La mayoría de personas asocian el cambio de década con el inicio de una nueva etapa en su vida. Los 20 suponen el paso a la edad adulta, el inicio de los estudios universitarios y el primer trabajo. A los 30 ya tienes experiencia laboral, te has especializado en algún campo en concreto, has descubierto tu verdadera vocación, eres independiente y, aunque quizá no tengas una pareja estable, sí las has tenido y ya sabes qué quieres y que no.
Y llegan los 40, una etapa asociada popularmente al concepto de "reloj biológico" y a que, según vayas avanzando en ella, se irán reduciendo las posibilidades de concebir porque el cuerpo se irá preparando para otra nueva etapa. Si bien, también hay que ser consciente de que no hay una edad fija y quizá puedas ser madre a punto de cumplir 50.
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Contesta en función de la confianza que tengas con esa persona.
Pero la cuestión aquí no es por qué tienes o no tienes hijos, sino más bien ¿por qué se pregunta tanto? La fuerza de la costumbre hace que se sigan haciendo estas preguntas "sociales", pero a la vez inoportunas y delicadas que pueden generar tensión y malestar a quien las recibe. ¿Cómo gestionarlas?
Acercarse a los 40 y no tener hijos
En este sentido son varios los escenarios posibles que pueden contemplarse cuando estás a punto de cumplir los 40 y que den pie a esta pregunta. Los más frecuentes son que no quieras tener hijos, que los quieras, pero no tengas una relación estable, o que los quieras, pero tu pareja no. Por lo del delicado del tema, evitaremos la cuestión de cuando los quieres y por el motivo que sea no llegan, una situación muy difícil en la que el asesoramiento médico es vital.
Sea cual sea tu situación, es evidente que es una cuestión íntima y delicada que solo te incumbe a ti y, a lo sumo, a tu pareja. Eso es lo primero que tienes que tener claro a la hora de enfrentarte a este tipo de preguntas que, pese a ser molestas, no son malintencionadas. En la actualidad somos más conscientes de que no deben hacerse, pero las seguimos viendo en programas de televisión o entrevistas a pie de calle, lo que aún puede ser más complicado de gestionar. ¿Por qué se siguen haciendo preguntas invasivas e inoportunas?
¿Por qué no deben hacerse este tipo de preguntas?
Aparte de que, como es evidente, entra dentro de la esfera privada de cada persona, nunca sabes lo que hay detrás. Quizá esas mujeres sí que quieren tener hijos o incluso hayan estado embarazadas y no haya salido adelante. Con esas preguntas, además de meternos donde no nos llaman, podemos ocasionar incomodidad e incluso dolor.
Si no preguntamos acerca del dinero que gana una persona porque somos conscientes de que es una indiscreción y nos puede contestar fatal, ¿por qué no nos cortamos al preguntar sobre estas cuestiones mucho más íntimas y delicadas y ante las que se manifiestan claramente vulnerables? Siempre me acuerdo del caso de Jennifer Aniston y de lo mucho que tuvo que sufrir al estar en el punto de mira por esta cuestión, sobre todo una vez casada.
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Aunque no sean malintencionadas, este tipo de preguntas pueden ser dolorosas.
Tienes derecho a no contestar
La psicóloga Sara Navarrete (@sara_navarrete_psicóloga) afirma que estás en todo tu derecho de no contestar, especialmente cuando la pregunta la formula una persona no cercana. En ese caso, siéntete libre y manifiéstale que "con todos mis respetos, sé que tú no eres consciente de la pregunta que me has hecho, pero me gustaría no responderte porque creo que no tenemos la suficiente confianza como para hacerlo".
Esto no es ser agresivo o desagradable, eso es protegerte. "Si haces como si nada y te dejas avasallar, al final estás atacando tu autoestima porque no has puesto un límite donde debías ponerlo", remarca Sara.
¿Cómo afrontarlas sin ser maleducada?
Para evitar situaciones incómodas es importante aprender a enfrentarse a estas preguntas, sobre todo cuando la persona que nos hace esta pregunta no es consciente de lo inapropiada que es. Hay distintos modelos de respuesta que te pueden ayudar a salir del paso.
Lo más importante es marcar los límites y proteger tu privacidad sin sentirte presionada. para lo cual te vendrá bien poner en práctica respuestas asertivas. No es cuestión de empezar a explicar tu planteamiento de vida o tus circunstancias a alguien a quien no le concierne sino más bien intentar salir del paso elegantemente. También es importante establecer esos límites y líneas rojas cuando se trata de familiares, siempre de forma educada y directa.
La ginecoobstreta Dympna Weil cuenta que cuando le preguntaban sobre sus planes de fertilidad, lo pasaba mal, ya que llevaban mucho tiempo intentándolo y decía "¡Ya veremos!". Asimismo, asegura que es mejor responder directamente con comentarios o preguntas del tipo "¿Cómo sabes que no lo estamos intentando? Estas respuestas hacen que la persona quede sin ganas de seguir indagando sobre esta cuestión.
Contestar con una pregunta te ayuda a salir del apuro. Otra respuesta muy socorrida es "¿Por qué es importante esto para ti?". De esta manera reflexionará sobre el tema empatizando y sin ponerse a la defensiva. Si no quieres hablar del tema, dilo de manera tajante para reforzar los límites y no dejar opción para seguir tratando de ello.