Con Olivia Valère todo eran brindis y bailes hasta el amanecer. La francesa fue una de las grandes impulsoras de la noche marbellí, y en su discoteca, que todavía lleva su nombre, se han celebrado las mejores fiestas de la Costa del Sol. Ella era la estrella de su propio universo y gran valedora de un estilo de vida casi extinto. Como la jet-set que encadenaba botellas de champán en las noches estivales de los 90 en su terraza. Lamentablemente, la empresaria falleció en junio de 2022 debido a un cáncer de estómago; y, a pesar de que poseía una cuantiosísima herencia, esta aún lleva dos años sin haber sido repartida. 

Olivia fue mucho más que una prolífica empresaria que logró transformar la fiesta en Marbella. Antes que eso, fue artista. La francesa se hizo conocida en España con su éxito ‘Cantinero de Cuba’, que le abrió las puertas de la popularidad y la encumbró a la fama. Pero las aspiraciones de esta iban más allá de los conciertos y las galas, de ahí que se convirtiera en la fundadora de uno de los mejores conceptos de ocio y diversión nocturna. Tanto éxito tuvo, que logró amasar una de las grandes fortunas de nuestro país, hasta el punto que mostró su lujoso tren de vida en el singular reality ‘Mujeres Ricas’.

Olivia Valère, sin testamento y sin inventario

Para Olivia Valère todo era fácil y lógico. Tan ocupada estaba en vivir, que no pensó que debía hacer testamento. Y ese fue su gran problema. Cuando la muerte le sobrevino en su casa de París, todas sus pertenencias estaban aún por repartir. Pero, también, por ser cuantificadas. 

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Su gran error fue pensar que sus tres hijos repartirían la herencia, pero no contó con la aparición de una cuarta persona que reclamaría su pedazo de pastel: su ex. Olivia Valère era madre de tres hijos, Carinne, Arnaud y Xavier. Los dos primeros fueron fruto de su matrimonio con Albert Albouhair y el tercero con Philippe Roger, quien precisamente les está poniendo las cosas muy difíciles a sus tres vástagos a la hora de dilucidar qué será para quién. 

La herencia de Valère: arte, casas y diamantes

Pero antes de saber cómo será el reparto de las pertenencias, conviene conocer cuáles eran estas. Y es que Olivia Valère tenía tanto de todo, que es necesario un exhaustivo inventario. Y ahí parte uno de los grandes problemas. Los tres hijos no tienen conciencia de todo lo que poseía su madre. La reina de la noche marbellí tenía casas en la Costa del Sol, en Portugal, en Francia; y, además, poseía uno de los joyeros más impresionantes de Europa. La francesa atesoraba carísimas piezas elaboradas con las piedras más exquisitas, diamantes, rubíes y zafiros; unas joyas que siempre quiso que fueran para su única hija, Carinne. “Lucharé por lo que quiero. Mi madre siempre me decía que todas las cosas más personales iban a ser para mí”, contó esta en 2023 a El Español. 

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Olivia también poseía una destacadísima colección de arte. Su debilidad eran las obras del estadounidense Robert Silvers; unos cuadros cuyo paradero ahora se desconoce. Y es que ahí radica otro de los problemas de esta complicada herencia; algunas de estas piezas las tiene Robert, su segundo marido, quien argumenta que a él también le corresponde algo de este legado y hasta una pensión de viudedad.

Los hijos de Olivia, a vueltas con el ex de esta

A pesar de que la pareja se divorció hace años, el padre de Xavier asegura que había vuelto con Olivia Valère en la última etapa de la vida de esta. Algo que los otros dos hijos de la empresaria alegan que no es cierto. “Philipe se ha personado en las dependencias judiciales parisinas diciendo que había vuelto con ella y que, por eso, le corresponde su parte de la herencia. Él se vale de un testamento del 2011 donde, supuestamente, la empresaria le dejaba el usufructo”, aseguró Emilia Zaballos, abogada de Carinne. Algo que, recuerda, no tiene validez por no haberse presentado en España, donde se está resolviendo el tema de la herencia. 

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"Estaban separados desde hacía años y no era el viudo. Él dice que volvieron, pero eso solo es demostrable si hubieran ido al juzgado para que esa separación no tuviese validez y no es el caso”, agregaba la letrada de Carinne, que está especialmente preocupada por todos los objetos que no ha sido capaz de listar en su inventario.

Los herederos, ante el juez

Y ahí radica otra cuestión determinante: el inventario de Olivia Valère. Dada la cantidad de objetos de alto valor que poseía la empresaria y que esta nunca realizó un registro como tal, ahora, casi dos años después de su muerte, ha sido necesario ponerlos todos en orden para, de esta manera, poder repartirlos. Por eso, el pasado mes de octubre, los tres hijos de la fallecida fueron citados para acudir al juzgado de primera instancia número 3 de Marbella para realizar este necesarísimo inventario. El juez requirió que los tres hijos aportaran un listado de pertenencias, pero los herederos no se presentaron a la cita con los documentos respectivos, de ahí que no hayan podido seguir adelante con este reparto de una herencia que, a estas alturas, ya pareciera maldita.

Este listado compartido era esencial para que los tres hijos pusieran en común las pertenencias y, de esta manera, el juez pudiera determinar qué formaba parte de la herencia y qué no. Además, cada uno de estos bienes debían ser tasados por un perito y, una vez con toda la información aportada y cotejada, el juez ya podría dirimir cómo realizar el reparto más equitativo de la herencia; en el caso de que los tres hermanos no llegasen a un acuerdo común.

Medio año después, el inventario parece que aún sigue en el aire. El imposible legado de Olivia Valère permanece en continua danza, como las que siempre se vieron en su histórica discoteca.