Ser feliz

Rafa Santandreu

Ser feliz

Soy psicólogo por la Universidad de Barcelona y me dedico al trabajo con pacientes, a la formación de profesionales de la salud y a la divulgación de la psicología dando conferencias. Soy autor de varios best sellers:“El arte de no amargarse la vida” , "Ser feliz en Alaska" o "Nada es tan terrible". Desde aquí, cada semana responderé a vuestras consultas. ¿Mi objetivo? Que podáis ser felices en cualquier situación, incluso contra viento y marea.Más información sobre mí.

Me quejo demasiado

Mi novio y mis amigas dicen que me quejo por todo, pero yo solo expreso lo que veo. Ojalá supiera verlo todo más fácil, ¿hay alguna manera?

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Rafael Santandreu

Psicólogo y autor del libro "Sin Miedo".

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Últimamente mi novio y mis amigas dicen que me quejo por todo, yo creo que no es así, que solo expreso lo que veo, pero es verdad que suelo ser muy perfeccionista y encuentro fallos en cualquier cosa. Ya me gustaría verlo todo más fácil, ¿que puedo hacer?

La queja, un tema importante. Todos nos hemos quejado alguna vez, y creo que de forma puntual es algo que puede dar cierto alivio. Otra cosa es la queja continua en prácticamente cualquier situación, si es así, hay un problema.

Ver fallos en todo significa que hay una insatisfacción permanente, como si nunca coincidiese lo que tú crees que debería ser con la realidad. Comportamiento que lógicamente conlleva mucha frustración y poco goce.

Las personas que suelen ser quejicas tienen una visión sesgada de la vida: o es como yo quiero o como creo que tendría que ser o es nefasto. Entonces, ¿qué podemos hacer? Cambiar lo de dentro, nuestro modo de ver las cosas y no empeñarnos en cambiar todo lo de fuera. Una manera de hacerlo, por ejemplo, sería: en lugar de quejarse y decir los “peros”, valora lo que sí hay y piensa si se puede mejorar la situación. Si es que sí, adelante; si no, la aceptamos tal cual, sea como sea.

Quejarse nos hace débiles, hacemos de aquello que falta, o que no es como pensamos, algo importante, terribilizamos. En cambio, si nos convencemos de que no es terrible, solo desagradable, o ni eso, y si asumimos que las cosas son como son y nos desprendemos de la necesidad de perfección, parece que esa losa se vuelve pluma. Piénsalo, esa queja ¿mejora en algo la situación? ¿Hace que algo cambie? Seguramente no, entonces conviértelo en algo que puedes mejorar o disfrútalo. Renuncia a la perfección, aprende a ser feliz con esos pequeños inconvenientes. Transforma la queja en gracias, verás qué resultados tan diferentes.