cannabis

Marihuana medicinal: qué es y cómo se consume

No tiene nada que ver con fumar porros. Y es que como su nombre indica, la marihuana medicinal se usa únicamente con fines terapéuticos.

Araceli Herrero

Periodista especializada en bienestar y lifestyle.

19 de agosto de 2019, 06:18

Hay unos 325.000 españoles que consumen marihuana de forma habitual. De ellos, el Observatorio Español del Cannabis Medicinal calcula que entre 50.000 y 100.000 lo usan con objetivos medicinales. ¿Pero qué diferencia hay entre la marihuana recreativa y la medicinal? En realidad, se trata de la misma planta pero lo que varía es la finalidad con la que se utiliza. A diferencia del cannabis o marihuana recreativa que se toma por placer, la medicinal se utiliza únicamente con un fin médico, para eliminar o paliar ciertos síntomas. El poder terapéutico del cannabis se debe a los cannabinoides, unos principios activos presentes en la planta. Según la enfermedad que se tenga, se utilizará una cepa de la planta u otra (cada una tiene una combinación de cannabinoides diferente) y se preferirá una determinada forma de administración.

¿EN QUÉ ENFERMEDADES PUEDE AYUDAR?

Como nos explica Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal, cada vez son más los síntomas que se pueden tratar con cannabis. Así se ha demostrado que es capaz, entre otras cosas, de inhibir el dolor, atenuar las náuseas y vómitos secundarios a una quimioterapia, aumentar el apetito, tratar la espasticidad (músculos contraídos) en enfermedades neurodegenerativas especialmente en la esclerosis múltiple, mejorar el ánimo de los pacientes y facilitar el sueño.

¿Cómo se toma la marihuana medicinal?

Nada que ver con la típica imagen de fumarse un porro. De hecho, esta forma de consumo está desaconsejada para el uso terapéutico ya que supone la inhalación de sustancias tóxicas. Si la marihuana se mezcla con tabaco se inhalan compuestos cancerígenos y si se prescinde del tabaco, aunque se reducen los riesgos, también se inhalan sustancias nocivas procedentes de la combustión del papel de fumar. Además, con la combustión también se pierde una gran cantidad de cannabinoides. Así si se quiere consumir de forma inhalada (tiene un efecto muy rápido) hay que usar vaporizadores que deben de estar certificados.

A parte, también hay otras muchas formas de administración. La forma de consumo más habitual y estandarizada es por vía oral a través de aceites o grajeas, pero también puede ser por vía tópica a través de cremas, por vía anal o vaginal, por medio de sprays nasales…

LOS RIESGOS

El principal problema de la marihuana medicinal es que no está regulada. Por lo que hay enfermos que están recurriendo a preparados sin saber cuál es exactamente su composición, qué dosis es la que mejor les va, con qué frecuencia deben tomarlo, si puede haber interacciones con otras sustancias o con otros fármacos que estén ingiriendo o los posibles efectos secundarios que pudiera tener. Como subraya Carola Pérez, sería necesario que se llevara a cabo dicha regulación no solo para que se puedan usar los principios activos del cannabis con seguridad, sino también para garantizar cierta eficacia de los tratamientos, ya que puede que la marihuana medicinal que uno tome no sea la que tenga una combinación de los cannabinoides que mejor le irían a su enfermedad concreta.

De hecho, en España por ahora solo hay un medicamento a base de cannabis aprobado por la Seguridad Social y que está indicado para tratar la espasticidad en la esclerosis múltiple, y solo en caso de que los pacientes no hayan respondido a otras terapias.

¿Es legal?

A diferencia de otros países como puede ser Israel o Canadá donde la marihuana medicinal está regulada y se dispone de programas de dispensación, en nuestro país a la marihuana medicinal se le aplican las mismas leyes que a la recreativa. Es decir, el consumo, el cultivo, la posesión y la compra son ilegales a no ser que estos tengan lugar en un ámbito privado (como es el domicilio) y sean sin ánimo de lucro, para el consumo propio. En este caso no es legal, pero tampoco está penalizado.

¿CREA ADICCIÓN?

Según los estudios que hay, el riesgo de que genere adicción es mínimo o nulo. De hecho, como subraya Carola Pérez, “los pacientes que tomamos cannabis tenemos la gran ventaja de que podemos dejarlo en cualquier momento sin sufrir abstinencia”. Además añade que la mayoría de los que recurren a la marihuana medicinal pueden llegar a reducir su consumo de opiáceos y benzodiacepinas, que son medicamentos muy adictivos, hasta en un 50%.

Rechazar y suscribirse

Si quieres actualizar tus preferencias de consentimiento haz click en el siguiente enlace