Aunque suelen ser referencia de elegancia atemporal y protocolo bien entendido, las royals no están exentas de cometer errores de estilo. Con cada aparición pública bajo el escrutinio constante de fotógrafos y prensa, incluso el más mínimo desliz se convierte en noticia. Y aunque muchas de ellas dominan el lenguaje de la moda con maestría, los patinazos ocurren… y, a veces, son memorables.

Desde elecciones desacertadas de vestuario hasta combinaciones que desafían los códigos más clásicos del vestir real, los errores de estilo de las casas reales europeas se analizan con lupa. Ya no se trata solo de seguir el protocolo, sino de hacerlo con coherencia, buen gusto y cierta contemporaneidad. Sin embargo, como cualquier mujer, las royals también experimentan con la moda, y en ese riesgo —a veces necesario— se esconden los tropiezos.

Cuando el look no está a la altura del cargo

"Cometer un patinazo en la realeza implica fallar en el delicado equilibrio entre elegancia, simbolismo y protocolo”, explica Jesús Reyes, periodista experto en moda, Casa Real y autor de 'Leonor. Estilo de una Borbón y Ortiz'. Ya sea por exceso de informalidad o por un exceso de exuberancia, ciertas royals han optado por prendas que restan más que suman. Un ejemplo claro fueron algunos atuendos de la princesa Beatriz de York, que en celebraciones oficiales ha lucido tocados y vestidos que rozan la caricatura, alejándose del equilibrio que se espera de una representante de la corona británica.

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“Hay que tener en cuenta que el estilo de una royal no solo debe ser personal, también debe ser diplomático y atender a unos códigos de vestuario, protocolo, mensajes y comunicación no verbal... Cada elección está supervisada por asesores y está condicionada por la ocasión, el país que visita o el mensaje que se quiere transmitir”, añade. 

Del otro lado del espectro, el minimalismo extremo también puede jugar en contra. Kate Middleton, por ejemplo, suele acertar con conjuntos sobrios y elegantes, pero en algunas ocasiones ha sido criticada por looks demasiado conservadores o apagados que no transmiten la energía de su papel institucional. La clave está en encontrar el punto justo entre sobriedad y estilo personal, algo que no siempre es sencillo.

Kate Middleton
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Prendas incómodas y elecciones poco funcionales

Otro de los errores más comunes entre las royals está en anteponer la estética a la funcionalidad. Ya sea caminando sobre césped con tacones de aguja o eligiendo vestidos demasiado ajustados para actos de larga duración, muchas veces la comodidad queda relegada, lo que se traduce en una imagen poco natural. 

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En este terreno, el experto en moda nos deja tres consejos clave. "Primero, deben conocer su cuerpo y lo que les favorece. Segundo, apostar por diseñadores que respeten el protocolo sin perder la creatividad. Y tercero, jugar con accesorios para aportar modernidad sin desentonar. Si combinamos estos tres elementos con un buen mensaje, historia o apoyo de forma indirecta, comunicación no verbal, habremos logrado una exitosa propuesta”, declara. 

Además, los errores también llegan con las texturas y los tejidos. El satén, aunque lujoso, puede traicionar con arrugas visibles o brillos poco favorecedores bajo la luz del día. Lo mismo ocurre con los vestidos excesivamente ceñidos o los vuelos imprudentes en días ventosos: la moda real también está sujeta a las inclemencias del clima.

Las lecciones de los errores

Pero si algo demuestra la moda real es que incluso los errores pueden ser constructivos. Muchas royals han sabido aprender de sus fallos y evolucionar hacia un estilo más pulido y representativo. “La propia doña Letizia empezó con un estilo muy sobrio y algo rígido, pero ha sabido evolucionar hacia una imagen segura, inspiradora, fresca y actual���, confirma Jesús. 

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El poder de rectificar también transmite un mensaje de cercanía. Ver a figuras públicas enfrentarse a críticas con elegancia —y mejorar— humaniza su papel y genera mayor empatía. La moda no siempre se trata de acertar, sino de expresar, de evolucionar, de conectar. Y, a veces, también de equivocarse.

¿Un paso en falso… o una declaración de estilo?

A veces, los patinazos no son simples errores, sino declaraciones que rompen con lo establecido. Cuando Meghan Markle apostó por trajes de dos piezas o siluetas menos convencionales, fue criticada por romper el protocolo. Pero también fue aplaudida por abrir una nueva narrativa en torno a la moda real. Y ahí es donde reside la diferencia entre fallar por accidente y hacerlo desde una intención disruptiva.

“Desde mi perspectiva y criterio, sin duda. Hoy vemos royals mezclando firmas low cost con alta costura. Hay espacio para la moda arriesgada, siempre que esté bien medida. La clave es arriesgar, pero con elegancia”, sentencia el experto en moda y Casa Real. En un mundo donde cada elección estilística es interpretada al milímetro, las royals caminan una delgada línea entre la tradición y la modernidad. Y aunque no siempre acierten, lo que visten sigue hablando. A veces en susurros… y otras, en titulares.