Casi todo el mundo no sabe qué decir cuando se encuentra con una mujer que está pasando por un cáncer de mama. Te comentamos qué frases pueden resultar desafortunadas, teniendo en cuenta que cada cáncer y cada mujer son un mundo y no hay un manual del "comportamiento ejemplar".
Antes de su diagnóstico, muchas mujeres que atraviesan por el tratamiento o recuperación de un cáncer de mama confiesan que ellas tampoco habrían sabido qué decir a una amiga o familiar en esa situación. No es fácil. Sabemos que la intención es transmitir apoyo y comprensión. Pero no siempre se encuentran las palabras adecuadas.
Situación incómoda
Lamentablemente, cada vez es más común encontrarse ante alguien que está atravesando esta dura etapa. Lo más recomendable es la naturalidad y no caer en tópicos que pueden resultar incómodos para la otra persona. Las frases que hemos seleccionado son muy comunes y la gran mayoría pueden ser desafortunadas si no se tiene en cuenta cómo es y lo que está viviendo esa paciente oncológica. Cada mujer es un mundo: tiene su personalidad y le rodean sus circunstancias. Y cada cáncer de mama es diferente: los hay de grado más avanzado que requieren mastectomía y duras sesiones de quimioterapia; y, afortunadamente, otros que se superan con radioterapia y tratamiento medicinal preventivo.
Si tienes confianza con la persona, no hay problema. Es muy posible que ella se abra y te responda a tus dudas y comentarios sin dramatismos. Pero si no la conoces muy bien ni sabes en qué estado está su enfermedad, lo más recomendable es ser prudente.
A veces sobran las palabras
Después de leer las frases, puede que pienses ¿entonces qué?, ¿mejor no decir nada? Tampoco es la solución. Aunque comprendas la actitud de la gente, que es normal que no sepan cómo reaccionar, es incómodo que te rehuyan. El cáncer no es contagioso. Lo digo en primera persona, porque estoy a punto de cumplir mi cuarto aniversario desde que me detectaron el cáncer de mama. Tras la intervención, afortunadamente he ido pasando todos los controles y revisiones, sin que haya rastro de cáncer en analíticas ni mamografías. Estupendísima noticia. Pero, sí, recuerdo las primeras reacciones de quienes me rodeaban cuando se enteraron de mi situación y, repito, no es fácil.
Desde mi experiencia, no ayuda mucho la condescendencia –"¡Huuuy, pobrecita!"– ni tampoco la empatía mal entendida –"¡Madre mía, no sé lo que haría si me pasara a mí!"–. Si tienes ganas de hablar y desahogarte, tú misma eliges el momento y la persona con quien hacerlo. Si no, basta con un abrazo, que alguien te coja las manos unos segundos y te mire a los ojos con una sonrisa serena. Un gesto sincero, de apoyo, que te transmita que la otra persona "está ahí", hace que sobren las palabras.