Carlos comenzó a fraguarse. Infidelidades y desplantes mutuos que en el caso de los actuales Reyes no ha tenido lugar. Porque a pesar de los pactos y sacrificios que los padres de Leonor y Sofía han tenido que hacer para llegar al buen momento actual, su relación se ha construido desde el cariño y el compromiso. Comprometidos el uno con el otro, y también con la institución. Años duros de preparación para ser soberano y consorte que han dado su fruto. Sobre todo para Letizia, que ha lidiado con el aprendizaje para convertirse en una Reina a la altura. Tan capaz como su suegra de escoger el menú de la boda de su primogénita cuando decida pasar por el altar. ¿Le concederá Leonor el honor?