“Con una luz muy tenue, las dos mujeres cenaban frente al televisor”. Las dos mujeres a las que hace referencia la anécdota, que siempre recuerda Pilar Eyre, no eran otras que doña Sofía y su hermana, la princesa Irene. Las dos fueron sorprendidas hace algunos años por un amigo del Rey, que caminaba despistado por Zarzuela, y se topó con la costumbrista estampa. Desde entonces, ese rápido vistazo a la privacidad de la reina emérita se ha convertido en el mejor testimonio de cómo es su actual vida en el Palacio que antaño vivió de una manera tan expansiva y del que ahora solo habita una pequeñísima parte del mismo.
¿Desde cuándo lleva viviendo la reina Sofía en el Palacio de la Zarzuela?
Para comprender cómo es la actual vida de la emérita en su Zarzuela, debemos remontarnos a sus orígenes. Juan Carlos y Sofía acaban de convertirse en matrimonio y estaban establecidos en Estoril, ciudad refugio de Don Juan y de sus hijos. Los entonces príncipes estaban establecidos en una pequeñísima casa que les había prestado el padre de él. Pero cuando llevaban pocos meses ahí instalados, surgió la oportunidad de regresar a España. Una vuelta, además, a lo grande. En 1963, Francisco Franco les propuso que se instalaran en un palacio cercano al Pardo, que había sido levantado para albergar las cacerías de Fernando de Austria en 1628.
En su concepción inicial solo constaba de una planta con un sótano, donde se establecían las dependencias para el servicio. Este lugar, construido sobre zarzas, las cuales otorgan su nombre al palacio, se convirtió en uno de los lugares preferidos de la realeza de los siglos XVII y XVIII para departir y evadirse. Eran escapadas en las que todo giraba en torno a la caza y donde, además, para diversión de los participantes, se ofrecían representaciones musicales. De hecho, aquí nacieron las zarzuelas como género teatral.
Poco a poco cayó en desuso y la Guerra Civil terminó dejándola de lo más dañada. Cuando se propuso que Juan Carlos y su futura familia se instalaran en esta casona, necesitaba una verdadera remodelación total.
Aquella planta rectangular con sótano incluido necesitaba añadir otra más a su edificación, así como diferentes alas. El encargado de su reforma integral no sería otro que Diego Méndez, uno de los arquitectos de más renombre de la época del Régimen y a quien también se le había mandado edificar El Valle de los Caídos. Era, por lo tanto, una persona de absoluta confianza para Franco, que deseaba honrar a sus futuros vecinos.
En un momento como los años sesenta, en plena dictadura, una de las consideraciones que debía tener el nuevo hogar de los príncipes era su propia capilla, así que fue otra de las primeras apreciaciones que se tuvo en cuenta a la hora de modificar los planos de Zarzuela. Y como todo no iba a ser rezar… también tocaba añadir un pequeño guiño al esparcimiento, de ahí que se construyera una piscina, donde tantos saltos de bomba después darían Felipe y sus hermanas.
Así es, en la actualidad, el Palacio de la Zarzuela
Por supuesto que no fueron las únicas reformas que necesitó la casa. Tras la muerte de Franco, la casa debía convertirse en un verdadero palacio, un centro neurálgico que respondiera a las necesidades reales de quienes lo habitaban.
Por tanto, entonces se le encargó a Manuel del Rico Martínez los nuevos cambios. Había que dedicar un ala de Zarzuela a los asuntos del Estado, así que se fijó que el lugar derecho sería para ello, mientras que el izquierdo quedaría como vivienda propiamente dicha.
Jamás hemos tenido acceso a los dormitorios de los monarcas o a las habitaciones privadas de las princesas. Lo más cerca que hemos estado de contemplar esa intimidad ha sido echando un vistazo a dependencias comunes como el salón donde la reina Sofía ha recibido en incontables ocasiones a sus visitas más especiales. Una estancia plagada de recuerdos familiares y de corte clásico y barroco, que se aprecia en el gusto por los muebles oscuros, las consolas con dorados y mil detalles, y los tapizados florales.
Zarzuela es un palacio en el que abundan las maderas nobles en paredes y mobiliario, de donde cuelgan espectaculares tapices. Lo vemos en el despacho personal de Felipe VI; así como en el salón principal; donde los cuadros de los miembros de la familia se distribuyen por todas las paredes, al tiempo que los ramos de flores frescas descansan sobre las mesas.
¿En qué parte de Zarzuela vive la reina Sofía?
Tal y como ha contado Pilar Eyre, cuando los reyes decidieron separar sus dormitorios, doña Sofía se estableció en la primera planta, muy cerca de su hermana.
En los años 70, la Reina pidió que se creara un apartamento privado para su hermana Irene de Grecia y para su madre, que entonces aún vivía. Manuel del Rico construyó la zona de vivienda más cómoda de toda Zarzuela para que pudiera ser disfrutada por esta hermanísima en la sombra. Ahora, precisamente este lugar es el favorito de la Reina y donde más tiempo pasa junto a la ‘tía Pecu’.
Se trata de un espacio muy pequeño y cómodo; pero que goza de una enorme independencia. Consta de dormitorios, una pequeña sala de estar y baño; espacio más que de sobra para estas dos mujeres que llevan años siendo inseparables.
Hasta el pequeño apartamento debe llegar la comida, que se prepara en el semisótano para que las dos mujeres más veteranas de la Zarzuela coman y cenen. Siempre platos ligeros, con predilección por los vegetales y los pescados, nada de carne. La Reina lleva años manteniendo esta alimentación que también impone en sus visitas de trabajo.
El detalle 'fit' de doña Sofía en su dormitorio
La reina Sofía tiene 85 espléndidos años. La emérita se mantiene muy activa y ágil y, quizás, parte de la responsabilidad de su buen estado físico recae en la máquina que dispone en su dormitorio.
La Reina cuenta con una cinta de correr en su cuarto privado. Una herramienta de gimnasio que ella emplea en su versión de menor velocidad, pero que le proporciona agradables caminatas sin tener que salir de casa.
Un ambiente tranquilo que le proporciona el máximo confort, Sofía tiene muy claro que Zarzuela es su hogar y lo seguirá siendo hasta el fin de sus días.