Ni relajada ni a gusto, la Letizia más incómoda bajo la lupa de una experta en lenguaje no verbal

No podemos negar que Letizia sabe guardar el protocolo mejor que nadie. Es una de las royals que más controla y sabe mostrar su imagen pública en los diferentes actos, tanto oficiales como familiares. ¿Su objetivo? Ser la mejor guardando las formas. Su saber estar es una de las características que más suelen destacar de ella los expertos en protocolo, pero hay algo que la delata cuando no se siente cómoda: su cuerpo y sus gestos.

Sí, Letizia gesticula bastante. Es algo que se ha observado desde sus inicios en la televisión. Con el tiempo, Letizia ha aprendido a controlar mejor sus gestos, pero sigue siendo una persona expresiva, que utiliza todo su cuerpo para comunicar sus ideas y emociones.

Fruncir el ceño, apretar los labios, levantar las cejas, cruzar los brazos, caminar de forma rápida o nerviosa, o incluso cambiar el tono de voz son algunos ejemplos de comportamientos que se pueden analizar y medir para investigar los sentimientos de las personas sin que estas hayan dicho ni una sola palabra. Y es que el lenguaje no verbal es muy difícil de controlar, incluso aunque seas la Reina de España.

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Hemos preguntado a Vanessa Guerra, experta en lenguaje corporal y emociones, para que analice el encuentro familiar que ha tenido lugar en Londres, donde Letizia se ha reunido en la misa homenaje al Rey Constantino de Grecia tanto con suegro, Juan Carlos I, como con sus cuñadas, la Infanta Elena y Cristina.

Sonrisas y saludos forzados

En las imágenes de la llegada, Vanessa nos explica cómo en alguna ocasión Letizia ha forzado una sonrisa y un gesto amable con algunos invitados, “por la propia coyuntura del evento”, en la que mostraba una mirada y una expresión afable en su rostro. Por ejemplo, esto ha ocurrido cuando se ha encontrado con doña Sofía. No podemos olvidar que se encontraban en una misa homenaje del hermano de la reina emérita, así que seguro que quería mostrar su cariño y apoyo.

Miradas esquivas

En este acto, el protocolo ha ordenado que la familia no solo compartiera espacio, sino incluso el mismo banco en la iglesia, como ya ocurrió durante el funeral de Isabel II. Esto ha hecho que Letizia se siente justo al lado de Juan Carlos I. En esos momentos del encuentro sus miradas han estado perdidas y desconectadas, mirando cada uno para un lado, y "sus cuerpos también estaban dirigidos en distinta posición", claramente intentando “evitar el contacto más de la cuenta” y generando momentos de tensión.

Una “barrera” de separación. 

Como explica la experta en comunicación no verbal, hay un momento muy cercano y emotivo en la ceremonia, cuando el Rey Felipe y Letizia interactúan con Aquiles, el hijo de Marie Chantal, pero incluso ahí el cuerpo de Letizia sigue orientado hacia la derecha. “Esto crea una especie de barrera física para seguir delimitando el contacto físico con Juan Carlos I”, mientras que sí se muestra simpática, e incluso divertida, con el hijo de la Familia Real Griega.

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Unión de pareja

En general vemos que no hay interacción ninguna entre Juan Carlos y Letizia durante la ceremonia, mientras que el Rey Felipe mantiene una actitud sonriente, amable y conciliadora todo el tiempo. Quizás podría ser para contrarrestar la posible tensión que hay entre la asturiana y el rey emérito.

Lo que sí se ha visto claramente es la fuerte unión entre Felipe y Letizia, que han llegado solos y se han mostrado, gracias a sus sonrisas y gestos cómplices, como el apoyo el uno del otro durante toda la ceremonia.

Miradas de condescendencia

Por supuesto que a lo largo de la jornada también se han podido ver algunas imágenes de la Reina Letizia mirando a Juan Carlos I. “Tiene un gesto con aire condescendiente que desciframos debido a la expresión de su mirada, el giro de su cabeza y el gesto de su sonrisa, más marcada hacia el lado derecho. Todo ello puede traducirse como de superioridad o altivez”.

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Una salida sobria

También a la salida hemos podido ver cómo Doña Letizia se adelanta un poco al propio Rey Felipe y a Juan Carlos I y camina mirando al suelo. Para mantener un poco de distancia de la familia y de nuevo intentando evitar una conexión con su suegro. Felipe mira hacia adelante seriamente, seguramente guardando sintonía con el momento de la misa, pero quizá también un poco tenso por la situación de desconexión entre su familia y la Reina.