Se conoce como deformación profesional a la tendencia de adquirir un mismo prisma para percibir toda cuestión a raíz de la profesión que se tenga. Es decir, vendría a ser el trabajo de uno lo que acaba sesgando su forma de comprender el mundo. También de interactuar con él. No es de extrañar, pues por norma general son 8 las horas diarias que se ejerce. Con excepciones, claro está. Podría ponerse sobre la mesa para demostrarlo el modo de vida dentro de una familia real, donde el peso del sesgo es más bien protocolario. El caso es que Letizia, a pesar de ser Reina, se escapa de los patrones impuestos por la institución, porque antes tuvo una vida corriente. Es por eso que lo aprendido en su trayectoria la acompaña allá donde vaya.

Antes que consorte de un Rey, ella ya era Letizia Ortiz. La periodista incansable, la mujer entregada a la noticia desde bien jovencita. Era esa su labor: contar lo que acaece en el planeta. Informar, hablar, narrar. Desde aquí y desde allá, sin miedo a viajar e instalarse en el lugar que convenga a pesar de cuan peligroso pudiese resultar. No fueron pocos los años que la madre de Leonor y Sofía entregó su vida a la profesión, hasta el punto de convertirse en presentadora del emblemático 'Telediario' de La 1. Justo entonces fue cuando se enamoró del Príncipe, y a sus 31 años dejó atrás esa carrera que tanto disfrutaba para dar la bienvenida a otra etapa. Sin perder sus habilidades, claro está. Para muestra, uno de sus últimos discursos.

Luisa Bolívar, experta en oratoria, analiza el talento discursivo de Letizia

Fue en la tarde del 7 de mayo cuando Letizia volvió a hacer una de esas intervenciones que tanta expectación suscitan entre los más observadores de la Corona. Lo hacía, además, en un momento complicado y con los pies enfundados en unas zapatillas deportivas. La Reina se personaba en el evento sin sus inseparables tacones. Esos que, sean 'kitten' o 'stilettos', son indispensables en sus 'looks' sea cual sea la ocasión, y a pesar de padecer un Neuroma de Morton. El caso es que esta vez no le ha quedado otra opción, porque se ha fracturado un dedo. Pero nada la para. Y las ganas de expresarse, con soltura y una retórica envidiable, no se vieron mermadas por el accidente.

Fue en la entrega de los Premios SM de Literatura Infantil y Juvenil de 'El Barco de Vapor' y 'Gran Angular'. Como amante de las letras, la esposa de Felipe VI también puede presumir de ser una lectora empedernida. No podía fallar a una cita como esta, y mucho menos no manifestar ese parecer suyo en el que se enorgullece de que ese "gesto pausado y esperanzador" de "apagar las pantallas un rato para encender la mente" permita que, en nuestro país, la literatura infantil y juvenil goce "de una salud vigorosa". Un tema que, el de los jóvenes, que ella siente de cerca, pues sus hijas tienen 17 y 18 años.

Letizia
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Pero es que más allá de la implicación emocional, desde CLARA hemos querido ahondar en esas virtudes suyas a la hora de comunicar un mensaje. Es por eso que nos hemos puesto en contacto con Luisa Bolivar, creadora de contenido y experta en oratoria, que nos ha ayudado a descifrar las fortalezas y debilidades de la Reina en ponencias como la que referíamos. "Es una magnífica oradora y comunicadora", nos cuenta nuestra especialista, aludiendo a "un don innato que ella tiene y que ha sabido pulir con su profesión como periodista".

Además, Luisa tiene muy claros cuáles son los puntos fuertes de la Reina en discursos como este: "La primera: la capacidad de hacer un discurso perfectamente ordenado y estructurado, sin necesidad ninguna de tener a mano un papel. Ella tiene sus ideas en su cabeza y las enlaza de forma magistral. En segundo lugar, destacaría que jamás usa muletillas. Las muletillas son esas palabras inútiles que no añaden nada a nuestro discurso, como por ejemplo ‘¿vale?, ‘bueno’, ‘eee’, ‘aaa’... De las cuales no se libran ni los grandes oradores. Sin embargo, doña Letizia no comete ni una. Es muy difícil coger una muletilla en alguno de sus discursos, que siempre son limpios y fluidos. Y en tercer lugar, hace, bajo mi punto de vista, unas pausas magistrales. Ni muy cortas, ni muy largas. Las pausas son muy importantes para que el oyente vaya asimilando el mensaje y pueda seguirlo con facilidad".

Letizia discurso
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Por contra, Bolivar también nos cuenta cuáles serían sus dos consideraciones para terminar de construir "un discurso brillante y de 10 si cabe". "En primer lugar, no hubiera sido necesario empezar el discurso diciendo ‘soy la última’, porque esto no aporta nada al mensaje que quiere transmitir y quizás va a crear la sensación en el oyente de que su discurso ya no es importante", expone en referencia a esta ocasión en particular, para después referir a una manía habitual de la Reina. "Una cosa que ya le he visto hacer en otras ocasiones, es el jugar y ‘toquetear’ los micrófonos constantemente, cosa que hace que la audiencia se distraiga", sentencia. Sea como fuere, nuestra experta lo tiene claro y afirma que es "una mujer que me inspira totalmente (...) por su capacidad de comunicación, por su lenguaje corporal en total consonancia con su mensaje, y su gran habilidad para enlazar ideas".

Letizia pierde en rigidez y gana en naturalidad

Que la forma en la que Letizia se presenta en público ha cambiado mucho desde que aterrizó en Zarzuela es una realidad. Antes de ser Princesa de Asturias, en el anuncio del compromiso, se mostraba dicharachera y se relacionaba con la gente con soltura. Momento que Luisa recuerda con detalle y una anécdota muy curiosa: "Yo no estaba frente a la tele, y cuando le tocó hablar a ella, yo pensaba que era una periodista, que lo era, retransmitiendo el acontecimiento. Una libertad comunicativa que, por desgracia y con el paso de los años, pareció apagarse. Su nueva realidad era otra y quedar en un plano todavía más serio y formal terminó por hacer que el mundo la percibiera fría. No obstante, su experiencia le ha permitido relajarse. Mucho más ahora que sus hijas ya son mayores y ya hecho efectivo el 'check' de cumplir en su labor como madre vigilada por la opinión pública.

Letizia Feder
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Basta con ver el regreso de esa desenvoltura en apariciones de los últimos meses, como la que hizo el pasado marzo en Sevilla en el acto que FEDER organizó con motivo del Día de las Enfermedades Raras el pasado marzo. Fue entonces cuando, desde CLARA, nos pusimos en contacto con Vanessa Guerra, nuestra experta en comunicación no verbal. "Hacía tiempo que no se mostraba tan natural y cercana en un acto público (...). La hemos podido ver mucho más tranquila y desenvuelta, tanto en su discurso verbal como en el no verbal", sentenciaba la especialista. Gran paso para la Reina que en el pasado fue coronada distante. Se valió de una "sonrisa casi permanente y la mirada más relajada que otras ocasiones". Eso, y algo tan propio como su indiscutible capacidad para improvisar.