Cuando pensamos en grandes palacios siempre nos viene a la mente una decoración clásica y tradicional, pero en pleno siglo XXI estos espacios ya no son lo que eran y también pueden albergar propuestas mucho más modernas e inesperadas. Si no, que se lo digan a Máxima de Holanda, cuya última reunión ha puesto de manifiesto cómo la argentina no tiene miedo a divertirse en cuanto a decoración se refiere. 

 

Es una de las royal más atrevidas, naturales y con sentido del humor, por eso sabemos que este espacio seguro que es uno de los favoritos de Máxima de Holanda en el Palacio Huis ten Bosch, de La Haya, donde la Familia Real de Países Bajos reside durante el invierno.  En su último encuentro institucional, la reina ha querido poner en valor un especial salón que muy pocas veces ve la luz. 

Visita del presidente de Nigeria

Durante estos días, la Familia Real Holandesa recibía en Palacio la visita del presidente de Nigeria, Bola Tinubu, y lo hacía en uno de los salones más sorprendentes del palacio. Máxima de Holanda se reunía con el presidente como defensora especial del secretario general de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo
 



Rodeados de arte a lo bestia, esta sala de palacio, denominada como Blauwe Salon, que podríamos traducirlo al español como “Salón Azul”, ha sido decorada por los artistas Maurice Scheltens y Lliesbeth Abbenes, y se encuentra con las paredes totalmente pintadas con elementos variados, como muebles, figuras o decoraciones en un trazo que se olvida del realismo para convertirse en un arte mucho más pop y esquemático.

Las diferentes imágenes que rodean el salón son elementos significativos para la propia Familia Real de Países Bajos y su historia. Por ejemplo, se encuentra un águila de la Patagonia, en referencia directa a los orígenes de Máxima Zorreguieta, una bandera de las Naciones Unidas o cascabeles, patines, cunas y sillas para niños que harían referencia al príncipe Friso o a las reinas Guillermina, Juliana y Beatriz, entre otros muchos detalles como muebles, animales u objetos que solo la propia Familia Real podrá desentrañar porque les toca muy de cerca. Esta maraña de elementos hace de las paredes de esta estancia un lugar único y tremendamente sorprendente.

Este salón es de uso institucional y se suele destinar al encuentro de los monarcas para realizar los recibimientos oficiales. Allí mismo se pueden disponer y concretar asuntos o bien, en otras ocasiones, sirve de antesala de una reunión posterior privada.

Un acompañante muy especial

Mambo ha sido el “tercero en discordia” durante esta visita, y es que el perro caniche de la Princesa Amalia, la hija de Guillermo y Máxima de Holanda, también ha decidido colarse en la estancia durante la reunión y la presencia de la prensa en el encuentro, justo en brazos de la reina y sentado a su lado.

No es la primera vez que el perrito decide convertirse en un protagonista más de la Familia Real cuando, al reunirse o estar presentes en diferentes estancias de Palacio, decide entrar en las salas para cotillear y saludar a los allí asistentes. Por ejemplo, Mambo también estuvo presente en la recepción que Máxima de Holanda dio a Mia Mottley, la primera ministra de Barbados, en febrero de este mismo año

Además, el perro, que llego al palacio como regalo por el cumpleaños número 50 del rey Guillermo, es un imprescindible en muchas de las fotografías familiares que la Familia Real de Países Bajos realiza a menudo para comunicar sobre sus novedades o días especiales, como cuando dan la bienvenida al verano o felicitan la Navidad.