Resistencia y resiliencia. Dos conceptos hermanados por la pasión y la entereza. Prácticamente iguales en significante, más allá de cuan parecido sea su significado. También dos conceptos que la reina Camilla puede presumir de llevar por bandera desde hace mucho tiempo. Porque no, en ninguno de los casos ha sido un camino de rosas su trayecto hasta la Corona.

Probablemente, su 'yo' más joven nunca lo hubiera imaginado. Denostada, apartada y repudiada, ahora es su rol uno de los más importantes dentro de la Casa Real británica. Eso más allá de cuan inquebrantable es su apoyo a Carlos III. El hijo de Isabel II, el amor de su vida pese a cualquier traspié, que a sus 75 años afronta un trago amargo en lo que a la salud respecta.

Kate y guillermo

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El cambio de la reina Camilla por la enfermedad de Carlos III

El Rey tiene cáncer. Así lo hizo saber Buckingham después de que su ingreso en el hospital para una operación de próstata sirviera para que los facultativos tomaran consciencia de la enfermedad. Una situación compleja que afecta a su entorno y que deja a su esposa, la mujer por la que tanto ha luchado, en otra posición. Ni mejor, ni peor. Simplemente, un papel distinto que no la separa de su amado, puesto que no dejará de brindarle su amparo durante el tratamiento. El cambio remite a la responsabilidad p��blica. A dar un paso al frente en favor de 'salvar' la Corona. A que la enfermedad del rey Carlos no afecte a la solidez que siempre ha caracterizado el ámbito 'royal' del Reino Unido. Y es que al imprevisto de tener que brindarle ánimos en este desagradable momento, se le suma otra alteración en términos de una agenda que ahora se quedará sin acompañantes.

Camilla y Carlos
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Porque sí: pese a todo, Camilla seguirá dedicada a tiempo completo a todas las actividades oficiales venideras que requieren de su papel como Reina. De este modo, y más allá del príncipe Guillermo y la princesa Ana, es ella en quien recae el peso de la representación total de la institución. Carlos III, que ya se ha instalado en Clarence House con el propósito de seguir realizando determinados trabajos, tiene las espaldas cubiertas. Así lo demuestra esta legión de escuderos, todos parte del Consejo de Estado, que pueden actuar en su nombre en el caso de que las circunstancias así lo requiriesen.

No obstante, es imposible no echar la vista atrás y ver cómo ha sido el trayecto de la Reina hasta llegar a esta posición. De ser condenada por amante y acuñada 'la otra' por el populacho a tener las llaves del cofre que permite mantener la Corona en pie. No se veía venir. ¿O sí? Si de algo no hay dudas, es de que la suya es la historia de un amor incombustible.

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Camilla y Carlos III, la historia de un amor furtivo y perenne

Perenne, que no quita las dificultades de los tiempos pasados ni exime de desafíos en lo interpersonal. Los reyes de Inglaterra se conocieron 1971, ambos parte de los mismos entornos y círculos. Algunas versiones apuntan a que lo suyo fue uno de esos 'flechazos' que no necesitan de una segunda vez durante y un partido de polo. Ella lo cautivó a él haciendo referencia a Alice Keppel y el rey Eduardo VIII, sus bisabuelos y amantes. Se adoraban tanto que comenzaron una relación, pero los vientos de palacio no soplaron a su favor. Ni la reina Isabel ni otros miembros de la familia real la consideraban una pretendienta idónea para el heredero al trono, pues no procedía de la aristocracia.

Y así, dos años después, separaron sus caminos. A la fuerza, cabe destacar. El Rey fue enviado al extranjero por una emisión e Isabel II solicitó a los progenitores de Camilla que la casaran con Andrew Parker Bowles, su ex. Dicho y hecho: la Reina se casó con él, pero sin olvidar a su verdadero amor. Tanto lo quería que lo hizo padrino de su primer hijo. Sería en la llegada de los 80 cuando comenzó su relación Diana Spencer, 'Lady Di'. En 1981 se casaron en la Catedral de San Pablo y comenzó para Carlos la tortura de vivir en un engaño marital.

Lady Di y Carlos III
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Él seguía enamorado de Camilla y así se convirtieron en amantes. Fue en 1993 cuando todo se destapó, con la filtración de conversaciones íntimas de la relación escondida entre el monarca y 'la otra'. Y el resto es historia.

Después de la tormenta, la calma de palacio y un final feliz

La princesa de Gales quedó destrozada ante el estallido mediático y la vorágine lo movió todo tan rápido como la lentitud del desastre pueda permitir. En 1995, Camilla solicitó el divorcio. En 1996, el príncipe hizo lo propio y puso fin a su relación con Diana. El paradigma idóneo para que los súbditos de la corona culpasen a la actual Reina de haber destrozado la que aparentaba ser una familia real de anuncio. En 1997, el accidente de tráfico que se llevó la vida de 'Lady Di' ensució el asunto todavía más. Aun así, Carlos y Camilla nunca frenaron su amor, y al tiempo comenzaron a mostrarse juntos como pareja en público. Sea como fuere, no tuvieron el permiso de la Reina para casarse hasta el 2005.

Carlos III y Camilla
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Una llegada tardía, pero muy importante a la Corona. Por fin, el príncipe de Gales pudo unirse en matrimonio con la mujer que siempre quiso. La mujer que la Casa Real terminó aceptando y en 2023 se convirtió en Reina. La mujer a la que tacharon de villana y que, ahora, es la pieza fundamental para que todo siga a flote. Su mujer.