Compromiso Real

Deja plantada a su familia cada año: ¿Por qué Charlene de Mónaco nunca va al Baile de la Rosa?

Es una de las fechas más importantes para la Familia Real de Mónaco, pero la Princesa Charlene nunca quiere acudir, ¿Por qué?

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Manu romero
Manu Romero

Periodista especializado en corazón y moda

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Hay compromisos familiares a los que no nos apetece mucho ir. Si no, que se lo digan a Charlene de Mónaco, que cada año intenta evitar de su agenda el Baile de la Rosa, una de las citas imprescindibles para la Familia Real de Mónaco desde hace más de 60 años.

Si bien sabemos que la africana no es dada a multitudinarias apariciones, sí que sorprende que no esté presente en una fecha tan importante para la corona. ¿Por qué ahora no acude al Baile de la Rosa acompañando a su marido, el Heredero al Trono de Mónaco?

Diez años de ausencia

El próximo sábado, 23 de marzo, en la  Salle des Étoiles del Sporting de Montecarlo, se celebrará una nueva edición de este evento benéfico, cuya temática en esta ocasión es ‘Disco’, que reunirá a miles de personalidades influyentes de todo el mundo. Pero seguramente faltará una de las mujeres más importantes para el principado. En 2024 se cumplirán 10 años desde que la Princesa Charlene de Mónaco dejara de acudir a este icónico evento.

Baile de la Rosa 2014
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La presencia limitada de Charlene

No cabe duda de que la agenda de Charlene de Mónaco es una de las más limitadas de las royals europeas, la reina aparece en pocas ocasiones y siempre que sean compromisos completamente guionizados y controlados. Estaría evitando así la monarca el mostrarse demasiado cohibida o no saber actuar en cada circunstancia. 

Es por ello que su presencia en un acto así de distendido, tan largo y donde se debe socializar en cada momento, con tantas personas diferentes, y tantas posibilidades y sorpresas a lo largo de la noche, pero siempre tremendamente vigilados por la prensa, puede aumentar el estrés de la Princesa Charlene, que no querría sentirse juzgada en cada uno de sus movimientos.

Alberto de Mónaco junto a Charlene y sus hijos.

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Mala relación entre cuñadas

Aunque no ha habido reacciones viscerales, ni malos gestos públicos entre ellas, la prensa defiende que existe una muy mala relación entre Charlene y su cuñada, Carolina de Mónaco. El hecho de que la hermana del Príncipe Alberto sea la anfitriona principal de este evento hace que la falta de Charlene se perciba como un dardo envenenado para la aristócrata y una muestra pública por parte de la Princesa de su no apoyo a la iniciativa de su cuñada.

Lo cierto es que las interacciones públicas de ambas son muy limitadas, pocas veces comparecen juntas o acuden a los mismos eventos. Según la prensa francesa, la enemistad empezaría por parte de la propia Carolina de Mónaco, que no aceptó desde el principio el ingreso de Charlene en la vida de su hermano, “por temor a que pudiera hacerle sombra como verdadera primera dama de Mónaco”, expone la prensa.

charlene carolina
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Un encuentro solidario

Desde sus inicios, el Baile de la Rosa tiene como objetivo principal recaudar fondos para ayudar a determinadas ONGs, a través de la Fundación Grace Kelly, especializada a la ayuda a la infancia, cuyos máximos promotores son los propios Grimaldi. Aunque sabemos que Charlene valora tremendamente su discreción y limita su presencia en fiestas, sí creemos que un motivo tan noble  como este debería contar con su presencia.

Si bien es cierto que a lo largo de los años se han recaudado millones de euros para diversas causas benéficas, la imagen de glamour del baile, sus trajes, y el encuentro de personalidades relevantes, lamentablemente ha primado sobre su importante fondo solidario.

Una tradición “en declive”

El Baile de la Rosa era uno de los eventos más importantes del mundo, pero poco a poco se ha convertido en un acto sólo relevante en la agenda monegasca y la familia Grimaldi. Desde que la propia Princesa Grace Kelly lo creara en el año 1954 este encuentro ha pasado por fases muy diversas. 

El evento siempre ha sido considerado  “un referente de elegancia, glamour y exclusividad”, pero con una doble cara. Ha sido el colmo de la exquisitez, pero también una de las fiestas más desenfrenadas de la aristocracia europea.  Este baile incluye miembros de la realeza, aristócratas, celebridades, empresarios y personalidades influyentes, pero cada vez vemos nombres menos relevantes.