Hace un mes que me han ascendido en el trabajo, ahora soy jefa de área y tengo que coordinar a mi equipo y revisar los proyectos. Pero lo llevo fatal, me siento triste y siento que todo es culpa mía. Sé que no es así, pero no puedo evitarlo. Me siento responsable de todo y si no sale como espero, me puedo pasar días y días fustigándome por no haberlo previsto, por no haberlo hecho mejor, por no ser mas lista… estoy agotada, ¡no sé qué hacer!

La culpa no sirve absolutamente para nada. En el fondo es un sentimiento que proviene de una idea irracional (y nada sana) de exigencia. La culpa es un juicio. Lo haces bien o lo haces fatal, horrible, desastroso…¡vamos!, que solo falta el cartel de "prohibido equivocarse". Pocas cosas hay tan irracionales. Todos fallamos, todos nos equivocamos. Pretender que no suceda nunca y encima condenarse por ello es el colmo.

Yo abogo por la responsabilidad, esta sí es un actitud inteligente y sana.

Si te sientes culpable, solo te sentirás como un despojo y poco más, no podrás dejar de repetir lo mal que lo hiciste. Pero solo eso, sin pensar en una solución.

Si te haces responsable, entonces la cosa cambia radicalmente. Puedes reparar, pedir perdón y asumir que no somos perfectos. Los errores pueden ser situaciones en las que aprender a gestionar los fallos. Gracias a ellos irás a aprendiendo a afrontar los fallos de una forma más sana y eficaz. Los seres humanos somos maravillosos y “fallones” al mismo tiempo.

Gracias a muchos errores, la humanidad ha ido aprendiendo, creando, inventando nuevas fórmulas…, evolucionando en todos los sentidos.

Lo primero que creo que deberías hacer es desconectar del trabajo, tómate un respiro y decide qué actitud quieres tomar. Asume que te vas a equivocar y también que vas a acertar. Disfruta de tu nuevo puesto, fíjate en las ventajas que tiene y organízate.

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Paula Martínez