¡Son preciosos!

5 pueblos de España increíbles que parecen un Belén de Navidad (ideales para visitar en diciembre)

Una estampa navideña tradicional es el portal de Belén, en muchas casas forma también parte de la decoración. Pero la mejor parte se la llevan estos pueblos que parecen uno de verdad.

5 pueblos de España que parecen un Belén de Navidad
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SoniaDoradoOrellana
Sonia Dorado Orellana

Experta en belleza, tendencias, estilo de vida y hogar

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La Navidad es una de las épocas más bonitas y entrañables del año, principalmente porque nos reunimos con la familia y con todos nuestros seres queridos. Cuando se acercan las fiestas navideñas y empezamos a decorar la casa, hay dos elementos que nunca faltan en la decoración, el árbol de Navidad y el portal de Belén.

Y es que el portal de Belén para la religión cristiana tiene un gran significado, de hecho, es el significado que engloba toda las festividades navideñas. Pues bien, este portal de Belén lo tenemos repartido por diferentes pueblos de España y, no, no tienen a la burra o al buey pero sí toda la estética de sus casitas y calles de piedras. Si tienes tiempo, te invitamos a que visites uno de estos 5 pueblos de España que parecen un Belén de Navidad.

5 pueblos de España que parecen un Belén de Navidad

Te hemos preparado el siguiente listado que recoge 5 pueblos de España que parecen un Belén de Navidad por si tienes tiempo en las vacaciones o algún día libre y te apetece pasarte a visitarlos, merece mucho la pena:

Benasque (Huesca)

huesca

En el corazón del Pirineo aragonés, en la provincia de Huesca, se encuentra Benasque, un pueblo muy pequeñito de unos 2.000 habitantes el cual parece un pesebre viviente gracias a sus calles adoquinadas, sus casas de piedra y sus iglesias góticas. Y es que su arquitectura rústica y su ubicación pintoresca entre imponentes montañas, convierten a Benasque en un verdadero lienzo de la Navidad. De hecho, es punto de partida para explorar el Parque Natural Posets-Maladeta, lo que hace que vengan a él muchos amantes del esquí y la naturaleza.

Montefrío (Granada)

Montefrío Granada

En el sur de España, Andalucía, también tenemos pueblitos que parecen un portal de Belén, como es el caso de Montefrío, en Granada, donde sus casas encaladas escalan la colina donde yace su icónico templo neoclásico. Con cerca de 6.000 habitantes, este tesoro andaluz es una fusión entre lo antiguo y lo contemporáneo, una alquimia que cautiva a los visitantes con sus vistas panorámicas y la esencia de un pueblo arraigado en el legado cultural de España.

Pals (Girona)

Pals Girona

Pals, en Girona, es un laberinto de calles empedradas y casas de piedra del siglo XII. Este pueblo medieval, con alrededor de 2,500 habitantes, se erige sobre una colina, ofreciendo vistas a los arrozales y el mar Mediterráneo. Testigo de la historia catalana, fue reconstruido tras la Guerra Civil, conservando su esencia medieval. Las torres, murallas y la imponente iglesia gótica de Sant Pere evocan su pasado glorioso y la misma imagen de un portal de Belén.

Ochagavía (Navarra)

Ochagavía (Navarra)

Ochagavía cautiva con sus casas de tejados puntiagudos y balcones de madera. Con apenas 500 habitantes, este pueblo pirenaico atestigua su pasado como enclave comercial y ganadero. Sus calles empedradas y la iglesia de San Juan Bautista, datada en el siglo XVI, son testigos de su legado histórico. Rodeada de naturaleza exuberante, es un destino para los amantes del senderismo y la cultura vasco-navarra, donde la arquitectura tradicional se entrelaza con la serenidad de un entorno montañoso que enmarca la esencia de la vida rural.

Mura (Barcelona)

Mura Barcelona

Mura, en Barcelona, resguarda una arquitectura medieval encantadora. Con apenas 800 habitantes, este pueblo histórico revela su legado romano y musulmán en sus calles empedradas y casas de piedra. Su iglesia románica del siglo XI, San Martín, y las ruinas del castillo coronando la colina, narran su pasado defensivo. Enclavado en un paisaje montañoso, Mura seduce con su tranquilidad y la fusión entre la historia y la naturaleza. Sus rincones emanan una esencia ancestral que invita a pasear entre murallas y plazas, preservando el encanto de un pasado arraigado en la idiosincrasia catalana.