No está siendo un año fácil para la Corona británica. Basta con leer los titulares de las noticias sobre la familia real inglesa que han copado los tabloides nacionales y extranjeros en los últimos meses. Enfermedades, disputas internas y otros tantos achaques que no han sido fáciles de digerir. Kate Middleton y Carlos III han sido los grandes protagonistas de la crónica 'royal' tras conocerse sudiagnóstico de cáncer. Un escenario difícil en el que, sin lugar a dudas, el cariño de los suyos es fundamental.

Es el caso de sus hijos. Los pequeños de la casa, que cada vez son más pequeños. Y es que si el pasado 25 de abril fue Louis, el menor de sus vástagos, el que cumplió años, ahora le ha tocado a la princesa Charlotte. La única niña nacida de su matrimonio con el príncipe Guillermo ha cumplido los 9 este 2 de mayo. Un día que será por siempre fecha señalada en el calendario de los Windsor porque llegó al mundo la 'mujercita' de la casa. Este año, con el pesar de vivir un momento agridulce por la enfermedad de su madre, y el recuerdo de otros tantos cumpleaños. Como el de cuando no pudo quedarse con un regalo carísimo, aunque quizás no lo tenga demasiado presente.

La princesa Charlotte no pudo quedarse un regalo de lujo

No porque una anécdota como esta se olvide con facilidad, sino porque, en aquel momento, Charlotte era todavía muy pequeña. Ha sido 'Mirror' el que ha recuperado esta curiosidad con motivo del aniversario de la princesa, partiendo de una consigna tan atractiva como que "recibió un regalo valorado en 36.000 libras esterlinas, pero no pudo quedárselo". ¿Cuál era ese obsequio y por qué no hubo posibilidad alguna de mantenerlo? Se trataba, en realidad, de un presente ciertamente extravagante. Más atendiendo al contexto, pues según informa el periódico británico, la tercera en la línea de sucesión al trono era todavía muy pequeña como para precisar de algo así.

Justo cuando los príncipes acababan de darle la bienvenida al mundo, fue la firma Natural Sapphire Company la que apostó por hacerle llegar este costoso artículo a la recién nacida. De acuerdo con lo publicado en 'Express', nada más y nada menos que un sonajero hecho de oro blanco de 18 quilates, ornamentado con diamantes, zafiros y rubíes que formaban la bandera nacional. No era arbitrario que la empresa apostase por enviar este gran obsequio a la familia real, ya que, como sus responsables expusieron, "cuando Kate y William se comprometieron con el icónico anillo de zafiro azul que alguna vez perteneció a la princesa Diana, nuestras ventas de anillos de zafiro se dispararon".

Kate Middleton y Charlotte
GTRES

Sea como fuere, y según concreta el citado diario, "debido a estrictas normas de protocolo real, la pequeña bebé no pudo aprovechar al máximo el increíble regalo". "Por regla general no se aceptaron obsequios de empresas comerciales", también se difundió en 'Express'. Es por eso que, aunque "Kate y William seguramente apreciaron el gesto para su nueva y afortunada hija", la realidad es que "los informes de 2015 afirmaron que era muy poco probable que a Charlotte alguna vez se le permitiera quedarse con el opulento sonajero". 

La emotiva felicitación de Kate Middleton en su cumpleaños más agridulce

Cuestión de bienes materiales, que no siempre son tan importantes. Para muestra, el último y significativo gesto de Kate Middleton con su hija en el día de su cumpleaños. Del mismo modo que hizo con Louis, ahora ha apostado la princesa por tomar una instantánea de su hija. Ha sido esa la imagen que ha quedado publicada en los perfiles de redes sociales de los príncipes de Gales, con un tierno mensaje: "¡Feliz 9 cumpleaños, princesa Charlotte! Gracias por todos los mensajes amables de hoy".

Un gesto de afecto, pues la fotografía la firma la nuera de Carlos III. Ha sido ella quien, objetivo en mano, se ha encargado de inmortalizar esta estampa de la pequeña. La princesa posa en el jardín, junto a las flores y con una sonrisa de oreja a oreja. Kate, que ahora mismo se encuentra alejada de la vida pública para centrarse en su tratamiento médico, demuestra así que hay cosas que nunca cambiarán. Porque a pesar de las adversidades, siempre queda el calor del hogar