No puedo quejarme de la saga de La asistenta. Los libros enganchan de principio a fin, no engañamos a nadie diciendo lo contrario. Son como un telefilme de Antena 3 en un domingo de los de antes: muy eficaces para matar el aburrimiento. De hecho, son de esas novelas que te devoras casi sin darte cuenta. Tienen una trama muy sencilla, un gancho bien elegido y un giro final que sorprende.
Sin embargo, en mi opinión, esto no los convierte en las mejores novelas de su género, el thriller o como muchos han acuñado a esta especie de subgénero, el thriller doméstico. Si te gusta el cozy crime, de esos que sin descripciones violentas ni demasiados dolores de la cabeza te presentan una historia de asesinatos al puro estilo de Agatha Christie, tengo una mejor recomendación para ti.
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Cayó en mis manos y no tardé ni dos días en acabármelo. Es entretenido, tiene poco más de 300 páginas, está muy bien escrito y adoras a su protagonista desde la primera página, algo que, siendo honesta, no me sucedió con La asistenta. Si te gusta el buen misterio, te aseguro que te va a enganchar.
Injustamente desapercibido
No he visto hablar a nadie de este libro. Y en mi opinión, es injusto que sea así, porque es de lo mejor que he leído del género. Nita Prose, su autora, nos presenta en este libro a una camarera de hotel que es excepcional en su trabajo. Ordenar, limpiar y dejarlo todo en su lugar es su especialidad. Y sí, es nuestra “detective”, aunque reniegue constantemente del título.
Y es que El huésped misterioso, la novela que te recomiendo si te has quedado con ganas de más después de La asistenta, no es un thriller al uso. Aquí no hay investigaciones rebuscadas, un detective pedante de esos que parecen saberlo todo, ni un asesinato escabroso que haya que desenmarañar. Aunque un cadáver sí que hay, y es así como empieza la historia.
Mientras los miembros del hotel Regency Grand se preparan para recibir a uno de los más grandes escritores de misterio, cosas extrañas comienzan a suceder. Tras servir el té al célebre escritor, este cae muerto en medio del delicado salón del té que Molly y su equipo habían preparado con tanto esmero. Comienza así una acelerada investigación en la que nada es lo que parece, y en la que nuestra protagonista juega un papel clave sin siquiera saberlo. Porque, aunque nadie lo sepa, nuestra misteriosa camarera conocía a ese célebre escritor, aunque él no la haya reconocido.
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Una protagonista encantadora
Soy de la opinión de que un libro con una magnífica trama no es nada si no puedes conectar con su protagonista. Y Molly es uno de esos personajes a los que adoras desde el primer minuto. No es una detective sabelotodo, ni una chica atolondrada que descubre las cosas de milagro. No, es astuta e inteligente, pero de un modo muy diferente.
“Siempre me ha costado comprender el verdadero significado de lo que dice la gente”, leemos en el primer episodio, en el que Molly se presenta al lector hablándole de tú a tú. Porque sí, para una protagonista tan peculiar como nuestra adorada camarera, necesitábamos una prosa de las que no se olvidan fácilmente. Y así es la pluma de Nita Prose.
La escritora del éxito internacional La camarera tiene un don para el género. Usando un presente histórico que capta la atención, consigue construir a un personaje lleno de capas por quien no puedes evitar sentir una profunda afinidad, empatía y compasión. Cuando Molly sufre, tú sufres. Cuando Molly disfruta, tú disfrutas. Y es que el talento de esta excepcional limpiadora es observar, hacer las cosas cuando toca y siempre, siempre, cumplir las normas.
Si tuviera que tomarme una taza de té con alguno de los muchos personajes de las novelas que he leído, no me lo pensaría ni dos veces. Lo haría con Molly.
El ritmo, la prosa y el giro final
El verdadero misterio de la novela negra, el cozy crime y cualquier otra historia que gire en torno a los asesinatos y los misterios es darle al lector las claves para resolver el misterio, pero esconderlas astutamente para que no consiga hacerlo hasta el final. Y El huésped misterioso lo consigue.
Prose va a dándonos, por medio de los descubrimientos de Molly y sus recuerdos de la infancia, todas las piezas de un terrible rompecabezas que empieza a dibujarse en tu cabeza poco a poco, en el momento justo. A medida que se desvelan capas y capas del misterio, la intriga aumenta, y la emoción también. Porque el crimen que hay en escena conecta a un nivel muy personal con la protagonista, lo que hace que al final la tensión sea constante, pero no incómoda. Sencillamente emocionante.
Todo ello, combinado con el gran giro final que tiene la novela y la excelente pluma de la autora, dan como resultado un libro de misterio que funciona como un reloj y de los que, por desgracia, escasean. Si disfrutaste de La asistenta, pero te quedaste con ganas de un poquito más, este lo vas a devorar de principio a fin. Y cuando lo cierres, sabrás que si te preguntasen con qué personaje literario compartirías una taza de té, la única respuesta posible es Molly.