Los tatuajes, a día de hoy, forman parte de nuestra identidad. Al igual que nuestro pelo, nuestro maquillaje o nuestro estilo de vestir, llevar tatuajes es un nuevo vehículo de comunicación ‘no verbal’ dentro de la sociedad, un recurso con el que emitimos un mensaje a los demás, pero también definimos nuestra personalidad. Una parte (digamos) de nosotros mismos que, al igual que los mencionados líneas atrás, requiere de cuidados específicos, no solo durante su cicatrización, sino durante todo el año. 

Es habitual pensar que, una vez conseguimos que cicatrice nuestro tatuaje, este no necesitará de más cuidado, ya que “está mimetizado con nuestra piel”, pero es un gran error que muchos especialistas enfrentan en consulta. Y es que, al igual que una vez realizamos nuestras mechas, estas necesitan mantenerse bonitas y luminosas con productos específicos para pelo teñido; con los tatuajes pasa igual. 

Mito tatuaje cicatrizado protección solar
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Estos demandan de una hidratación cotidiana, de cierta higiene y, en meses de mayor exposición solar, como el verano, una protección especial con la que proteger nuestra piel, pero sobre todo el pigmento que da forma a nuestro tatuaje. Como señala Mónica Lizondo, farmacéutica y CEO de Segle, “un mito muy común es pensar que, una vez cicatrizado, el tatuaje ya no necesita protección solar. Eso es un error. Aunque la piel esté curada, el sol sigue degradando los pigmentos, sobre todo los colores más vivos como los rojos.”

Un equívoco muy extendido entre las personas con tatuajes que, a largo plazo, puede derivar en mayores problemas y que, a solo días de estrenar el verano, es importante aclarar antes de que sea demasiado tarde. Porque, si como vimos con la divulgadora Boticaria García, nos solemos quedar cortas cuando usamos protector solar con color; cuando se trata de fotoproteger nuestros tatuajes en la temporada estival, esta ‘mala praxis’ es aún más común.

Para enfrentar este desconocido detalle y que, este verano, protejas y cuides tus tatuajes como se merecen, hemos preguntado a la farmacéutica Mónica Lizondo sobre cómo cuidar los tatuajes esta temporada. Atendiendo puntos como la protección solar en zonas tatuadas, los cuidados después de la exposición solar o qué otras malas prácticas deberíamos evitar para no degradar -más si cabe- el estado de nuestros tatuajes. 

La importancia de escoger un buen protector solar para nuestros tatuajes

Como sabemos, el sol es uno de los principales responsables del envejecimiento prematuro de la piel. Este es capaz de degradar nuestras fuentes de colágeno y elastina, acrecentar la definición de nuestras líneas de expresión y, en los casos de mayor exposición (sin la protección adecuada) derivar en problemas de quemaduras cutáneas y problemas de hiperpigmentación. 

Lo que viene siendo una lista extensa de problemas que, si le sumamos una barrera cutánea debilitada como ocurre en las zonas con tatuajes y un pigmento, generalmente, fotosensible, la ecuación es aún más compleja de enfrentar.

De hecho, lejos de la falsa creencia de que las pieles con tatuajes no deben protegerse o de que basta con un SPF bajo para mantenerles, Mónica Lizondo defiende todo lo contrario, destacan que lo único que consiguen este tipo de prácticas “es acelerar el envejecimiento cutáneo y modificar el resultado estético del tatuaje.”

¿Qué protector solar es mejor para las pieles tatuadas?

Incluso, la farmacéutica especialista en cosmética va más allá y aboga porque no solo es que las pieles tatuadas necesitan protección, sino que, además, demandan de fórmulas más específicas y completas a las que una piel normal puede necesitar. “La piel tatuada necesita una protección solar más rigurosa, especialmente en los primeros años. Lo ideal es utilizar un fotoprotector de amplio espectro con SPF 50+ y reaplicarlo cada dos horas”, defiende la CEO de Segle.

Pero estas características no son las únicas que propone la farmacéutica. También es muy importante atender a la fórmula, es decir, a los ingredientes, que completa estos filtros solares, siendo recomendable optar por aquellos que, además de proteger, “ayuden a mantener la integridad de la piel y del pigmento. Por ejemplo, con antioxidantes, provitamina D o extractos biotecnológicos, para reforzar la función barrera y combatir el estrés oxidativo”, apostilla Mónica Lizondo. 

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Además, es fundamental que el fotoprotector “no contenga ingredientes irritantes como alcoholes o perfumes, especialmente si el tatuaje es reciente”, añade la experta, quien cierra con que, en cuanto a activos beneficiosos, “se puede complementar la rutina con ingredientes regeneradores que refuercen la barrera cutánea.”

Cómo cuidar los tatuajes después de una larga exposición solar

Eso sí, una vez encontrado el protector solar adecuado y aplicado como se recomienda -de forma generosa (con una medida de una cucharadita por zona) y reaplicándose cada dos horas- también es importante mantener este cuidado en casa. 

Cuando la piel está tatuada, especialmente los primeros días, esta “se encuentra inflamada, sensibilizada y con la barrera cutánea comprometida”, explica Lizondo, por lo que es necesario que, además de fotoprotegerla, se complete su mantenimiento con fórmulas humectantes y reparadoras, que mejoren el estado de la función barrera y devuelva a esta piel a un estado saludable. 

Para tal fin, la farmacéutica propone utilizar cosméticos específicos que contengan, por un lado, ceramidas, “esenciales para restaurar y reforzar la función barrera”; también factores de crecimiento, que estimulen la regeneración celular y ayuden a reparar microlesiones sin alterar el pigmento.

Así como activos antiinflamatorios, como el extracto de regaliz o el bisabolol, “que calman la piel y reducen el enrojecimiento” o antiedad, como los péptidos de colágeno, ácido hialurónico, glicerina o el pantenol, “que mejoran la elasticidad y suavidad de la piel y favorecen una cicatrización uniforme”, detalla la especialista. 

Además, si estamos hablando de pieles recientemente tatuadas, es decir, con un tiempo de unas 3 o 4 semanas, Mónica Lizondo recomienda “evitar totalmente la exposición solar directa”. Siendo lo mejor cubrir la zona del tatuaje (y alrededores) con ropa o apósitos transpirables “y no con el papel transparente”, que suele ser algo muy común.

Malas (y comunes) prácticas que pueden degradar tus tatuajes este verano 

De hecho, el uso de estos “films” transparentes abre otro de los debates más amplios referido a los tatuajes: las malas prácticas que -comúnmente- desarrollan las personas con tatuajes.

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Porque sí, igual que es importante hidratar la piel tatuada, repararla con ciertos activos y aplicar una protección solar especial, también hay acciones que debemos evitar por el bien de nuestra piel y de nuestro tatuaje.  “Sí, hay varias conductas que pueden dañar los tatuajes, sobre todo si son recientes”, defiende Lizondo, puntualizando dos actividades principales que, sin querer, muchas veces realizamos con nuestros tatuajes:

  1. Una piel tatuada sin protección. “La más perjudicial es la exposición solar directa sin protección”, pero es que, como adelantamos, estas pieles, lejos de generar una especie de callo solar, son mucho más sensibles y propensas a todo tipo de agresiones solares. El sol, “puede provocar decoloración del pigmento, favorecer reacciones inflamatorias, descamación e, incluso, alterar el trazo del tatuaje”, explica la especialista.
  2. La fase de cicatrización es importante. Aunque, muchas veces, creamos que el agua salada puede ser beneficiosa, Mónica Lizondo es firme: ni los baños en el mar o ni en piscina durante la cicatrización son positivos. Es más, “el cloro de la piscina puede aclarar el pigmento y la sal del mar le puede provocar reacciones.” Además, si nos exponemos directamente al sol en fase de cicatrización, “la piel tatuada puede quemarse más fácilmente porque ha sufrido una microagresión que deja la barrera cutánea más vulnerable”, sentencia la farmacéutica. 

En definitiva, un tatuaje es una forma de expresión que se imprime sobre la piel, de ahí que sea fundamental mantenerla fuerte, equilibrada y protegida. “En Segle trabajamos mucho la combinación de biotecnología y dermatología funcional, y esto es especialmente útil en el cuidado de la piel tatuada”, defiende Mónica Lizondo.

Esta, a modo de conclusión, añade que además de protegerla del sol, “hay que regenerar, calmar y reforzar la función barrera, y en eso los ingredientes como ceramidas y factores de crecimiento marcan una gran diferencia.” Al final, cuidar un tatuaje es cuidar la piel que lo contiene y en esto, no hay peros que valgan.