Me comparo con mi hermana y me siento muy inferior a ella

Tengo una hermana mayor a la quiero mucho, pero a veces me siento muy acomplejada a su lado. Ella es maravillosa, guapísima, cae bien a todo el mundo… Encima, mi madre me da la razón y yo me siento como el patito feo. Sé que nunca seré como ella, pero ¿cómo puedo mejorar mi autoestima?

Rafael Santandreu

Psicólogo y autor del libro "Sin Miedo".

19 de septiembre de 2019, 13:18

Tengo una hermana mayor, me llevo 3 años con ella y la quiero mucho. Pero, a veces, me siento muy acomplejada a su lado. Ella es maravillosa, guapísima, cae bien a todo el mundo, es súper eficaz en el trabajo, y muy inteligente. Encima, mi madre me da la razón y yo me siento como el patito feo; siento que no soy tan buena, y que por eso tengo la autoestima tan baja. Siempre que me comparo, o mi madre lo hace, salgo perdiendo. Estoy cansada porque sé que nunca seré como ella. ¿Cómo puedo mejorar mi autoestima y dejar de compararme?

Tienes toda la razón: afortunadamente, nunca serás como ella. Tú eres tú, y tu hermana es tu hermana. Estoy seguro que tu hermana es como la describes y, como todos, también tendrá sus sombras. ¡Igual que tú también tienes tus luces!

Nadie es perfecto, es absurdo anhelarlo. Y creo que estás basando tu autoestima en pilares demasiado movedizos, en lo que yo llamo 'valores trampa': la belleza, la inteligencia y la eficacia. Y es que son valores pasajeros, poco estables; cimientos nada sólidos para una buena casa.

Son valores que parecen muy buenos (así nos los han vendido), como llaves necesarias que abren casi todas las puertas. En cambio, la realidad es diferente, o al menos la realidad en la que uno elige vivir. En algún momento salen arrugas y en algún momento nos deterioramos mentalmente, es el curso natural de la vida.

Lo importante es la capacidad de amar la vida y a los demás; lo demás es secundario

Lo más importante son los valores perdurables, y la capacidad de amar la vida y a los demás. Esto solo requiere de una mente fuerte y sana, y todo el mundo puede entrenarlos. En cambio, la belleza y la inteligencia, no. De hecho, yo mismo hace tiempo que renuncié a ser guapo y listo. ¡Me la 'repamplinfan' esos valores! No sé cómo de guapo o de listo soy, pero ¡que le den a esos valores! Lo que sí sé es que prefiero ser del club de Gandhi: centrarme en amar la vida y a los demás. Estar en paz y ser yo mismo. Y todo lo demás es secundario, créeme.

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