"Bésame, ámame, cariño", se oye en el inicio de '¡Gózame ya!'. Una de las canciones incluidas en el disco 'Amor y libertad', cuyo lanzamiento data de 1981. Tema recordado por muchos por el ejercicio de la irreverencia. Por esa elisión de los eufemismos, para lograr hablar de algo tan natural como las relaciones íntimas a través de la música. Y por su intérprete, claro está. Nada más y nada menos que Susana Estrada. La gran Susana Estrada, si se revisa la hemeroteca del icono. Mujer pionera en muchos sentidos. Por siempre uno de los rostros más reconocibles del destape.
Fue ese el género cinematográfico imperante en el después de la censura franquista. En 1975, la dictadura había terminado, y con ella incontables opresiones. Para muestra, el hecho de que solo en 1976 casi la mitad de las cintas producidas en España se enmarcaban en este transgresor campo. El de la serie B y los presupuestos limitados. El del alto contenido erótico. Un ámbito en el que Susana se desenvolvió como pez en el agua, aunque también hubo a lo largo de su relato unas tantas sombras entre el fulgor y los destellos de los focos. Pero, ¿cómo terminó su historia?
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De ser bibliotecaria a protagonizar el primer desnudo integral
No hay final escrito, pese a que a los 75 años diste mucho su realidad de lo que antaño fue. Sea como fuere, siempre es preciso echar un vistazo al pasado para comprender el presente. Con la particularidad de que, en el caso de Estrada, nacida en Gijón el 18 de junio de 1949, hay mucho pasado que revisitar. Porque la asturiana vivió rápido. Tanto que, tras formarse en un colegio de monjas ursulinas, a los 16 se casó para poder huir del hogar familiar.
Y haciendo gala de ese avance a los tiempos, la prematuridad tan suya, a los 18 ya estaba separada. Eso sí, también era madre de dos niños a los que debía mantener. Y no, no lo logró gracias a la industria del cine en primera instancia. Antes fue bibliotecaria, en el Ateneo Jovellanos de su Gijón natal. Lo de probar suerte como modelo vendría después, y al mudarse a la capital a principios de los 70 sonaría por fin el pistoletazo de salida de su meteórica carrera como actriz.
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El primero en apostar por ella fue José Luis Merino, que tras hacerse con unas fotos suyas, no dudó en ficharla para 'El zorro de Monterrey'. Después vendrían sus apariciones en 'Las tres perfectas casadas' o 'La trastienda' -donde fue compañera de reparto de María José Cantudo-, que supondrían su salto a la fama definitivo. Tanto como para que le ofreciesen protagonizar un espectáculo en vivo: 'Historia del strip-tease'.
Un show donde Susana parodiaba la escena de Rita Hayworth en 'Gilda'. En lugar de quitarse con garbo y sutileza un guante, se despojaba de todo lo demás. El guante se quedaba. Los tacones también. Se daba así un desnudo integral en directo sobre un escenario. Ella era la primera en llevarlo a cabo en nuestro país.
Por sus 'escándalos' le retiraron el pasaporte y no podía votar
No fueron pocos los que, a pesar de que la transición era el concepto de moda, pusieron el grito en el cielo al saber a qué se dedicaba la gijonesa. "Compañeras de profesión decían de mí que una mujer que se desnuda, ni es actriz ni nada", revelaría al tiempo la propia Susana sobre aquel momento. Algo que no la incomodó en demasía, pues estar en boca de todos le valió protagonizar otras tantos filmes como 'Lucecita' o 'Pepito Piscinas'. Lo anterior, además de aventurarse a formar parte del mercado musical con canciones como el inolvidable 'Acaríciame' o el trabajo de estudio antes mencionado.
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Por no hablar de sus picantes consultorios sobre cuestiones de índole íntima en las extintas revistas 'Lib' y 'Play Lady', donde sin reparo alguno plasmaba para deleite de las lectoras su reivindicación de la educación sexual para las mujeres. También del derecho al propio disfrute, sin ataduras y sin necesidad de enturbiar lo intrínseco al humano. Proclamas que, desafortunadamente, le valieron algún que otro disgusto. Porque aunque Franco ya era historia, la historia seguía impregnada de Franco.
De él y de su persecución a los que rompían tabús. La represión a los escándalos. Y por eso mismo sería procesada judicialmente Susana: por escándalo público. Hasta el punto de que se le llegó a retirar el pasaporte y el derecho al voto hasta 1987, cuando el escándalo público como tal dejó de estar tipificado en el Código Penal. La viva prueba de una moral desconcertante e hipócrita, contra la que Estrada nunca se mantuvo en silencio, y ante la cual siguió divulgando su mensaje mientras continuaba con su trabajo en el cine.
Su vida actual, alejada de la primera línea mediática
Susana siguió caminando de la mano con la polémica, pero también de los triunfos. Incluso llegó a ser parte de la adaptación de 'Aloma', de Mercè Rodoreda, en la 'Novela' de TVE allá por 1977. Después comenzarían sus trabajos a espaciarse cada vez más, pese a que nunca terminaba de desaparecer del todo. Porque en los medios seguía incluso con los 2000 ya bien entrados, atreviéndose a participar en el 'reality' 'La Granja' en el año 2005. Eso, además de hacer más cine, con cameos en filmes como 'Los años desnudos' -un drama que narraba precisamente lo que aconteció en ese destape que Estrada vivió en primera persona- en 2008, o 'Carne cruda', estrenada en el 2011.
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También más música, porque en el 2017 publicó 'The Sexadelic Disco-Funk Sound of... Susana Estrada', un recopilatorio de los temas más destacados de su discografía. Pero es que incluso pasado el 2020 han seguido vivos su figura y su legado, y solo hace falta poner sobre la mesa 'Susana y el sexo', el documental de RTVE que vio la luz en 2021 y en el que se celebra su forma de reivindicar. Un homenaje a su inmarchitable lucha por ser libre.
En esta pieza, ella misma, algo apenada, reconocía que en el medio de la "ola de regreso al pasado" que estamos viviendo, siente a veces al mirar a algunos sectores de la juventud que "todo mi esfuerzo y lo que he aguantado no ha servido". Declaraciones contundentes, y también una reaparición puntual que se desmarca de su nueva vida. Una vida alejada de los focos y en Benidorm. Allí se mudó convencida por el buen clima, y allí sigue. Serena y apacible, pero siempre con el recuerdo presente de un pasado que daría producir otro sinfín de películas.