Se recomienda comer este alimento entre 3 y 4 veces por semana, pero a menudo cuesta cumplirlo porque no gusta, por las espinas, por el precio... Sin embargo, con las propuestas de recetas con pescado fáciles que has visto y los trucos que tienes a continuación, ya no habrá excusas que valgan. Aquí tienes todo lo que necesitas para saber cómo cocinarlo.
Entre 30 y 60 g de pescado azul cubre las necesidades diarias de omega 3.
En carpaccio
Aparte del marinado con hierbas y especias, la gracia de este plato de pescado es que el atún, salmón, tucha... esté cortado en láminas muy finas. Si es un lomo, te será más fácil cortarlo si antes lo envuelves en film y lo dejas unas dos horas en el congelador.
Ahumados, la opción rápida
El más consumido es el salmón, pero también hay bacalao, atún, trucha, anguila... Ahumados aportan casi los mismos nutrientes que frescos. Puedes añadirlos a ensaladas, tostaditas con queso fresco y tomate, sándwiches vegetales... Eso sí, no abuses porque tienen mucha sal.
En pastel, listo con antelación
Prepáralo antes y tendrás la comida resuelta al volver de la piscina o la playa. Solo tienes que mezclar el pescado cocido y desmenuzado con gambas, huevo batido, nata, salsa de tomate, y cuajarlo en un molde en el horno al baño María. Puedes hacerlo más económico si le añades miga de pan. El sabor del pescado se disimula con esta preparación, y más si lo sirves con una mayonesa light o una yogonesa, una mayonesa de yogurt.
Flanes individuales
Otra técnica infalible de camuflaje es en forma de flan. Ni los más reacios al pescado se podrán resistir. Puedes utilizar cualquier clase, pero los filetes de merluza o lenguado cocidos al vapor son ideales porque su sabor es suave. Se hacen más o menos igual que el pastel y el gusto del pescado se “camufla” al mezclarlo con verduritas, sofrito de tomate... También puedes añadir colas de gambas o langostinos. Sírvelos fríos. Y si haces más cantidad, se conservan 2-3 días en la nevera.
Con sopa o cremas tibias
Dependiendo de la época, entran muy bien. Puedes prepararlas con todo tipo de pescados, como bacalao desalado con patatas. O también hacer una crema de verduras (espárragos, calabacín...) y añadirle taquitos de pescado. La de espárragos, por ejemplo, combina de maravilla con salmón.
Empanadillas variadas
No te limites a las típicas de atún, puedes utilizar cualquier pescado, como sardinas o caballa en aceite desmenuzadas. Si haces una empanada gallega grande, puedes rellenarla con más verduras, como pimientos y cebolla asados, e incluso huevo duro. Es un modo de abaratarlo porque mezclas el pescado con otros ingredientes más económicos.
En hamburguesa
Otra idea para incorporar el pescado es hacer unas hamburguesas de pescado. El truco es mezclarlo con huevo, un poco de leche descremada y cebolla o puerro pochados. Así te quedarán bien ligadas y te resultará mucho más económico.
Buñuelos y croquetas
Las croquetas y los buñuelos, como los clásicos de bacalao, son un clásico de las técnicas para aprovechar las sobras y enmascarar el pescado, y también aprovecharlo al máximo. Si te sobra pescado al horno o un poco de paella, por ejemplo, puedes aprovecharlos para hacer unas deliciosas croquetas.
Brochetas y otras presentaciones apetitosas
A veces solo es necesario presentar un plato de forma atractiva para que bajemos la guardia y aceptemos probar ese alimento que, de entrada, nos tira para atrás. Las brochetas de atún o salmón, por ejemplo, suelen apetecer más que ver sobre el plato una rodaja de estos pescados con la espina en medio.
Sándwiches y bocatas
Hay vida más allá del embutido. Añade salmón, atún, sardinas o caballa a tus bocadillos. Incluso las de la lata se consideran sanísimas. Y así reduces el consumo de carnes procesadas, que no son demasiado recomendables y pueden ser muy calóricas.