Carmen Lomana (76 años) es una fiel amante de Marbella. Siempre que tiene ocasión, la socialité se escapa a este destino turístico de lujo de la Costa del Sol para disfrutar de sus playas y de su gente. Pero si hay un lugar que tiene un hueco especial en su corazón ese es Celorio. Se trata de una de las 28 parroquias que comprende el concejo asturiano de Llanes. 

En este espectacular enclave de la costa de apenas 400 habitantes y menos de nueve kilómetros cuadrados de superficie, que se sitúa a los pies del Cuera y cerca de Picos de Europa, Carmen Lomana veranea cada año desde que era una niña junto a sus hermanos María José, Carlos y Rafael. Las ocho playas que lo componen son perfectas para una escapada entre naturaleza. Precisamente en una de ellas, la de Palombina, pasó largos meses de sus etapas estivales. 

"Los recuerdos de esos veranos, de mi pandilla, de mis primeros amores mis padres, cada día están más presentes. Tengo las imágenes de mi madre sentada en el porche de casa mirando el mar. Ella adoraba Celorio y en sus últimos veranos siempre decía 'Dios quiera que no sea el último'", escribía en sus redes sociales Carmen Lomana, rememorando algunos de los mejores años de su vida. 

Como admite, relajarse en Celorio son "días de felicidad". Este amor por esta tierra hace que Carmen Lomana publique de forma ocasional alguna imagen especial para ella. Como en septiembre de 2019, cuando hizo partícipes a sus seguidores de una "foto histórica" en una de sus playas. Aparece posando en unas rocas junto a dos de sus hermanos. "Me produce una ternura enorme verla. Yo quería ser como Massiel y me puse el pelo superoscuro, melena de la época. Ella había ganado Eurovisión y nos tenía fascinados. Yo tenía 18 años y un body de infarto... Así es la vida", contaba.

De sus primeros novios a su boda con Guillermo Capdevila

Fue aquí donde Carmen Lomana conoció las alegrías de sus primeros amores, que la sacaban a bailar en las fiestas del pueblo. Precisamente Llanes fue el lugar escogido por la televisiva para casarse con el diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila, al que conoció una noche en un club de jazz del barrio londinense de Chelsea cuando tenía 22 años.

Cuando le pidió matrimonio a los seis meses, no dudó ni por un segundo el sitio perfecto para celebrar el día más feliz de su vida. "La familia de mi madre es leonesa-asturiana y siempre fue un sitio con un significado sentimental especial para mí. Allí pasé mis veranos juveniles, tuve mis primeros amores... Así que lo primero que hice fue llamar al párroco de Llanes, que en aquel momento era don Gil, para reservar el 13 de diciembre, día de Santa Lucía, porque el 13 es mi número fetiche, y al hotel San Ángel, para encargar el menú de la cena por teléfono y un grupo para tocar porque, como digo siempre, una boda en la que no hay música no es boda ni es nada. Mis padres decían: 'Pero ¿cómo ha conseguido esta mujer organizarlo todo en tan poco tiempo?'", contaba Carmen Lomana.

Dicho y hecho. Ataviada con un vestido de estilo victoriano de la diseñadora inglesa Marisa Martín, el 13 de diciembre de 1974 se dio el 'sí, quiero' con Capdevila en la iglesia románica de Llanes, rodeada de la sierra de Cuera y el mar Cantábrico de fondo.

Fue el día más feliz de su vida con el hombre al que tanto quiso porque, desgraciadamente, un accidente de tráfico les separó tras 23 años juntos. En 1999, el diseñador fallecía, dejando a Carmen Lomana viuda con 49 años. "Hoy, día de añoranza y preciosos recuerdos. 13 de diciembre, Santa Lucía, mi aniversario de boda. Con la persona que más alegría y felicidad dio a mi vida. Guillermo, siempre conmigo, amor", le recordaba en una de sus publicaciones.