No importa cuál sea el sistema que rige la forma de gobierno de una nación, que siempre habrá los que sean más o menos partidarios del mismo. En el caso de las monarquías, la oposición remite en muchas ocasiones al anacronismo. A una forma de proceder que, desde su prisma, no terminaría de encajar del todo con los tiempos actuales. Sea como fuere, no es precisamente el hecho de que haya personas menos partidarias de todo lo que comprende la realeza en Europa lo que la compromete ahora mismo.

Y es que debiera ponerse sobre la mesa en todo momento que, salvando las necesarias distancias con la ciudadanía de a pie, las personas que integran las familias reales no son más que eso: personas. Y a las personas les suceden cosas. Ahora bien, quizás no hubieran anticipado los más observadores del universo 'royal' que esta serie de catastróficas desdichas sucedería al mismo tiempo en distintos lugares.

Que en ningún caso se alarmen los seguidores de la Corona española, porque más allá de la tensa visita de los Reyes a Paiporta hace algunas semanas, no remite este escenario de crisis a Felipe VI y Letizia. Para comprender lo que está sucediendo en la realeza del continente hay que viajar fuera de nuestras fronteras, desde el Reino Unido hasta Noruega -donde el hijo mayor de la princesa Mette-Marit sigue en boca de todos tras ser detenido- y pasando por los Países Bajos.

La reveladora confesión de la princesa Amalia de Holanda

Es precisamente el caso de Holanda uno de los más llamativos, pues no deja de ser la dinastía Orange-Nassau, capitaneada en la actualidad por el rey Guillermo Alejandro y su consorte Máxima Zorreguieta, una de las más aplaudidas dentro y fuera de su país. Ahora bien, lo que nadie había auspiciado es que Amalia, la primogénita de los Reyes y actual heredera al trono holandés, ofrecería unas declaraciones que han puesto el grito en el cielo.

Al menos en lo que a la tradición en sí misma se refiere, pues cabe manifestar que la princesa ya tiene 20 años, de modo que está llamada a convertirse en la Reina de los Países Bajos en el momento en el que convenga. Por ahora, un horizonte que se prevé lejano, y con el que, para sorpresa de muchos, no se siente del todo conforme. Por lo menos ahora mismo, y para muestra la confesión hecha a Claudia de Breij, su biógrafa.

Amalia Holanda
Gtres

De acuerdo con la información difundida, la propia Amalia habría dicho de forma textual a la autora de 'Amalia', libro publicado en el año 2021, que "no quiero ser Reina todavía". ¿El motivo? Al parecer, aunque las normas de la Corona estipulen que así debe ser si es preciso, la joven que cumple 21 años el próximo 7 de diciembre no se siente todavía preparada para ejercer ese rol. Hasta el punto de preferir que sea Máxima, su madre, quien se encargue de hacerlo en calidad de regente hasta que ella no crea que ha llegado el momento propicio.

El incierto futuro que afronta la Corona británica

El de Amalia, un caso meramente hipotético que plantea dudas al aire que en Reino Unido son mucho más tangibles. Todo desde que en este 2024, los achaques de salud se han convertido el principal problema del clan Windsor. Desde el cáncer que ha padecido y por el que se ha tratado Kate Middleton, la princesa heredera consorte, hasta el que todavía sufre el rey Carlos III. Una dolencia que lo ha retirado de la primera línea de forma intermitente y a la que recientemente se ha sumado la baja de su esposa Camilla. 

De hecho, es la segunda vez en menos de un mes que la reina consorte de Inglaterra se ve obligada a 'desaparecer' del terreno oficial por motivos de salud. En su caso, y como bien reza el último comunicado urgente que se ha compartido desde el Palacio de Buckingham, se debe a la infección respiratoria que padece desde hace semanas y que no termina de curarse. Momentos de fragilidad que, inevitablemente, plantean un futuro incierto sobre lo que puede acontecer en los meses venideros en la Corona más poderosa del mundo. Más todavía sabiendo que, como Amalia, el príncipe heredero Guillermo tampoco tendría entre sus planes más inmediatos el de ocupar el primer escalafón de la institución.