Hasta las familias más rotas son capaces de reconstruirse cuando soplan vientos de desgracia. Así ha sucedido en la Casa Real británica, desde que una serie de catastróficas desdichas relacionadas con los achaques de salud comenzase el pasado mes de enero. La génesis fue el anuncio del misterioso paso de Kate Middleton por quirófano para someterse a una cirugía abdominal cuyo propósito se desconoce. Todo un misterio de cara a la galería que rápidamente quedaba igualado —eclipsado incluso— por otra enfermedad entre los 'royals'. El rey Carlos III, que también pasó por la mesa de operaciones para tratar un agrandamiento de próstata, era diagnosticado de un cáncer.

Sin dar muchos detalles sobre la dolencia, Buckingham incidió en la necesidad de apartar al monarca de sus responsabilidades oficiales para poder comenzar su tratamiento. Una determinación que dejaba un hueco importante en la representación del Estado que, hasta nuevo aviso, llenará el príncipe Guillermo. Su hijo mayor, el heredero, al mando. Mientras tanto, Harry, su hijo pequeño, afincado al otro lado del charco. La pregunta en el imaginario popular era flagrante: ¿Sería el duque de Sussex capaz de dejar las diferencias con su estirpe atrás y visitar a su padre enfermo? La respuesta no tardó en darse. No solo fue capaz, sino que incluso ha concedido declaraciones al respecto en los medios de comunicación. Declaraciones en las que sorprende ver un cambio de actitud y que le han hecho ganarse a pulso un 'título' que, hasta ahora, ostentaba la duquesa de Cambridge.

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Conchi Álvarez de Cienfuegos

¿Cuál es el 'apodo' de Harry que antes perteneció a Kate Middleton?

La urgencia de Harry por viajar hasta el Reino Unido para ver a Carlos III ha mejorado de forma considerable su posición dentro de la familia real. Fue poco después de que se hiciese pública la enfermedad del Rey cuando se hizo saber que su hijo menor había puesto rumbo a su país natal en vuelo nocturno desde Los Ángeles. Si bien fue una visita exprés, puesto que solo pudieron estar juntos durante 45 minutos, este inesperado reencuentro resultó muy conmovedor para el monarca. Después, el duque de Sussex volvería a los Estados Unidos, pero sin necesidad alguna de obviar cuan delicada es la situación. Ni siquiera al hablar con los medios de comunicación cuando la prensa le interpelaba para conocer de primera mano cómo afronta el diagnóstico de su padre.

Así quedó constatado en su entrevista televisiva en ABC News con motivo de la presentación de la próxima edición de los Juegos Invictus. En declaraciones para el periodista Will Reeve, para un segmento de 'Good Morning America', Harry habló sobre su familia con un sorprendente cariño. "Fui a verlo en cuanto pude. Amo a mi familia. Estoy agradecido por el hecho de que pude subirme a un avión e ir a verlo y pasar tiempo con él", expresó, pese a negarse a entrar en detalles sobre el estado del hijo de Isabel II.

No obstante, sí incidió en su propósito de reconciliarse con los suyos después de unos últimos tiempos verdaderamente convulsos. Un rol que la cronista real escocesa Tessa Dunlop acuñó en 'The News' como el de una nueva versión del marido de Meghan Markle: "pacificador". "Reconciliador", también. Todo por algo tan sencillo como que insistió en lo mucho que quiere a su familia "antes de admitir que cualquier enfermedad une a las familias" para desviar la atención del asunto. Ese rol del mediador intrafamiliar que en el pasado se atribuyó Kate Middleton —por su intención de hacer más llevadera la relación entre los hermanos— y que ahora es suyo. Un nuevo Harry.